“Era el armado judicial, la mesa que tenían con Vidal, Salvai, Conte Grand -que era una locura que esté ahí- y Ritondo. De ahí salían los diferentes armados”. Eso dice el subcomisario Hernán Casassa, encargado de los allanamientos, contador, especialista en Activos Ilegales en los audios que este lunes presentará a la justicia el ex Jefe de Gabinete de Scioli, Alberto Pérez. Lo que dice Casassa, ni más ni menos es que la estrategia del espionaje y la persecución era de tanta importancia en el macrismo que no se dejaba en manos de segundas o terceras líneas.
Los cuatro protagonistas
María Eugenia Vidal era por entonces nada menos que la gobernadora de la provincia y, como tal, responsable política de todas las operaciones desplegadas por sus funcionarios. Después de la abrumadora derrota en las elecciones de 2019, se mantuvo en relativo silencio hasta fines de 2021, cuando reapareció como candidata a diputada pero por la CABA. Una vez elegida, forma parte del bloque de Juntos por el Cambio y no disimula sus pretensiones presidenciales para 2023.
Cristian Ritondo ocupó el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires durante todo el gobierno de Vidal, de 2015 a 2019. Desde entonces, es diputado nacional y presidente del bloque del PRO.
Federico Salvai trabajó desde 2008 junto a Vidal, en ese entonces Ministra de Desarrollo Social de la Ciudad de Buenos Aires en el gobierno de Mauricio Macri. La siguió cuando fue elegida vicejefa de Gobierno en 2011 y gobernadora de Buenos Aires en 2015. Fue ministro de Gobierno hasta noviembre de 2016, cuando pasó a ocupar la jefatura de gabinete.
Julio Conte Grand, el mismo que almorzó con Mauricio Macri hace unos días, asumió como jefe de los fiscales provinciales a fin de diciembre de 2016. Llegó a Procuración General bonaerense como hombre de confianza de la entonces gobernadora Vidal luego de desempeñarse como secretario Legal y Técnico de esa gestión. En los años previos, cuando Macri era alcalde porteño, había sido procurador de la Ciudad de Buenos Aires, un cargo equivalente al del procurador del Tesoro en la gestión nacional.
El papel de la AFI
Además de los cuatro protagonistas -siempre según el subcomisario- también se sentaba a la mesa la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), con hombres claves como el jefe de Contrainteligencia, el jefe de Gabinete o el director de Jurídicos, que se convirtió en una AFI dentro de la AFI. En épocas anteriores, esa dirección la integraban tres o cuatro personas, con el macrismo pasó a ser la dirección de más gente y más poder: todo empezó a pasar por el armado de causas.
La política de la persecución y el escándalo se evidencia también en los escenarios. Las reuniones no se hacían únicamente en La Plata, en el Ministerio de Seguridad, sino en una de las bases de operaciones de Vidal, el edificio del Banco Provincia, en el centro porteño, y en la misma AFI, frente a la Casa Rosada. Y la mano de Macri aparece en que algunos de los protagonistas visitaron su despacho en las fechas anteriores a las operaciones: quedó claro en el caso del exministro de Trabajo de Vidal, Marcelo Villegas, y el titular de la AFI, Gustavo Arribas, ambos ingresando a verlo al expresidente pocos días antes de la ahora famosa reunión registrada en el video para urdir la maniobra contra el Pata Medina.
En la reunión en la que se añoró la Gestapo, estuvieron presentes el jefe de operaciones de la AFI, Diego Dalmau Pereyra, Director de Operaciones de Contraespionaje; Sebastián Di Stéfano, director de Jurídicos y Darío Biorci, jefe de Gabinete de la central de espías. “Nunca en la historia de la inteligencia argentina, se cometió la irresponsabilidad de sacar a la luz, en una sola reunión, a tres directores del máximo nivel de la exSIDE”, sostuvo un viejo analista en cuestiones de inteligencia.