“No se creó ni un puesto de trabajo”, señaló ayer el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, Antonio Caló, cuestionando las consecuencias de la política económica del macrismo sobre la industria nacional. “El metalúrgico tiene un sueldo de base de 8500 pesos, que es la mitad de la canasta básica”, denunció el gremialista, luego de rechazar en la semana la propuesta de los empresarios de aumentar un veinte por ciento los salarios del sector.
“Si se abren las importaciones, no estamos en condiciones de competir con nadie”, apuntó el ex líder de la CGT, advirtiendo la fragilidad de los puestos de trabajo de sus representados en caso de expandirse el proceso de apertura de las exportaciones. En medio de las discusiones paritarias, los trabajadores metalúrgicos están a horas de que se levante la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo y se preparan para volver a reanudar las medidas de fuerza en reclamo de un aumento salarial. “El lunes (por hoy) hay una nueva marcha de los delegados y si esto no cambia volvemos a las medidas: trabajar una hora y parar media hora”, aseguró Caló sobre los próximos pasos de los trabajadores metalúrgicos.
“Casi todos los empresarios están en condiciones de dar lo que estamos pidiendo”, afirmó el líder de la UOM defendiendo el treinta por ciento que piden como incremento y agregó que sólo pretenden “cubrir la canasta básica de alimentos. No es un pedido descabellado”. Caló apuntó contra el discurso optimista del gobierno nacional acerca de la creación de nuevos puestos de trabajo. “En la UOM no hubo ni un nuevo puesto de trabajo. No hubo ninguno”, destacó y recordó que, al contrario, “entre 2015 y 2016 se perdieron treinta mil puestos laborales: en 2015 la mayoría fueron despidos y en el 2016 fueron retiros voluntarios”.
“No hay quien pueda vivir con la inflación que hay y con la elevación de los costos de la canasta básica”, señalo el sindicalista. Caló criticó la apertura de importaciones al afirmar que “puede dejar en la calle a los ocho o nueve mil trabajadores que hay en Ushuaia”, ya que a las importaciones de computadoras se sumarán ahora las de teléfonos y televisores. “Nosotros estamos siempre abiertos al diálogo para mantener los puestos de trabajo”, indicó el dirigente pero advirtió que “si firmamos un acuerdo por el veinte por ciento con salarios que son de diez mil ochocientos pesos, los muchachos nos van a sacar a cascotazos”, poniendo el ojo a la difícil situación salarial y defendiendo el monto solicitado ante las empresas para sus afiliados.