La victoria electoral en 2021 no dejó a Juntos por el Cambio en una posición sólida, sino que activó una guerra de posiciones entre los socios por ver quién conducirá el proceso hacia 2023. Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, María Eugenia Vidal y hasta Mauricio Macri se disputan el lugar que encabezará las listas en 2023 para llegar a la presidencia. Los crujidos se sintieron en las dos sesiones más relevantes de las últimas dos semanas: la del Presupuesto, donde vencieron sin ponerse de acuerdo entre ellos, y la de Bienes Personales, en las que fueron derrotados y se siguen pasando facturas días después. La presidencia del interbloque de Diputados sigue vacante como un recordatorio de la falta de conducción que experimentan hoy. Y la mesa nacional tendrá su primera reunión con nuevas autoridades el lunes para intentar traer algún orden a la situación.
Lo que revela el escenario es una serie de estrategias no coordinadas para presentarse ante el electorado como la opción opositora más dura y a la vez más viable que las expresiones de ultraderecha. Sin embargo hay un jardín de caminos que se bifurcan entre el futuro que imagina, por ejemplo, Martín Lousteau (sumando socialistas y a Margarita Stolbizer) y el que proyectan Macri y Patricia Bullrich (abrazados a Javier Milei y José Espert). En algún momento, la alianza opositora deberá decidir qué sendero recorre.
Mientras tanto, todo es posicionamientos y discusiones internas, muchas veces llevadas a la esfera pública. Las últimas semanas fueron una muestra de eso para cada uno de los protagonistas.
Macri
Desde que dejó la presidencia, el exmandatario vive a golpes de efecto mediáticos para intentar mantenerse en el centro de la escena. Un lugar que este año no le dieron ni en el armado de las listas (los pocos candidatos que tuvo, para colmo, perdieron), ni en los actos de los domingos victoriosos de Juntos por el Cambio, en los que fue una figura al fondo pintada al óleo. Quizás por eso Macri recurre a frases efectistas y en muchos casos cargadas de desprecio de clase (como cuando habló de "el peor planero").
El informe del FMI que le cuenta las costillas a los últimos dos años de política económica de su gobierno debería haber hecho que Macri acusara el impacto, pero el expresidente sigue impermeable a la realidad. De hecho, apenas se conoció el informe, y en un intento por reposicionarse, el exjefe de Estado sacó una carta polémica en la que criticó al gobierno de Alberto Fernández por el manejo de la pandemia y no dejó una sola línea de autocrítica por las cuestiones que señaló el FMI en torno a la fuga de capitales y los desaciertos económicos. A contramano de otras figuras de su espacio (como Morales o Elisa Carrió), Macri festejó que el Gobierno haya sido dejado sin presupuesto por Juntos por el Cambio: en definitiva, entendió Macri, “la gente votó en contra del gobierno que miente y que los empobreció".
Los posicionamientos de Macri quizás sorprendan porque se trata de un expresidente, pero son consistentes con su estrategia a futuro, en la que él habla de aliarse con Espert y Milei. Tanto Macri como Patricia Bullrich (que también quiere ser presidenta) imaginan que se puede construir una opción con un discurso de ultraderecha a lo Bolsonaro o a lo Kast. No obstante, no es un camino que todos sus socios estén dispuestos a recorrer: si bien Milei y Espert superaron las expectativas con los votos que obtuvieron, no dejan de representar un porcentaje menor de votos al que aspiran los otros socios para llegar al Gobierno en 2023.
Larreta
El jefe de Gobierno viene tejiendo alianzas con paciencia para llegar a ser presidente. No está en sus planes seguir en camino de Macri, pero también está jugando a diferenciarse del Gobierno nacional, de forma cada vez más notoria. Sin los exabruptos del expresidente, lo cierto es que Larreta también justificó dejar sin presupuesto al Gobierno nacional: le atribuyó la responsabilidad al oficialismo y sostuvo que dirán "basta" en el Congreso cada vez que manden un proyecto que mienta sobre la inflación (qué pensará Larreta sobre los Presupuestos de Macri, que le erraban por 40 puntos porcentuales) y cada vez que quieran subir impuestos.
En esa misma línea, otro de los puntos de diferenciación que planteó Larreta es que no firmará un pacto fiscal porque no va a aumentar impuestos (aunque, como le contestaron desde el oficialismo, de hecho los aumentó: cualquiera que pague ABL/impuesto inmobiliario o patentes, lo sabe, o quienes hayan revisado este año los resúmenes de sus tarjetas de créditos para descubrir el nuevo impuesto de sellos que se les cobra). Y, siguiendo una línea de diferencias en el manejo de la pandemia que viene de 2020, se negó a implementar el pase sanitario, pese al aumento exponencial de casos que hay en la Ciudad de Buenos Aires. En su discurso sobre ese tema, Larreta no dejó de mencionar las "libertades individuales".
Son todas jugadas pensando en su candidatura presidencial. Larreta tendrá que caminar en una línea muy fina entre los que lo corren por moderado y los que lo critican por derechista. En Juntos por el Cambio, no obstante, hay más de los primeros.
Lo cierto es que las balas por la sesión de Bienes Personales -en la que perdieron por un voto y tuvieron tres ausentes- le pasaron cerca a Larreta. Uno de los atacados por no haber estado fue Alvaro González, hombre muy cercano a Larreta, y que se defendió tanto en los medios de comunicación como en los chats del interbloque. Ahí hubo algunas preguntas del diputado sobre quién habló en off con los medios amigos. También se cruzaron acusaciones de ser "vigilantes" con los propios.
Vidal
Aunque pasó mucho más desapercibida que las sesiones escandalosas y la carta de Macri, la diputada porteña hizo su propia jugada. Reunió a dirigentes, legisladores y otras figuras en un convite de fin de año, en el que buscó mostrar que ella puede conducir una corriente interna que la impulse como presidenta. Cómo arreglarán con Larreta -su eterno socio- esa discusión, todavía está por verse, pero queda claro que la exgobernadora no resigna sus aspiraciones. Queda este párrafo para consignarlas hacia 2022.
Carrió
Si bien es de las pocas que no busca una candidatura presidencial (su salud ya le jugó varias malas pasadas en la campaña de este año), Carrió les marcó la cancha a fin de año con lo del Presupuesto. Cuestionó que lo hayan dejado caer y que no haya habido una actitud más inteligente por parte de la alianza opositora. No dijo nada con la derrota de Bienes Personales. No hizo falta. Carrió ve sobreactuación de sus socios en su rol opositor y una estrategia poco astuta ante el Gobierno nacional.
Si bien hasta hace poco se mostraba como una aliada de Larreta, habrá que ver como se reposiciona en esta nueva etapa. Una de las discusiones más complejas se va a dar cuando Cristian Ritondo busque presidir el interbloque de Diputados (los números le dan para reclamar ese lugar). Carrió tiene toda la intención de vetarlo.
Morales
El gobernador de Jujuy también quiere ser presidente, pero inició su conducción de la UCR con un escenario de ruptura de bloques y discusiones en las que se involucró personalmente (hasta llegó a arrojar un vaso de vidrio). Su primer objetivo es reunificar ese bloque de Diputados, pero encuentra algunas dificultades. Su primera idea era darle a Rodrigo De Loredo la presidencia del interbloque como prenda de negociación, pero esa opción es cada vez más distante, más después del escándalo de Bienes Personales, donde una diputada de ese bloque se fue de vacaciones antes de la sesión.
La diputada en cuestión, Gabriela Brouwer de Koning, una radical cordobesa, fue asediada por los propios en redes sociales y medios afines. Y tal vez no eligió la mejor defensa ante el fuego amigo: "Pensé que había terminado el año legislativo, no lo dudé, fui al
aeropuerto a ver si conseguía otro pasaje y me fui". Toda la gaffe de la sesión de Bienes, juzgan en el sector de Mario Negri, debilitó al bloque de Evolución, porque lo dejó expuesto ante su propio electorado. Eso no significa, no obstante, que será fácil que retornen al bloque originario. A modo de castigo, Bullrich pedirá a la mesa nacional sanciones para Brouwer de Koning y también para el diputado del PRO Álvaro González por estar de viaje en Berlín.
Lo segundo que tiene pendiente Morales, tras reordenar su partido, es comenzar a quitarle al PRO su lugar hegemónico en la alianza. Habrá que esperar a la primera reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio a ver como se empiezan a reordenar ante la situación de fragmentación con la que pasaron la Navidad.