La nueva narrativa femenina será la protagonista de la 3ª Semana del Libro Argentino en la librería Calders de Barcelona, que comenzará hoy y terminará el sábado 27 con un recital de poesía. La programación arrancará con “Editoras de aquí que publican a escritoras de allá”, en la que Valeria Bergalli (Minúscula) y Silvia Sesé (Anagrama) hablarán con la librera Isabel Sucunza sobre Mariana Enriquez y Paula Porroni, argentina que vive en Londres y es autora de la novela Buena alumna. En “Narrar el duelo”, Marieta Gargatagli conversará con el escritor y traductor Andrés Ehrenhaus sobre Aparecida, de Marta Dillon. En “La proximidad del relato”, Santiago Fillol dialogará con Isa Campo y Lupe Pérez García sobre Romina Paula, María Eva Pérez y Mariana Enriquez. En “Las autoras por sí mismas”, Magalí Etchebarne, Cecilia Fanti y Majo Moirón presentarán sus libros recién publicados: Los mejores días (Tenemos las Máquinas), La chica del milagro (Rosa Iceberg) y Lobo rojo (Blatt & Ríos) respectivamente. La única excepción a esta regla será la presentación de Una semana con la muerte del escritor y bandoneonista argentino Darío Polonara (Librooks), novela que obtuvo el premio Prumum Fictum 2017.

El escritor y traductor Andrés Ehrenhaus, exiliado de la dictadura cívico-militar que vive en Barcelona desde 1976, cuenta que la decisión de dedicar esta tercera semana a la nueva narrativa femenina la tomaron con los libreros de Calders, Isabel Sucunza y Abel Cutillas. “La Calders es una librería de autor, por decirlo así: se seleccionan cuidadosamente los libros que se exhiben y venden y, aunque el criterio es amplio, la opinión y el gusto de los libreros interviene de manera sensible en las recomendaciones y en la organización de eventos. Y se dio que últimamente la presencia de autoras argentinas en las mesas y en diversas presentaciones empezaba a ser importante. Así que sumamos uno más uno y dio tres: dedicamos esta edición a la producción y recepción de la nueva literatura femenina argentina, no con un ánimo reivindicativo sino más bien con la idea que guió desde el principio esta iniciativa, que es la de estar atentos a lo que va y viene entre ambas orillas y obrar como modesta caja de resonancia. Muy modesta, hay que recalcar, porque todo se hace a pulmón: sin financiación ni subvenciones ni ayudas, y gracias al esfuerzo de los que participan y ponen el hombro porque sí, porque les entusiasma la idea y la creen necesaria”, plantea Ehrenhaus a PáginaI12.

“Nos interesaba hacer especial hincapié en el aspecto de la recepción en España de la literatura femenina que se está produciendo ahora en la Argentina, y ver cómo y por qué editoriales que se mueven dentro del mainstream literario se habían fijado en autoras como Porroni o Enriquez, que tienen marcas tan descaradamente locales, más incluso que la narrativa escrita por hombres, que Anagrama, por ejemplo, viene publicando desde hace tiempo. No quiero aventurar hipótesis, que las tengo, e iniciar una polémica, sino constatar el hecho de que son varias las autoras jóvenes que están irrumpiendo, algunas con mucha fuerza, en el complejo panorama editorial español –explica Ehrenhaus–. En mi caso, además, leí hace poco los libros de ambas y, a pesar de la diferencia de estilos, registros y temas, me interesó la energía narrativa desplegada, mucho más suelta y librada de corsés intelectuales que la de los autores a los que estamos acostumbrados a este lado del charco”. 

¿Qué importancia tiene narrar el duelo en Aparecida de Marta Dillon? “Este tema da para mucho”, reconoce el autor de Un obús cayendo despedaza (2014), Tratar a Fang Lo (2007) y La seriedad (2001), entre otros títulos. “El duelo en España aún no se ha narrado con la crudeza y la sinceridad necesarias porque las investigaciones mismas están paradas, y eso que la dimensión humana de los horrores de la posguerra es mucho mayor que los que cometieron las juntas militares argentinas. España es el segundo país del mundo en número de fosas comunes después de la Camboya de Pol Pot, y quizás el primero, en proporción, en fosas no exhumadas. El ejemplo argentino es, en este terreno, tremendamente botón, porque escracha la voluntad institucional española de no remover demasiado la memoria histórica. En Madrid y Barcelona hubo manifestaciones multitudinarias en contra del 2x1, cosa que tampoco es casual, porque muchos de los que las nutrimos vinimos a parar acá para escapar al genocidio y ahora somos doblemente sensibles –aclara el escritor y traductor–. El libro de Marta Dillon es muchas cosas más que el trabajo de un duelo y de ahí su importancia. Por ejemplo, funciona en el epicentro de una polémica acerca de cómo poner la memoria al servicio de lo que vendrá. La mirada de las nuevas generaciones rompe antiguos clichés políticos y culturales e impone otros nuevos, y obliga a un constante y bienvenido replanteo”.

Ehrenhaus cuenta que Magalí Etchebarne, Cecilia Fanti y Majo Moirón presentarán sus libros en Barcelona. Las tres publican en pequeñas editoriales: Tenemos las Máquinas, Rosa Iceberg y Blatt & Ríos. “Las pequeñas editoriales, acá y allá, se mueven por criterios propios, poco ligados a las políticas de consumo: supeditan el éxito a la calidad, la urgencia a la claridad. Además, comparten criterios de una manera más flexible y horizontal, sin la paranoica prepotencia de los grandes grupos. Creo que hoy en día existen dos tipos de editores: los que matan a la gallina de los huevos de oro a la primera de cambio y los que la alimentan para que ponga, con calma, huevos sanos y nutritivos. Editores, libreros, críticos, autores, lectores, todos somos responsables de la literatura que se hace”, subraya el escritor y traductor, y revela que aún no inauguraron la 3ª Semana y ya hay gente que les pregunta por la 4ª. “Quizás es muy prematuro para decirlo, pero tal vez por pura deformación profesional dediquemos la edición del año que viene a las traducciones y los traductores argentinos a uno y otro lado del Atlántico –anticipa Ehrenhaus–. Si retiráramos de las estanterías los libros españoles traducidos por argentinos, la merma sería notable; si retiráramos los libros traducidos, la merma sería enceguecedora. Ya es hora de que atendamos ese tema como se merece y le demos voz al que la presta”.