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por ciento de las legisladoras de la Ciudad de Buenos Aires sufrió violencia política por motivos de género, en el 94 % de los casos los agresores fueron varones, al 82 % le afectó su bienestar psicológico/emocional, el 59 % fue violentada por alguien de su mismo partido y el 47 % advirtió que el agresor no sufrió ninguna consecuencia. Las cifras del informe “Violencia política por razones de género: hallazgos de la investigación en la Legislatura de CABA 2021”, elaborado por Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), surgen de las entrevistas a 44 legisladoras y legisladores que mantuvieron en reserva sus identidades, pero reflexionaron “sobre la cultura machista y los roles de género, la frecuencia de los casos de violencia, el mensaje aleccionador que ésta tiene por sobre las mujeres, y qué mecanismos están implementando las legisladoras para enfrentarse a esta situación”.

La sede del partido político y el recinto constituyen los espacios donde varones y mujeres experimentan las mayores brechas. "La voz de la mujer es poca en los recintos. Las mujeres no se animan a hablar, es difícil hablar por primera vez. Hay que pelearse, imponerse", manifestó una legisladora. "Es difícil además salir de los temas en que se encasillan a las mujeres. Las comisiones importantes las lideran los varones -por ejemplo, de Presupuesto-. Los jefes de bloques son varones, las comisiones las presiden varones, muchas veces quienes hacen los proyectos también son varones." 

Al momento de responder acerca de los espacios donde se sienten más expuestas/os al tipo de situaciones mencionadas, el 82 % de las mujeres remarcó que en Internet/redes sociales. El lastre de "los favores" también circula por los pasillos del palacio legislativo: El 18 % de las legisladoras mencionó que a veces les ofrecieron "favores políticos" a cambio de "favores sexuales". "Hay varones que te hacen sentir la incomodidad, porque están mucho más preocupados por ver si pueden levantarte que si pueden tener algún tipo de discusión sobre algún tema que te interese discutir con ellos", reveló otra legisladora. "Eso ocurre mucho, muchísimo; el franeleo propio de algunos termina repercutiendo en cómo una se desempeña o lleva adelante determinadas discusiones, porque elige resignar algunas discusiones con algunos compañeros, porque sabe o no quiere someterse a situaciones incómodas o desagradables." 

Sobre los mecanismos que utilizan para enfrentarse a la violencia política por razones de género, "la gran mayoría de las mujeres que experimentaron situaciones de violencia -el 94 %- no realizó otras acciones más que comentarlo con alguien, evidenciando que a pesar de que el problema es extendido, hay una carencia de mecanismos efectivos para resolverlo", detalla el documento. El 27 % acudió "a una instancia competente" para resolver el problema dentro de su partido político, apenas un 7 % terminó la relación con quien o quienes causaron esa situación, otro 7 % formuló una denuncia penal contra la persona que causó esa situación y el 7 % restante se fue del partido. 

El 61 % de encuestades sostuvo que las leyes y normativas existentes en materia de violencias contra las mujeres y lgbtiq+ son necesarias, pero no alcanzan para combatir la violencia. "Hace falta un cambio cultural. La situación identificable sobre una cuestión existente y microviolencias que tienen un impacto mayor en la política", concluyó una legisladora. "No alcanza con leyes, hay que concientizar para salir de un sistema patriarcal. Se necesitan leyes que impacten en los roles de la mujer, por ejemplo con políticas laborales y de cuidados. Solo con atacar el hecho no alcanza. Se debe ver de una forma integral."