El intendente Pablo Javkin apeló a la racionalidad para lograr acuerdos políticos entre oficialismo y oposición, y consideró que se debe salir de situaciones como la falta de presupuesto nacional, porque el Congreso Nacional lo rechazó. “Quiero ser contundente, eso es joderle la vida a la gente", dijo el jefe comunal, y abundó sobre sus consecuencias para la ciudad. Es decir, para los rosarinos. "Vas a encontrar 200 llamados puteando por el sistema de transporte. La pandemia lo quebró. ¿Cuál era una de las primeras peleas a dar? Que tengamos subsidios como el interior merece. No habíamos conseguido lo que merece, pero sí probablemente el mayor nivel de subsidios en mucho tiempo. Ahora hay que empezar de nuevo y eso es la incertidumbre de que cuando vuelvan las clases no sepamos qué sistema de transporte vamos a tener y con qué recursos". En una larga entrevista en el programa Radioactividad, por Radio Universidad de Rosario, Javkin consideró: "No tiene lógica eso, no nos puede pasar. El resultado del Congreso es de una lejanía con la vida cotidiana que es gravísima”. También se refirió a los realineamientos en el Frente Progresista y a la amenaza que significan las expresiones "extremas", como la ultraderecha.
-Después de la foto con Scarpín, que fue al día siguiente de las elecciones, dije '¿Para qué hace esto? ¿Para provocar? ¿Para ir preparando el terreno? ¿Para sondear?' Sé que son amigos pero Scarpin es el intendente de Vicentín más que de la localidad de Avellaneda y es un notado anticuarentena. Se contagió él y toda su familia defendiendo a Vicentin. Puedo entender el afecto y la situación personal, pero ¿Por qué esa foto?
-A los cinco días me reuní con Lewandowski y no tuvo la misma repercusión, es decir, me reuní con los dos senadores electos...
-Bueno, pero Lewandowski no anda organizando marchas por Vicentín ni está en contra de la cuarentena...
-Está bien pero Dionisio primero fue intendente durante tres periodos por el Frente Progresista. Tengo con él un vínculo público, hice una reunión porque es un senador. Creo que tenemos que tener más peso a la hora de hablar con nuestros representantes en el Congreso. Lo que pasó con el Presupuesto es un ejemplo de por qué a veces hay que hacer entender qué implican algunas discusiones legislativas en Buenos Aires si no se tiene en cuenta lo que sucede en la realidad después. Tengo una posición muy distinta a la de él en el tema Vicentin aunque creo que hay matices, en el sentido de que nosotros vemos al fenómeno Vicentin desde otra perspectiva porque en Avellaneda, Vicentin son fábricas y en Rosario es la especulación del mercado agrario. Eso también hay que entenderlo. Independientemente de la actitud de Dionisio, toda la gente de Avellaneda salió a las calles, porque esa ciudad se hizo alrededor de una de sus plantas. Además, es un senador nacional y creo que es importante que tengamos ex intendentes que ahora sean senadores. Ojalá tengamos más legisladores que hayan pasado por ejecutivos locales.
-Sí, pero depende lo que hagan, porque por ejemplo Mónica Fein, ex intendenta, diputada nacional y presidenta del Partido Socialista, votó lo mismo que Espert, Milei y Laspina y dejó al Estado Nacional sin presupuesto, en donde estaban los 132 millones de pesos para la provincia de Santa Fe y el 70% de los subsidios para Rosario. Si vos tuvieses un diputado, ¿qué le hubieses dicho?
-Creo que el resultado es horrible y ahí hay una gran responsabilidad del oficialismo por no juntar los consensos, creo que ahí hubo algún capricho, pero también de la oposición. En Rosario tuve unanimidad en el Concejo gracias al acuerdo con todos los bloques, que son casi tan dispares como en el Parlamento nacional porque tiene representación muy diversa. El presupuesto es la herramienta básica para gobernar. Nosotros como oficialismo nos tomamos un tiempo previo; recibí a cada bloque, anoté lo que cada uno pretendía e hicimos un acuerdo. Hay una parte que el oficialismo tiene que ceder y la oposición tiene que tener una actitud de límite que es no dejar sin presupuesto a un gobierno. Ahora estamos en una discusión en la provincia, donde lo que votó el Senado es muy negativo para Rosario. Ayer hubo una reunión en Diputados y yo les acerqué lo que creo, pero con el objetivo de que se modifique el presupuesto y no con que la provincia no tenga presupuesto. Ese es un punto clave. Es ridículo que 4.089 millones de pesos se van a repartir a todos los municipios y comunas en concepto del Fondo de Obras Menores, menos a Rosario y Santa Fe, a los que le van a dar solo 30 millones.
-¿Lo hablaste con Perotti a esto?
-Sí, lo hablé con Perotti. Lo hablé con los ministros (Walter) Agosto y (Marcos) Corach pero en el Senado le dieron media sanción. Obviamente, cómo no nos vamos a enojar, cómo no voy a pelear por ese presupuesto para Rosario. Ahora, la pelea es para que se modifique en Diputados y que luego haya un acuerdo en el Senado, pero que la provincia tenga presupuesto antes de fin de año y no que el rechazo o la modificación haga que no haya presupuesto. Esos límites no hay que pasarlos nunca. La Argentina no los pasó nunca, esta es la primera vez desde el regreso de la democracia.
-Eso es una modus operandi, una práctica política, es lo que está llevando adelante Juntos por el Cambio. Entonces te pregunto, ¿hay chances de que te alíes o termines junto a ellos?
-En 2015 rechacé una oferta que a lo mejor electoralmente era fácil o más factible pero en mi vida me moví de mi posición en el Frente Progresista.
-El tema es que actores del Frente se van moviendo. La composición societaria cambió, antes eran los socialistas y ahora está claro que la figura más importante del Frente en Santa Fe y a nivel nacional sos vos. Entonces, la gente está pensando que en dos años podes ir por otro período o como candidato a gobernador. Ahora, para ser candidato a gobernador ¿es junto a Federico Angelini, Carolina Losada, Anita Martínez y el resto del PRO?
-El planteo me lo haces por la foto con alguien que toda la vida estuvo dentro del Frente Progresista y que fue intendente del Frente. Nosotros tenemos que recomponer la posición del Frente en algo nuevo porque hay liderazgos que marcan los espacios políticos y sin la figura de Hermes (Binner) y de Miguel (Lifschitz), claramente tiene que ser una cosa nueva, que va a ser más horizontal y más compartida. Cada vez estoy más convencido de que hoy no se puede hacer política sin contemplar los fenómenos sociales en términos de una militancia más parcial porque hoy se organiza más por reclamos parciales que movilizan socialmente que por la identificación con un partido político. Eso es un fenómeno que hay que entender que está pasando. Es un momento mucho más social que político. Pasó en Chile recientemente, donde el sistema tradicional chileno de partidos políticos de la izquierda se derrumbó al igual que el de la derecha. Ese mismo fenómeno se empieza a dar en la Argentina y precisamente, si lo que queremos defender son cuestiones políticas que no sean de extremo, vamos a tener que inventar nuevas formas a la hora de convocar al Frente. En esa búsqueda voy a estar.
-Me refiero a la derecha clara y rancia. Alfonsín dijo “el límite es Macri”, le puso nombre y apellido. Entonces, la pregunta es esa, ¿para vos el límite es Macri?
-Creo que vamos a ver expresiones peores. A mi entender, uno de los grandes problemas que tiene el Parlamento, y eso abarca el oficialismo también, es que no hay liderazgo. El gran debate que viene en la política no va a ser la foto del sistema de hoy. El gran problema que vamos a tener es las agrupaciones que estén de acuerdo con cierta racionalidad democrática contra los que apelen a la emocionalidad total enfrentando grietas. Eso es un fenómeno que se da en el mundo y del que no va a escapar la Argentina.
-Pero en algunas circunstancias, lo que hoy se pinta como grieta es para mí un cordón sanitario. Entonces creo que hay límites claros y precisos.
-Y los límites los estás viendo, porque fíjate que tenés quiénes especulan bajo la excusa de decir “mira que el otro es peor, deja que yo maneje los sectores más duros”, como plantea claramente un sector del PRO, como Macri y Bullrich, y lo mismo a veces pasa por izquierda. Entonces, el sistema político se va hacia los extremos y así después vas a tener menos distancia entre Larreta, Alberto y quienes tienen responsabilidad de gobierno. Cuando repitamos esta charla, a fines del 2022, probablemente podamos verificar lo que se está dando, que es una tendencia a que ese límite quede más claro. Pasa con la pandemia, a la hora de discutir un pase sanitario o la política de vacunas: el alineamiento es muy distinto al del Congreso Nacional…
-Sí, es transversal…
-¿Por qué? Por la sencilla razón de que tenés que ser un demente si estás en una función de gobierno ejecutiva y no generás todos los instrumentos posibles para que la gente se vacune. Entonces, prefiero que en la oposición prime la opinión a lo que vimos en el Parlamento que llegó al punto de dejar a la Argentina sin presupuesto. Eso es lo que vamos a tener que discutir para que la Argentina no vaya hacia la irracionalidad, que es más efectiva emocionalmente. Si la política argentina no encuentra un acuerdo, distinto al electoral, donde se anime a armar un bloque de racionalidad que se enfrente a eso, estamos jodidos, porque el riesgo es sobre el sistema. Por ejemplo, el fenómeno de la gente humilde que respalda planteos como el de Milei, esas son las cosas a las que le tenemos que prestar atención y animarnos a discutirlas políticamente aún con costos, y eso creo que va a ser la tarea de este año.
-Un oyente pregunta si sos antiperonista o si te gustaría liderar el antiperonismo…
-No, jamás en mi vida lo fui ni tampoco fui peronista. Cuando hablaba del nacimiento del peronismo y antiperonismo, Alfonsín repetía mucho en su discurso que hay una lucha entre la libertad y la igualdad y que muchos se acercaron al radicalismo no porque estaban a favor de la libertad sino porque estaban en contra de la igualdad que el peronismo pregonaba, y a su vez, muchos se acercaban al peronismo no porque estaban a favor de la igualdad sino porque estaban en contra de la libertad. Yo creo que esa parábola se sigue dando en el país y el gran problema de nuestro sistema en estos últimos 40 años, es que los temas estructurales que requieren acuerdos serios no se dan. Eso tiene que tener una racionalidad, hay que animarse a que eso emocione. El gran desafío que tenemos es cómo logramos que eso contagie, que sea valorado, que sea parte de una disputa política razonable.
-En cuanto a la inseguridad, ¿se modificó algo desde que cambió el gabinete y que vinieron más policías?
-Hay un esquema que no se ve, que sí es efectivo, que son los 650 agentes nuevos que vinieron y que tienen otro rango, que están trabajando en algunos barrios. Pero necesitamos más presencia y más recursos, que no son solo en lo policial, porque si se aceleran los procesos de urbanización baja el nivel de delito. El ejemplo más claro es Villa La Lata, el barrio más peligroso de la ciudad hace 20 años y ahora, después de la urbanización, es un barrio difícil pero no tiene nada que ver con lo que era. En Villa Banana estamos sufriendo balaceras a las motoniveladoras porque hay un interés de bloquear el trabajo en el barrio.