"Queda claro cómo las empresas extranjeras salen por la puerta y entran por la ventana. Son los mismos que dicen que no tenemos flota, que no tenemos dragas, que todo es chatarra, fierro oxidado. Se creó esa idea de que no tenemos cómo mantener el río y es una gran mentira para justificar este negocio privado, hecho sobre el patrimonio intelectual público de 123 años de conocimiento del río". La metáfora de Luciano Orellano, del Foro por la Recuperación del Río Paraná, alude al nuevo capítulo de la próxima concesión del mantenimiento de la hidrovía. Es que ayer la Administración General de Puertos abrió los sobres con la propuesta técnica de las cuatro empresas interesadas en hacerse cargo de la reprivatización del río provisoria, hasta setiembre del año próximo, cuando deba realizarse la licitación definitiva.
Las oferentes son las mismas jugadoras que asomaban el año pasado, antes de que el Gobierno le adjudicara el dragado y balizamiento provisorio a la AGP, que contrató para ello a las mismas que venían operando desde 1995, Jan de Nul y Emepa, que juntas formaban Hidrovía SA. Ahora la belga cambió de nombre y fijó domicilio argentino para anotarse en la carrera: se llama Compañía Sudamericana de Dragados (CDS), y su principal ventaja es haber operado desde 1995. La otra, Emepa, también va por lo mismo, pero ahora asociada con la danesa Rodhe Nielsen, a cargo de dragar el puerto de Mar del Plata.
Otra cotizante es una UTE formada por la belga Dredging International, la china CCCC Shangai Dredging y Servimagnus, del empresario argentino Ricardo Román. Y cierra el conjunto la holandesa Boskalis.
Esta fase de la llamada "licitación corta" expone el plan de obra de cada oferente, el diagnóstico del río, el cómo, cuánto y por dónde, dragar y balizar durante los primeros nueve meses de 2022.
Frente al plan del Gobierno nacional, hay todo un abanico de voces que rechazan el hecho de que el Estado renueve la explotación privada del río como autopista fluvial, tal como el gobierno de Menem lo concibió en 1995. Esta resistencia está condensada y explicada en el libro Argentina sangra por las barrancas del río Paraná, de Luciano Orellano.
"Se nos hace creer que no tenemos nada para dragar y balizar el río, ni flota, ni dragas, que todo son fierros viejos, y es mentira. Tenemos flota, tenemos dragas y 123 años de conocimiento del río, un patrimonio intelectual público, y hace 25 años que nos usan las oficinas, los muelles, los galpones, las dragas y remolcadores", enfatizó Orellano a Rosario/12. El escritor, militante de Soberanía Popular, sseñaló que el proceso que conduce la AGP "refuerza la matriz menemista y va en el sentido de renovar el peaje y la concesión privada del río".
Orellano buscó en estos días vía Google la ubicación de las dragas que Jan de Nul debe operar a instancias de la AGP. "Con sorpresa pudimos observar que la única draga operando en el río está a la altura del kilómetro 319, cerca de Ramallo. Es nuestra draga argentina, operada por trabajadores argentinos: la Capitán Núñez 256-C. Eso sí, trabajando para la empresa belga Jan De Nul, disfrazada ahora como empresa nacional con una firma llamada Compañía Sudamericana de Dragados S.A", denunció.
"Lo que es indudable –agregó Orellano–, es que todo viene a la medida de las exigencias de los Zubizarreta, presidente de la Cámara de Puertos Privados y Comerciales, de la Bolsa de Comercio de Rosario, la Mesa de Enlace, y del Consejo Agroindustrial mal llamado Argentino".