Entre quebradas, yungas, valles y paisaje puneño, se está llevando adelante el rodaje de un pieza cinematrográfica que bucea la conjunción entre el heavy metal y la cosmovisión originaria.
En medio del rodaje de “Jujuy originario y metalero”, Fernando Romanazzo, director y productor general de la película, hace un alto y desde Maimará comenta el desarrollo de esta original producción.
¿Cómo surge la idea de “Jujuy originario y metalero”?
Tiene un origen largo que fue mutando. Digamos que en el 2007 vinimos con unos amigos a hacer una investigación/documental de registro, porque desde Buenos Aires no entendíamos porque el metal extremo se escuchaba más en el norte, sobre todo en las partes altas. Entonces vinimos a Jujuy a ver varias cosas, como por ejemplo entender si era compatible con el folclore, si había pica y esas cosas que uno desde la porteñidad no se entera.
Pero llegando acá me hice amigo de gente y me sentí muy identificado, porque desde Buenos Aires escuchaba las letras de Heavy Metal que representaban mi bronca, pero sentía que nunca actuaba en consecuencia. Digamos que era alguien que solamente vivía mis pesares y nada más. Pero en Jujuy lo que noté es que cada metalero y metalera no solo escuchaba música denunciando lo que pasaba, sino que lo enfrentaban con el cuerpo. O militaban en algún lado o se sumaban a alguna causa. Ponían el cuerpo y eso me fascinó. Y dije ‘que bueno sería mostrarlo, esto que no es solo de boquilla sino que se le pone el cuerpo y se es consecuente”.
Y ahí quedó durante años... por suerte en 2017 ganamos un premio, y por la pandemia y demás cuestiones, pudimos conseguir un adelanto del INCAA así que por fin vinimos a filmarlo.
El proyecto en 2017 toma cuerpo y ¿cuando empieza a materializarse?
En 2017 al ganar el premio tuvimos que hacer el guión y ahí se hizo una investigación de los personajes, los posibles participantes y quedaron seleccionados cuatro. Fuimos investigando y en el camino se sumó gente sumamente importante, como por ejemplo Fabiana Bepres y Nora Lopez que son las productoras locales y quienes consiguieron muchas de las cosas que necesitábamos. Hicimos un trabajo de pre-producción una semana antes a que empiece el rodaje, que fue un ‘amasije’ porque metimos todas las locaciones que filmábamos en un mes en cuatro días. Ahí empezó a armarse la película que el primero de diciembre pasado empezamos a filmar.
¿Cómo fue la recepción de los que hoy son los protagonistas de la película? ¿Cómo tomaron la idea de participar?
Los protagonistas ya sabían porque venimos con el proyecto hace mucho tiempo, de hecho estaban ansiosos para ver cuando se podía finalizar. Pero creo que todos los protagonistas, como los co-protagonistas, como los secundarios o terciarios, la gente que está involucrada en general, entendieron que el documental va mucho mas allá que mostrar una cuestión del heavy metal y lo raro que sería ver un heavy en la puna o en la quebrada. Entendieron que la idea es mostrar la lucha, cómo en diferentes regiones suceden cosas que son injustas o cuestiones netamente humanas. Esa fue la razón por la que todos los metaleros se pusieron las pilas. Están dando mucho más de todo… pero se entendió que no es una película para mi, es una película de ellos y los que están afuera del metal entendieron que el metal es un medio de comunicación para llegar a la mayor gente posible y mostrar lo que pasa.
Contame algún personaje o características de alguno de los personajes que más adelante vamos a poder ver...
Por ejemplo la que tenemos hoy de invitada es Estela Flores. Ella es bioquímica, le corre el metal por la sangre. Tiene un programa de radio que difunde el heavy metal todos los domingos, que se llama ‘zona de aguante’ en la Universidad de Jujuy. Aparte de ser bioquímica es docente y también descendiente de pueblos originarios. Entonces con ella hicimos todo el vínculo con las partes del territorio, de la defensa del agua, en contra del litio. Con ella disfrutamos estos días, fue muy emocionante. De alguna manera en esta parte más nos conectamos con la tierra, con la pacha, y si bien los otros personajes lo tienen, no está tan incorporado en el día a día.
Desde la hipótesis de la película que a veces se modifica o se confirma ¿Donde ves que está el punto de conexión entre lo originario y el heavy metal?
Tiene muchas conexiones. El heavy metal es el marginado, el expulsado, el que nadie quiere, el pobre... y los pueblos originarios están más o menos en el mismo orden. El metalero es un luchador y hay muchos de ellos que son de pueblos originarios. Entonces es básicamente lo mismo. Lo que un poco rompió la hipótesis, si se quiere, es el tema de la conciencia de ser originario, que no todos la tienen. Saben que la familia lo es y nada más, no se investigó más. Sin embargo hablás con los padres y son comuneros, hacen reuniones de organización, y el hijo nada. Eso es lo que vi. Pero por otro lado tienen la identidad naturalizada. Por ahí el que menos habla del tema del ser originario, mete instrumentos folclóricos en su música. Es contradictorio, pero para él es así. Claro que si esa persona no estuviera empapada en la cosmovisión no pondría ese tipo de instrumentos...
¿Como viene el rodaje y porque lugares de la provincia estuvieron?
El rodaje viene siendo un amasije pero bien... pasamos por San Salvador de Jujuy, Palpalá, Calilegua, Libertador Gral San Martín, Rinconada, Abra Pampa, Humahuaca, Huancar, Hornocal, Chorillos, Esquina blanca, Salinas Grandes y Maimará, por ahora…
Contanos alguna anécdota de las que están sucediendo en este rodaje...
Como siempre sucede en los rodajes de documentales, que es donde yo más participo, quizás es más interesante el backstage que la película en sí... Por ejemplo nos pasó en Hornocal que estaba anunciado lluvia cuando llegábamos a filmar. No había luz, no estaba bien la cosa. Y ahí no más le hicimos una ofrenda a la pacha y salió el arco iris, se asomó el sol, volaron cóndores… fue una señal.
Es importante remarcar el agradecimiento a todo el equipo de filmación que deja todo. Además agregar que estamos intentando ser la primera producción sustentable. Porque hablamos de lo ecológico, pero si no lo pregonamos, somos unos hipócritas. Entonces le estamos metiendo toda la energía que podemos a no contaminar, expulsar la menor cantidad de monóxido de carbono, trabajar sin multinacionales, apostando a los microemprendimientos y relacionándonos con el local. No nos gusta ser turistas, nos gusta anclarnos, dormir en las casas de familia, parando en comunidades y en lugares donde nos permite relacionarnos para entender la realidad en carne propia. Porque ahí cuando sentís lo que le pasa a la otra piel, te das cuenta de muchas cosas.
Siempre pedimos permiso a las comunidades, dialogamos, porque justamente lo que más nos comentaron es que las producciones de Buenos Aires vienen, filman, consumen lo que quieren, traen gente de afuera y dejan un tendal de contaminación y se van. Además nos planteamos ser una producción con equidad de género. Siendo una producción chica, con menos recursos, somos consecuentes con lo que queremos y luchamos.
Se puede seguir el rodaje del film en las redes de la película #pachamamafighters