Iván Duque, uno de los presidentes más impopulares en la historia de Colombia, cerró un 2021 marcado por un preocupante aumento de la pobreza, una feroz represión policial a las protestas del Paro Nacional y casi cien masacres en todo el territorio. En ese contexto los colombianos deberán ir a las urnas: habrá elecciones legislativas el próximo 13 de marzo y presidenciales el 29 de mayo. El exalcalde de Bogotá y precandidato a presidente, Gustavo Petro, lidera hasta el momento las encuestas y se convierte en la mayor esperanza para salir de la crisis por la vía del progresismo. "Nunca antes la izquierda colombiana tuvo una mejor situación que en la actualidad para llegar a la presidencia. Estamos hablando de un país marcadamente conservador en su cultura política y que durante décadas tuvo secuestrada la democracia en favor de las élites políticas", señaló a Página/12 el profesor de Geografía Política de la Universidad Complutense de Madrid, Jerónimo Ríos Sierra.
Frente a un "cambio de era" en América latina
Los sondeos presidenciales sitúan como amplio favorito a Petro, integrante de la coalición izquierdista Pacto Histórico y quien fuera alcalde de Bogotá entre 2012 y 2015. "La presidencia, casi con seguridad, saldrá de la contienda entre el Pacto Histórico Nacional y la Coalición Centro Esperanza (que lleva al exalcalde de Medellín Sergio Fajardo como uno de sus principales precandidatos). Las posiciones más a la derecha se encuentran con serias dificultades de concurrir como alternativa real. El uribismo está en sus estertores y, a la baja popularidad de Uribe y de Duque, hay que añadir un discurso tan beligerante como anacrónico para con las necesidades que reclama la sociedad colombiana", sostuvo Ríos Sierra.
Por su parte el investigador social y director de la organización Somos Ciudadanos, Felipe Pineda Ruiz, explicó a este diario que "las posibilidades de Petro dependen casi en un 80 por ciento de la diferencia que logre en la primera vuelta contra sus rivales para evitar sorpresas en el ballotage, más aún cuando la actual contienda presidencial se ha convertido en un 'todos contra Petro' continuo".
En contacto con Caracol Radio, Petro manifestó su esperanza de que el triunfo de Gabriel Boric en Chile marque "un cambio de era" en América latina. "Sobre todo en la superación de un sistema que ha gobernado permanentemente en regiones como Chile y Colombia como es el neoliberalismo, que no es más que la expansión de la idea de los mercados, de los negocios que no tienen nada que ver con inversiones o derechos humanos", explicó.
"Actualmente Petro lidera todas las encuestas con márgenes que oscilan entre el 10 y el 20 por ciento de ventaja con respecto a sus rivales", aseguró Pineda Ruiz, quien agregó que "lograr ocho millones de votos en las presidenciales de 2018 y liderar la oposición durante cuatro años le ha permitido ampliar su visibilidad mediática y sumar aliados de antiguos partidos tradicionales", aseguró Pineda Ruiz.
El fin de semana pasado, el Pacto Histórico liderado por Petro tuvo que tomar su primera decisión importante: debía elegir entre darle a un candidato de la comunidad afrodescendiente el puesto 11 de la lista de senadores del Pacto Histórico, como había acordado con la líder social y también precandidata presidencial Francia Márquez, o sumar a la coalición al alcalde de Medellín Daniel Quintero, quien le había brindado su apoyo en calidad de "independiente" a cambio de ubicar algunos de sus nombres. La moneda cayó del lado de Quintero.
Ese hecho se constituyó en el tema político de la semana en Colombia, y los medios hegemónicos intentaron presentarlo como el inicio de una ruptura en el Pacto Histórico. "La candidata presidencial afro que pidió el aval para su grupo político aparece segunda en las encuestas de intención de voto del Pacto. Sin embargo, Francia Márquez no ha logrado cohesionar a la población afro colombiana (compuesta por nueve millones de personas) en torno a su candidatura", señaló Pineda Ruiz en ese sentido. A pesar de su enojo, Márquez por ahora no se baja del espacio progresista. De hecho, si no alcanzara la candidatura presidencial, los medios locales rumorean que podría acompañar como vice a Petro.
Aunque Petro parece correr con ventaja de cara a los comicios de mayo, no debería dormirse en los laureles. "Parte de la actual estrategia de campaña de Petro gravita alrededor de convencer a personas de las clases medias de las ciudades principales e intermedias del país, de moderar su discurso en materia económica, en deslindarse de cualquier relación con Venezuela, en defender el proceso de paz con las FARC y los eventuales diálogos con la guerrilla del ELN", remarcó Pineda Ruiz en ese sentido. El investigador agregó que Petro moderó su propuesta hacia los latifundistas, además de seguir cultivando la relación que ha establecido desde hace 15 años con el partido demócrata de Estados Unidos para intentar ampliar su base de votantes.
En tanto, Ríos Sierra llamó a no confundir "intención con favorabilidad". "Esto, porque la tradicional imagen de Petro como un líder comprometido, transparente y firme opositor con la corrupción, lastra algunos elementos tales como su petulancia, marcado personalismo y su carácter impulsivo. Es imprescindible que cualquier opción real de cara a la presidencia pase por mejorar estos aspectos y, asimismo, hacer guiños a otros actores clave como las fuerzas militares, la policía nacional o el alto empresariado colombiano", advirtió el autor de Breve historia del conflicto armado en Colombia.
El opaco legado de Duque
Aunque la Constitución colombiana no le permite ir por la reelección, Iván Duque habla como si fuera candidato y aseguró días atrás que "Colombia no va a caer en el abismo del socialismo del siglo XXI". Lo cierto es que Colombia culminó el 2021 con un sangriento balance de 96 masacres registradas por la ONG Indepaz, con decenas de líderes comunitarios y exguerrilleros asesinados. Además, durante las manifestaciones iniciadas el 28 de abril contra el proyecto de reforma tributaria, Indepaz registró 2005 detenciones arbitrarias y 79 muertos.
"La gestión del presidente Duque se debe medir en función de satisfacer parcialmente la agenda del expresidente Uribe: fracturar el proceso de paz con las FARC, impulsar la fumigación con glifosato, aumentar la contratación estatal en época de elecciones", aseguró Pineda Ruiz. Por su parte, Ríos Sierra destacó que el gobierno de Duque "ha sido el prototipo de un gobierno errático y sin una hoja de ruta claramente definida".