Al cumplirse 13 meses de la muerte Diego Armando Maradona, su primer sobrino, Diego López Maradona, creó una fundación que está enfocada en insertar a los menores con discapacidad intelectual y física en el fútbol que residen en el área de Houston, Estados Unidos.
“Todo deporte ayuda a los niños a crecer y éstos están un poquito relegados. La sociedad quizá no los acepta. Entonces, creamos una fundación para ayudar a estos chicos a acercarlos al deporte. No solamente vincularlos al fútbol, sino también a la natación acuática. A partir de ahí, nos dimos cuenta de que funciona. Los chicos se divierten y la pasan bien”, remarcó el hijo de Ana, hermana mayor de Pelusa.
“Sé que mi tío quería hacer una fundación como esta y hoy está el sueño en marcha”, sostuvo el ex futbolista con pasado en Argentinos Jrs, All Boys, Defensa y Justicia y Chacarita en Argentina, además de Atlante, Puebla y Tabasco en México, para cerrar su carrera en Houston Hudson, un equipo profesional de Indoor soccer de la ciudad.
El pasado 30 de octubre, López Maradona encabezó una gala que sirvió para recaudar fondos con el fin de apoyar a los niños con discapacidad. “Fue la primera y la haré todos los 30 de octubre, que es el día que mi tío cumpliría años”, dijo el creador de la fundación.
En diálogo con Líbero desde Houston, el ex futbolista contó cómo nació la idea de crear la fundación. Además, detalló que jugadores fueron parte de la gala para inaugurar la misma y también recordó como el Diez le salvó la vida cuando sufría de leucemia.
--¿Cómo nació la idea de tener una fundación?
--Vengo con esta idea desde hace muchos años. Cuando era un niño, veía que había chicos que tenían problemas para caminar y correr; problemas físicos en general. Ya de grande, ayudé a Centros con niños que padecían problemas especiales. Entonces, cuando llegué a los Estados Unidos estudié para Terapista Físico y me especialicé en chicos con problemas psicomotrices, con Síndrome de Down y Autismo. De esta manera, empecé a trabajar para un empresa que me promovía jóvenes y yo los iba a ver. A partir de ahí, creamos la fundación que lleva como lema: “Ayúdame a ayudar”.
--¿Cuál es el trabajo en sí?
--Los voy a ver a sus casas y los ayudo a salir adelante. Es un programa del Gobierno de los Estados Unidos que tiene varias agencias que tratan a estos chicos. Entonces, me llaman y voy a visitarlos a sus domicilios para tratar los problemas cerebrales. Yo me dedico a eso y de esta manera nació la idea de la fundación.
--¿Es un programa costoso?
--Si, es muy caro porque solo te lo da el gobierno y si no lo agarras, no haces nada porque no tenés como ayudarlos. Veo chicos muy pobres que están empotrados en una cama porque los padres tienen otras obligaciones y otros hijos que atender. Estos jóvenes con necesidades especiales están un poco relegados. Entonces, en su momento pensamos en hacer una fundación para ayudar a estos chicos y acercarlos al deporte. No solamente vincularlos al fútbol, sino a la natación acuática. A partir de ahí nos dimos cuenta de que funciona. Los chicos se divierten y la pasan bien.
--¿Cuál es el propósito de la fundación?
--La idea es contratar a especialistas y profesionales en las canchas de fútbol para que vengan a ayudar a los chicos e introducirlos en el deporte. No es fácil tratar a los que padecen síndrome de Down y autismo porque deber tener mucha paciencia y saber manejarlos.
--¿Cómo fueron los inicios de la fundación?
--Cuando arranqué con esta idea era un poco chocante. Pero con el paso del tiempo me enamoré de esta profesión, porque terminé de darme cuenta de la riqueza que tengo en mi casa. Uno no le da el valor que se merece el hecho de tener hijos sanos, que puedan correr y desempeñarse solos. Cuando te metes en esto te das cuenta de la fortuna que tenés en tu casa y mucha gente no lo valora, eso me da fuerzas todos los días para salir adelante. Es una bendición y es algo increíble.
--¿Qué te sorprendió de los chicos que visitás?
--Cuando me toca ir a la casa de alguno de los chicos me doy cuenta de lo mal que la están pasando. La felicidad de ellos pasa por verme a mí. Cuando me ven, se les ilumina la cara, pobrecitos. Yo soy el que les hago el tratamiento, los llevo a caminar y les doy una bicicleta especial. Cuando les toca terapia acuática ellos son libres y nadan muy bien. La gente que dice que son discapacitados se equivocan porque la capacidad de aprendizajes que tienen es impresionante.
--¿Cuántos niños tienen?
--Tenemos dos chicos. Uno de ellos está empotrado en una cama. Este tiene una historia especial. Resulta que un día su papá salió a manejar borracho con él y su esposa y tuvieron un accidente. La mamá murió y el niño tuvo un problema cerebral que se llama Cerebral Palcy. Es un derrame cerebral que le provocó quedar postrado en una cama y la parte derecha no le funcionaba. Hasta que con rehabilitación y amor hoy el chico está caminando. No habla, pero cuando lo voy a visitar y lo llevó a comer algo se muestra muy feliz. Verlo caminar luego de haberlo visto empotrado en una cama es buenísimo. Este chico quiso salir adelante y pudo.
--¿Cuántas veces por semana atendés a los chicos?
--Dos veces por semana. Tengo la fundación en Houston y puedo recibir donaciones. El primer evento que hicimos de Maradona Fundation fue un gala en nombre de mi tío. Gente que participó donó cosas para recaudar dinero. Sorteamos una camiseta Adidas de Diego. La familia Pineda donó tres vueltas en una Ferrari por la ciudad. Otro donó una Tablet. Esa plata se la dimos a un chico que vive en Dallas que padece Leucemia, la misma que tuve yo. Además, pusimos una camiseta firmada en su momento por Pelusa en la subasta. Parte de lo que recaudado irá al Saint Jude Hospital, que se encarga de curar a los chicos con cáncer. La otra parte del dinero fue para la fundación.
--¿Es cierto que todos los 30 de octubre vas a hacer un gala en nombre de Diego para recaudar fondos para la fundación?
--Si, es así. Fue la primera y la haré todos los 30 de octubre, que es el día que mi tío cumpliría años. Y de esa manera recaudar fondos para los chicos. En la primera gala participaron los ex futbolistas Claudio Paul Caniggia y Leandro Cufré, además de Moisés Muñoz, arquero del América de México, Jesús Molina como capitán de las Chivas de Guadalajara, y el periodista de ESPN, Jorge Ramos, entre otros.
--¿Tu tío te salvó la vida cuando sufrías de leucemia?
--Si. Diego me salvó la vida. En el momento que más lo necesité estuvo presente.
--¿Cómo fue?
--Yo dejo de jugar al fútbol como profesional y empiezo a trabajar. Ahí, me quedo sin seguro médico. En ese preciso momento, me agarró leucemia. Entonces, voy al mejor centro especializado en Houston y me dicen que tenía que pagar 250 mil dólares para entrar y hacerme el tratamiento para tratar el cáncer. Yo no llegaba a juntar esa plata. Entonces, mi tío me llamaba todos los días preguntando porque no me trasladaban al hospital. Fue ahí que mi ex mujer le dijo: "No llegamos a cubrir el dinero que necesitamos para el tratamiento". Inmediatamente, Pelusa le responde: "¿Dónde hay que mandar la plata? Ya lo hago". Mandó todo el dinero ese mismo día y me metieron en el hospital. En un mes, me pararon la enfermedad.
--Cuando lo necesitaste, estuvo.
--Sí, aparte muy pendiente de mí con llamados telefónicos diarios. Teníamos una relación muy buena y lo seguía para todos lados. Viví con él en España cuando jugaba para el Barcelona y en Nápoles. Además, lo acompañé en Dubai y en México, cuando fue el entrenador de Dorados de Sinaloa. Cuando debutó como técnico de la Selección Argentina en Glasgow, Escocia, fui a darle mi apoyo y estuve a su lado. Después, jugaron en Marsella y estuve con mi familia apoyándolo. Donde iba, yo estaba.
--¿Qué aprendiste con el manejo de la fundación y tras recuperarte de leucemia?
--Que la vida es hermosa. Después de mi enfermedad, veo la vida de otra manera y desde otro punto de vista. Antes me preocupaba por tener un nuevo auto e irme de vacaciones, les daba importancia a las cosas materiales y no me daba cuenta de que hay otras cosas a las que darles valor. Hoy, valoro todo eso y me va bárbaro. El estar con los chicos me da muchas fuerzas para cumplir mis propósitos de vida, sabiendo que todo lo que uno se propone lo puede llegar a cumplir.