María Eugenia Vidal cierra el año sin resignar sus intenciones de ser candidata a presidenta. Eso en el futuro podría generarle algún cortocircuito con su principal aliado, Horacio Rodríguez Larreta. De hecho, ya hay versiones interesadas recorriendo los medios que hablan de una supuesta ruptura entre ambos. No obstante, en el equipo de Vidal aseguran que no hay tal crisis: al punto de que el jefe de Gobierno y la exgobernadora bonarense estuvieron con sus equipos analizando las estrategias de posicionamiento de ambos para 2022. Sí parece haber intenciones de sembrar cizaña entre los dos, a partir de una tensión irresuelta sobre cómo se ordenarán las candidaturas hacia 2023.
Después del período de silencio autoimpuesto tras su derrota de 2019, Vidal dejó en claro una serie de cosas: la primera, que no iba a volver a ser candidata en la provincia de Buenos Aires, la segunda que no había vuelto con el destino ya cantado de ser la sucesora de Larreta en la Ciudad (algo que todavía bien podría pasar), porque estaba considerando ser candidata a presidenta. Fue algo que dejó en claro cada vez que se lo preguntaron: ella piensa en la presidencia.
Hace una semana, como informó este diario, convocó a un brindis de fin de año con unas cuantas decenas de sus dirigentes más cercanos, los que eventualmente podrían acompañarla en diseñar y lanzar una candidatura presidencial. Son los que la acompañaron como ministra, vicejefa porteña y gobernadora bonaerense. Vidal no hizo alusión a esa posibilidad: no hacía falta, todos los que la rodean saben que existe y que todavía no está definida.
Como tampoco está resuelto de qué manera se destrabaría el conflicto con Larreta, que va camino a ser candidato en 2023 (viene dando todos los pasos desde hace décadas para llegar a ese momento) y tendría --de mínima-- que competir con ella en una interna. Por ahora, no hubo nada parecido a una ruptura, aunque puede ser cierto que Larreta no se quedó contento con el desempeño electoral de ella en la Ciudad en este año que se va (esperaba más: más votos, más bancas de diputados y de legisladores porteños). Y que ella no quedó del todo feliz con como manejó la campaña Federico Straface, el secretario general del Gobierno porteño.
Todos los que los rodean aseguran que, llegado el caso, se pondrán de acuerdo. "Por ahora Larreta está mucho mejor posicionado. Pero si ella estuviera bien en las encuestas, lo consideraría", sostiene un dirigente que la conoce de cerca a Vidal. "Podrían llegar a competir, también", dice otro de su entorno. "Ojo, competir no es pelearse", aclara. También recuerdan una frase que repite Vidal sobre su eventual candidatura a presidenta: "No tengo apuro de cuando". Puede ser 2027.
Si se llega a 2023 con una candidatura a presidente, sería la reactivación del Plan V, por el que parte del establishment reclamó que Mauricio Macri se bajara en 2019 y la dejara competir a ella, dado que veían que podía perder (cosa que ocurrió). Si Larreta no muestra ser una opción sólida, ese plan empresarial-político podría comenzar a resurgir.
A la competencia eventual de Vidal y Larreta, se le podría sumar otra de dos dirigentes peronistas que acompañan a una y a otro: Cristian Ritondo y Diego Santilli. El jefe de bloque del Frente PRO en Diputados responde a la ex gobernadora. El ex vicejefe porteño está cerca de Larreta. Ambos podrían terminar disputando la candidatura a gobernador bonaerense. Aclaran que eso no los lleva a pelearse, siendo viejos conocidos peronistas como son.
No obstante, hay alguien de adentro de este sector (es decir, no del de Macri) que está fomentando los rumores de pelea. Para desmentirlo, señalaron que viene compartiendo reuniones para afinar la estrategia, como la que ocurrió el miércoles pasado en la sede del Gobierno porteño. Allí estuvieron Larreta, Vidal, Ritondo, Santilli, Emmanuel Ferrario, Federico Salvai y el secretario de Comunicación Federico Di Benedetto. Fue un encuentro de la mesa chica para "compartir estrategias de posicionamiento para el 2022". Nada muy sustancial, un primer encuentro hacia 2022 nada más. Pero sirve para desmentir rumores de distanciamiento.
A la alternativa de la competencia, también se le impone la de la fórmula conjunta. Una formula presidencial Larreta-Vidal no es irrazonable, dicen en el PRO, aunque es demasiado pronto para hablar de eso. Hay que recordar que los radicales exigirán, por lo menos, tener el vicepresidente en una eventual fórmula de Juntos por el Cambio. "No necesariamente. ¿Qué pasa si los radicales se quedan con la Ciudad?", se preguntaban mientras se tiraban líneas en las mesas de arena de Juntos por el Cambio. Sería el camino de dejar que Martín Lousteau sea el sucesor y gane la jefatura de Gobierno, algo que no termina de convencer a muchos en el PRO. Entregar la Ciudad es dejar en manos de la UCR el bastión del PRO de los últimos 16 años. Nadie termina de creer que realmente ocurrirá.