Cada vez que La Prohibida nos visita, la escena indie porteña revienta de entusiasmo. La última vez fue el verano anterior a la pandemia. Las dos fechas programadas para enero de 2020 se agotaron tan rápido que debió programarse una más para febrero. Mientras tanto, La Prohibida vivió en Buenos Aires. Hoy afirma que es capaz de renunciar a los cielos del Mediterráneo a cambio de “un buen plato de locro”.
Aunque sus canciones están llenas de imágenes propias de la ciencia ficción, ella parece estar con los pies muy sobre la Tierra. “La ciencia ficción ofrece metáforas perfectas para conceptos que todo el mundo conoce: la distancia, el misterio y también la soledad”, afirma. Y es que, a veces, para expresar lo que nos atraviesa tenemos que acudir no solo a lo que está fuera de nosotres sino incluso a lo que está fuera de nuestra realidad sensible. Es entonces cuando la imaginación vuela, la nuestra y la de La Prohibida: “A veces, cuando estoy muy triste, me imagino a mí misma en un drama mediterráneo, ocupando la pantalla y caminando en soledad”. ¡Si sabremos nosotres de esas fantasías!
Lo cierto es que la imaginación de La Prohibida parece inagotable. En plena pandemia lanzó un álbum acústico y ahora, a menos de un año de ese lanzamiento, está a punto de cerrar un nuevo disco. “El cine y la música te permiten hacer realidad tus sueños a través del arte”, dice con un pelín de melancolía. “El trabajo pone mi corazón a latir. Me entretiene y me hace olvidar todo lo malo que hay alrededor”. Quizás siga tratándose de eso: de conjurar el horror con la belleza de nuestro arte. Sin embargo, con la pandemia todavía azotando y el fascismo envalentonándose en España y en todos lados, esa misión artística puede resultar un poco endeble. Y más necesaria por lo tanto. “Podemos conservar la idea de un futuro superador como en la ciencia ficción, pero el ser humano es muy imperfecto y nos queda mucho por aprender todavía”, dice La Prohibida a través del transmisor.
¿Qué te aterra?
-Me aterran las redes sociales. Me aterra Twitter. Me aterra la posibilidad de odiar, y de que alguien pueda expresar su odio y maltratar a la gente con tanta facilidad. Me aterra el odio que permite el anonimato. Creo que es un fenómeno muy del presente y que tenemos que tomar medidas contra eso.
En tus shows nos acusás de dramáticas, pero a vos también te gusta mucho el drama.
-¡Claro! Me gusta el drama porque es parte de la vida. No creo en el pensamiento positivo tal como se está entendiendo últimamente, de la forma tan básica que proponen esas frases al estilo de “mereces lo que sueñas”. No, cariño, desgraciadamente la vida no es así. Podemos trabajar para estar mejor, pero el drama es parte de nuestra vida y merece ser representado.
¿Qué ves cuando mirás arriba?
-Pues ahora estoy en Andorra, he venido a ver a mi novio —que es guapísimo— y le veo a él. Y veo el cielo de Andorra, que es muy bonito, y la montaña nevada, y la luna. ¡Una postal! En verdad, lo que más me gusta es mirar al cielo en agosto. Aquí, en el Mediterráneo, hay un fenómeno que se llama Las Perseidas. Durante dos o tres días de agosto, hay en el cielo muchísimas estrellas fugaces. Toda la vida, desde niña, he ido a verlas.
El fascismo avanza en España y en todos lados. Recrudecen los ataques contra nosotres. ¿Qué podemos hacer?
-El fascismo me aterra y me hace creer mucho en la estupidez humana, ver cómo se repiten los mantras y los slogans políticos, cómo funcionan en un país y luego van a otro y funcionan lo mismo. Si tienen éxito en España luego van a tenerlo en Chile; si en Estados Unidos funcionan, luego pasan a Italia y más tarde a Argentina, y son las mismas lógicas predecibles que pretenden demonizar a otres. El problema es cómo, a través de esas lógicas, parte del pueblo se siente legitimado para odiar y manifestar su odio. De todos modos, siento que hemos hecho un recorrido y que no vamos a terminar en un episodio de El cuento de la criada. El fascismo ahora está avanzando pero también está teniendo su oposición. De nuestra parte, creo que podemos intentar conseguir una ley que impida la difamación y el trabajo de los bots que crean noticias falsas y enfrentamientos en las redes sociales. La Derecha se nutre mucho de difamar y una forma de luchar contra ella es ir en contra de la difamación. Han cruzado una línea y les da igual que el pueblo se destroce entre sí.
En tu álbum acústico, versionás canciones de otres artistas. ¿Cuál fue el criterio de selección y qué canciones quedaron afuera esta vez?
-Quería hacer un disco triste. Estábamos en pandemia y a mí me inspiraban mucho el encierro y la tristeza. Debo decir que lo pasé bastante bien mientras estuve aislada; engordé muchísimo y fue un parón necesario para relajarme. Al mundo no le sirvió de nada, evidentemente seguimos siendo unos pelotudos (sic.), pero desde ese momento yo vivo más consciente de la importancia de lo que tengo y de lo necesarios que son los servicios públicos. Pienso en una de las canciones del acústico: “Quello que conta”, que en castellano quiere decir “Lo que verdaderamente importa”. Ahora soy más consciente de qué es lo que verdaderamente importa. Y como bien dijo Moria Casán, el coronavirus afecta sobre todo a la vanidad del ser humano, nos hace ver que una bacteria invisible no solo puede frenar nuestras vidas sino la de todo el planeta. Mire usted, no somos nada.
¿A qué travesti tenemos que escuchar antes de que el mundo acabe?
-A Supremme Deluxe, que tiene una larguísima carrera y ahora con Drag Race España se ha dado a conocer en todo el mundo. Vale la pena explorar lo que ha hecho antes porque es absolutamente glorioso y nos dignifica a todas. Tenemos que escuchar también a la Barby, que es mi hermana argentina, una comunicadora excelente que consigue poner una sonrisa en nuestros rostros con solo decir unas pocas palabras. Tenemos que escuchar a todas las travestis del planeta.
¿Cuándo volvés a Buenos Aires? ¡Te extrañamos!
¡Iba a volver ahora pero me pillas acabando mi próximo álbum! Creo que para marzo o abril lo lanzaremos junto con los nuevos videos. Habrá nuevas colaboraciones, nuevas sorpresas y, cuando todo eso esté listo, volveré a Argentina. En 2022 me tendrán allá.