Pionera de la danza moderna y de la danzaterapia en Argentina, la bailarina, coreógrafa y docente María Fux cumple cien años este domingo, y habrá festejo al aire libre y abierto a la comunidad. Será a las 11 de la mañana en la entrada de su casa y estudio de danza, en Callao 289, casi esquina Sarmiento. Las profesoras del centro van a guiar una danza colectiva improvisada, con participación de alumnxs y de toda persona que quiera sumarse y disfrutar del movimiento más allá de la edad y de las limitaciones físicas o emocionales. Este es el espíritu de la celebración, en consonancia con la mirada que esta artista, hija de inmigrantes rusos judíos, tiene sobre la danza y que plasmó en el Método María Fux. En este marco, la danza es una herramienta al alcance de todos para el desarrollo personal, creativo y para contribuir al bienestar de las personas, con la integración psico-física y social y la inclusión como ejes centrales. ¡La diversidad es más que bienvenida!
“María está muy bien: no toma ni un remedio, camina, se mueve y hasta se mete en las clases del estudio cuando tiene ganas. Baila un poco, se queda un rato y se va. No está al frente del estudio, pero al vivir en el mismo lugar, su presencia se respira”, cuenta a Página/12 su nieta, Irene Aschero, cantante. Y agrega: “María estará presente desde el balcón del segundo piso: por la pandemia nos vemos obligados a limitar el contacto. Fanny Mandelbaum será la presentadora, yo voy a cantar 'Nadie se va a marchar', de Noel Schajris, porque el legado de María seguirá vivo. Después viene la danza colectiva y María va a soplar las velitas. Tenemos el permiso del gobierno de la Ciudad para cortar Callao por un tiempo breve, unos 45 minutos, pero por un motivo que bien vale la pena”.
Aschero es docente de canto del centro fundado por su abuela, donde se dicta la formación de tres años en Danzaterapia, se toman clases de Danzaterapia, hay cursos para niños y niñas y se desarrollan distintas actividades culturales. Un rasgo fundamental es que en las clases y en los espectáculos conviven alumnxs de distintas edades y con capacidades y limitaciones diversas. El foco está puesto en el encuentro y en el movimiento al alcance de todxs, cada unx dentro de sus posibilidades.
María Fux nació en Buenos Aires, se crió en el barrio de Caballito y comenzó a bailar espontáneamente a los cinco años, en las fiestas de cumpleaños. A los 13 comenzó a tomar clases de danza clásica con la bailarina rusa Ekatherina de Galantha, radicada en Buenos Aires. Al poco tiempo, influenciada por la lectura de la autobiografía de la estadounidense Isadora Duncan, considerada por muchos como la creadora de la danza moderna, comenzó una búsqueda de una forma de comunicación no verbal mediante el cuerpo, vinculada a lo emocional y lo teatral.
A los 31, obtuvo una beca y se fue por un año a tomar clases en la escuela de Martha Graham en Nueva York. Y al regresar a Buenos Aires, en los primeros años de la década del ‘50, las dificultades de la hija sordomuda de amiga suya la motivaron a comenzar a desarrollar la danzaterapia para niños, adultos y personas con discapacidad. Por eso, su concepción del arte del movimiento va más allá de los espectáculos y de la perfección técnica: “La danza está en el hombre, en cualquier hombre de la calle y es necesario desenterrarla y compartirla. No danzamos para gustar, sino para ser nosotros mismos, para poder crear, expresarnos y entregar a los demás, desde el principio y para siempre”, asegura.
Como bailarina y coreógrafa, recorrió buena parte de la Argentina presentándose en escenarios como el Teatro Colón (donde bailó descalza en los años cincuenta), el San Martín, el Cervantes y el Teatro del Pueblo. También lo hizo en lugares insospechados para esta disciplina, como las minas de Zapla, Quitilipi y Charata, en el norte del país y en el Chaco. Inició sus actuaciones cuando primaba el ballet y la danza moderna era un estilo poco conocido, abriendo nuevas posibilidades expresivas, no siempre bien recibidas.
Fue la primera bailarina argentina y la segunda bailarina no clásica, después de Isadora Duncan, en bailar en los escenarios de Moscú en 1955. Dio cursos, conferencias y seminarios de formación en el país y en el exterior, y su método se expandió en otras ciudades del país, de América y de Europa. Publicó nueve libros, recibió distinciones locales (Ciudadana Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos, Premio a la trayectoria artística del Fondo Nacional de las Artes), y en el exterior (como el Diploma de la Unesco por su labor docente y el Reconocimiento por su trayectoria de la ONU).
El Festival Buenos Aires Danza Contemporánea le dedicó en 2010 un homenaje muy emotivo en la sala principal del Centro Cultural 25 de Mayo. Abarcó una danza en vivo a cargo de la propia artista, un solo de la bailarina y docente Andrea Fernández, que también trabaja en la inclusión desde la danza; y la proyección de un video del documentalista Pablo Tesoriere con un recorrido visual por la vida y obra de María Fux. El próximo encuentro con esta figura esencial de la danza argentina es este domingo: una hermosa manera de iniciar el nuevo año.