¿Cuáles han sido las repercusiones del Lava Jato en Argentina? Por ahora, que el “arrepentido” Leonardo Meirelles declaró y luego ratificó haber pagado una coima (en portugués se dice “propina”) cercana a un millón de dólares al socio de Macri, hoy número uno del servicio de inteligencia, Gustavo Arribas. La “justicia independiente” había cerrado la causa en tiempo récord. La doble vara es tan alevosa que tuvieron que abrir la misma causa de nuevo. Macri, por su parte, no se cansa nunca de defender a Arribas. Hasta se atrevió a sostener que las declaraciones de Meirelles no debían tenerse en cuenta porque es un arrepentido. ¡Cuánto cinismo! Se olvida de que fue él quien impulsó e hizo aprobar con bombos y platillos, en 2016, una ley del arrepentido. Se olvida también de cuán prestigiosos y creíbles eran para él Pérez Corradi o Fariña, dos testimonios que terminaron en la nada o, mejor dicho, involucrando al PRO y no a la oposición. La enseñanza es ésta: un arrepentido es respetable sólo cuando declara contra los enemigos de Macri y del establishment. Si no, es un delincuente mentiroso. Para Macri, no importa que en Brasil haya cientos de empresarios y dirigentes presos porque estos arrepentidos, los del Lava Jato, mostraron las pruebas.
Todavía hace falta investigar mucho sobre las operaciones de Odebrecht en Argentina. Pero hay algo que ya sabemos. La empresa más corrupta de la historia de Brasil tenía un socio en Argentina: Macri. Si Odebrecht pagó coimas para conseguir obra pública, IECSA de Macri y su primo Calcaterra también pagaron coimas y también se beneficiaron con esas obras. ¿O van a decir que no conocían el método de su socio? ¡Qué extraño que la “justicia independiente” no haya movido un pelo para investigar a los socios y beneficiarios de las coimas de Odebrecht! ¡Qué diferente es la actitud cuando los “sospechosos” son opositores!
Y de esta cuestión sabemos algo más. El presidente Macri, a poco de llegar al gobierno, se otorgó a sí mismo por decreto un suculento regalo. Solucionó sus cuentas pendientes. No hablo de los 70 mil millones que se autoperdonó de la deuda del Correo. Hablo de otros 45 mil millones de pesos que se otorgó para terminar la obra del soterramiento del Sarmiento. Una nota de Fernando Krakowiak en PáginaI12 (Bolsillo de payaso con plata del Estado: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-313260-2016-11-02.html) y el reciente informe de Iván Schargrodsky en C5N explican muy bien la estafa que encubre esta operación. La obra había sido adjudicada a través de una licitación pública en 2008 a IECSA (familia Macri) en sociedad con Odebrecht. En la licitación, las empresas que se presentaron compitieron por el precio de la obra, pero también era un requisito que trajeran el financiamiento. Macri y Odebrecht lo obtuvieron primero del Credit Swiss y luego en 2013 del Banco de Desarrollo de Brasil (BNDS). La obra se inició, pero no avanzó más porque el BNDS, pese a comprometerse, nunca aprobó ni ejecutó el crédito. En 2013, sin embargo, el BNDS, controlado por el gobierno de Brasil, dio muestras de impulsar el crédito nuevamente. Es por eso que aquí en Argentina se creó una Unidad Ejecutora, conformada por expertos, para renegociar el contrato, ya que el costo de la obra debía ser “redeterminado” por la demora de 5 años.
La negociación con las empresas se llevó adelante (antes de que estallara el Lava Jato) pero había una gran diferencia de precio que no se pudo saldar con la empresa. No era una diferencia menor: la Unidad Ejecutora sostenía que la obra salía con todos los costos 2250 millones de dólares y la empresa de los Macri y Odebrecht pedían 3.000 millones. Una diferencia de 750 millones de dólares. Finalmente, la obra no pudo reactivarse por dos motivos claros, obvios y esenciales: no se llegó a un acuerdo sobre la “redeterminación”, pero además, y más importante, el BNDS -ya afectado por el ajuste en Brasil- nunca aprobó el financiamiento necesario para cumplir con el compromiso de la licitación.
La ¿sorpresa? la dio Macri: con un decreto de necesidad y urgencia del 16 de junio de 2016 resolvió ambos temas ¡a favor de su propia empresa y de Odebrecht! El financiamiento que no aparecía lo pondría el Estado, y el precio no se discutiría más: a las empresas se les daría todo lo que pedían. Podríamos llamarlo “método buitres” ya que con los amigos Macri es todo lo generoso que no lo es con los maestros, con los trabajadores y los jubilados. El decreto asigna el equivalente a 3000 millones de dólares, lo que piden las empresas. De este modo, la obra se hará, pero en condiciones muy distintas: sale más cara, la plata la pone el Estado y, además, se violan todos los términos de la licitación. Es decir, Macri otorgó a sola firma, por adjudicación directa, incumpliendo la licitación, 45.000 millones de pesos a su familia, a su primo en sociedad con Odebrecht.
Macri, claro está, no puede aducir que ignoraba la diferencia de precios, la negociación y el problema financiamiento. Primero, porque la empresa IECSA asociada con Odebrecht es de su familia. Segundo porque el informe técnico de la Unidad Ejecutora de más de 2.000 páginas fue incorporado al expediente principal de la obra y entregado en tres Ministerios.
Leonardo Meirelles, el cambista que se ha demostrado que era encargado de pagar las coimas de Odebrecht, afirma que le depositó a Gustavo Arribas, el amigo de Macri, casi un millón de dólares. Por delaciones del mismo “delator”, hay en Brasil cientos de políticos y empresarios presos. Cientos. La denuncia judicial que conecta este “espontáneo” decreto de Macri otorgándole 3000 millones de dólares a Odebrecht y a su empresa familiar con el cobro de 850 mil dólares de Arribas lleva la firma de una diputada de Cambiemos: Elisa Carrió.
* Diputado nacional del Frente para la Victoria. Ex ministro de Economía.