Al menos en cuanto a la música, 2021 terminará igual que comenzó: condicionado por la pandemia. Sin embargo, a diferencia del año pasado, ya no se le teme tanto al coronavirus. Por la vacunación y también porque, invocando la expresión que patentó Charles Aznavour, el show debe continuar. Y eso a pesar de la vulnerabilidad a la que quedaron expuestas artistas, salas y demás componentes de la industria. Mientras que Europa propone convivir con el bicho en vez de esperar a erradicarlo, en el verano local se teme por los recitales y festivales. La preocupación fue tal que el presidente Alberto Fernández le puso paños fríos al asunto, descartando aplicar nuevas restricciones o cancelar los eventos masivos. Al mismo tiempo que esto sucede, en Nueva York, uno de los 15 estados de los Estados Unidos que inoculó al 70 por ciento de su población, The Strokes y LCD Soundsystem (ambos originarios de ahí) cancelaron los shows que tenían pautados para estas semanas.

“Ustedes, las buenas personas que quieren devolver sus entradas y volver a intentarlo en otro momento, han hablado”, manifestó James Murphy, líder de LCD Soundsystem, a través de un comunicado de prensa. “Pero también lo hicieron la información sobre la nueva variante del covid, la capacidad de los hospitales, algunos integrantes de la banda y del staff, y el lugar donde íbamos a tocar”. En sintonía con esa postura, The Strokes, que confirmó su participación en el Lollapalooza argentino de 2022, explicó en sus redes sociales: “Estábamos muy emocionados de tocar en Brooklyn, en esta víspera de Año Nuevo. Pero la variante de Omicron frustró nuestros planes”. El quinteto neoyorquino fue noticia este año no sólo por haber sido nominado por primera vez al Grammy, sino también por obtenerlo. Se llevaron la estatuilla de la categoría “Mejor álbum de rock”, gracias a su disco The New Abnormal, cuya entrega no formó parte de la gala televisiva.

Fito Páez

Algo idéntico le sucedió a Fito Páez, quien debutó en el Grammy de la mano de su álbum La conquista del espacio, en el rubro “Mejor álbum de rock latino o alternativo”, y recibió el trofeo fuera de la transmisión televisiva de la sexagésima tercera entrega. “Me siento inmenso y muy lleno de amor”, dijo el artista rosarino a mediados de marzo, tras el anuncio. Unos meses antes, a manera de preámbulo de lo que le sucedería, ganó dos Latin Grammy por el mismo trabajo: “Mejor álbum pop/rock” y “Mejor canción pop/rock”, por “La canción de las bestias”. Y en noviembre de 2021, en una gala en la que Rubén Blades fue la “Persona del Año”, el cantautor regresó al país con el gramófono a la “Excelencia musical”. En medio de todo esto, el autor de “11 y 6” se dio cuenta de que éste era su año durante los premios Gardel, en los que se midió con su amiga Nathy Peluso y terminó imponiéndose con su primer Gardel de Oro.

Aparte de sacar su álbum Los años salvajes (el primero de una trilogía), a fines de noviembre, el músico participó en el flamante disco de Elvis Costello: Spanish Model (y el inglés le devolvió el favor poniendo su voz en su reciente repertorio). También sorprendió a todos al colaborar en lo nuevo de la banda platense de post punk Norma, Cro9uis. El rosarino salió de gira por América, y coronó esta temporada inolvidable con un show en su Rosario natal y otro en un Movistar Arena colmado de público. A manera de frutillita para el postre, unas semanas antes fue parte de los festejos organizados en Buenos Aires por el cumpleaños 70 de uno de sus mayores mentores, Charly García, con un recital memorable en el Teatro Colón. Ahí revisitó las canciones que más le influyeron, acompañado por su banda y la orquesta del teatro. Lo hizo luego de tocar con el homenajeado, en la tarde noche de ese día, en el CCK, base de operaciones del aniversario.

Charly García

“Una vieja canción que me transportó al estrellato argentino”. Así introdujo García a “Canción para mi muerte”, uno de los temas que interpretó, junto a algunos de los músicos que lo acompañaron durante su trayectoria. Si bien se corría el rumor de que iba a ser partícipe, nadie podía dar crédito de que estuviera en el escenario cuando se abrió el telón del Auditorio Nacional. Apareció en el tercer bloque de los cuatro que se prepararon para la ocasión, antecedido por un espectáculo que revisó su obra en clave de música clásica y otro a través de una lectura folklórica y jazzera. Fue su única performance de 2021, año en el que terminó su próximo álbum de estudio. Amén de los recitales del CCK, el ministerio de Cultura porteño festejó el aniversario con una serie de actividades organizadas a lo largo del mes. El 23 de octubre, Federico Moura también hubiera cumplido 70 años. Para mitigar esa ausencia, salieron a la venta varios libros que recrean su vida y obra.

Si Charly y Federico inauguraron la temporada de escorpio, otro colega suyo, uno bien insigne, la despidió celebrando igualmente 70 años. El 20 de noviembre, León Gieco fue homenajeado en el CCK con un espectáculo titulado “León Cumple”. A diferencia de su excompañero de banda en PorSuiGieco, el músico santafesino participó en las tres horas de tributo, en el que, a medida que contaba su historia, iban desfilando por el escenario artistas de la talla de Víctor Heredia, Ricardo Mollo, Javier Malosetti, Lisandro Aristimuño, Raúl Porchetto, Liliana Vitale, Teresa Parodi y el propio cumpleañero. Recorriendo así uno de los repertorios más variopintos de la música argentina.

León Gieco

Un mes más tarde, el 25 de noviembre (Día de Acción de Gracias en Estados Unidos), Disney+ la clavó al ángulo con el estreno de Get Back: documental que derribó un sinnúmero de mitos acerca de la grabación del disco Let It Be, de los Beatles, y la disolución del cuarteto. Durante los tres capítulos de esta serie documental, Peter Jackson, conocido por dirigir largometrajes como El señor de los anillos, vuelve a ahondar en los últimos días de la banda, a partir de las 60 horas de película descartadas del film Let It Be, de Michael Lindsay-Hogg, en los que se les puede ver a los músicos interactuando en el proceso creativo y personal. Cuatro años le llevó al neozelandés reconstruir ese periodo, que culmina con el llamado “Concierto de la azotea”. Además de exculpar a Yoko Ono por el desmembramiento del grupo, Get Back le permitió asimismo a Paul McCartney (este año lanzó el álbum McCartney III Imagined) y a Ringo Starr sacarse la visión distorsionada que ellos mismos tenían sobre la separación.

Get Back

El año comenzó con la noticia de que Shakira vendió el cien por cien de los derechos de sus canciones por varios millones de dólares, secundando así a Bob Dylan, Neil Young (por ahora se desprendió del cincuenta por ciento de su catálogo) y Blondie, entre muchos otros artistas. El anuncio lo hizo Merck Mercuriadis, fundador y CEO de Hipgnosis Song Fund, compañía británica de gestión de canciones e inversión en propiedad intelectual de música registrada. El constante crecimiento de estas operaciones se debe al parate que experimentaron las giras, a partir de la aparición de la pandemia. Por eso, los músicos vieron en estos movimientos la posibilidad de asegurar su jubilación (Bruce Springsteen habría embolsado 500 millones de dólares por su venta de derechos). Al mismo tiempo, la cuarentena propició que los fondos de inversiones se interesaran en poner su dinero en las plataformas de streaming. Si antiguamente surgieron para impulsar y monetizar las novedades, ahora abrieron el espectro hacia los grandes éxitos (formalmente denominados “canciones de repertorio”).

Pero esto no funciona para los cantautores locales. Si el Indio Solari quisiera vender sus canciones, no podría. El derecho de autor está enmarcado en el derecho romano, que es el que adoptó la Argentina, en el que no se puede disociar a la obra de quien la crea. En tanto que el copyright, basado en el derecho anglosajón (funge en el Reino Unido y sus antiguas colonias), sí lo ve viable. A propósito de las leyes británicas, el Parlamento de ese país, en julio de este año, dio un fallo histórico a favor de los músicos. Luego de que más de 150 artistas firmaran en abril de 2020 una carta en la que le pedían al primer ministro Boris Johnson una nueva legislación que los protegiera, el Comité Selecto del Departamento de Cultura, Medios y Deporte Digital llevó adelante un estudio que corroboró la desproporción que existe entre lo que factura el streaming y lo que le queda al músico. Por eso se propuso un “reseteo total” del mercado.

De los 736.5 millones de libras esterlinas anuales que factura el streaming en el Reino Unido, los artistas sólo reciben un 15%. Esto generó un malestar aún mayor en la pandemia, luego de que el formato se convirtiera en el sostén por excelencia de la cultura y el entretenimiento. Si los músicos británicos se sintieron precarizados, los argentinos vivieron en carne propia, en los dos últimos años, la fragilidad. Sin embargo, no dejaron de generar contenido. Todo lo contrario. En lo que a producción y consumo digital se refiere, el país es punta de lanza. Y eso quedó en evidencia el pasado 17 de abril cuando Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado emitieron A los pájaros, streaming rodado en Epecuén. La plataforma de la ticketera que lo iba a transmitir colapsó, lo que obligó que lo pasaran a YouTube. Pero eso no sólo sucede acá. Hasta el legendario festival de Glastonbury, celebrado en Inglaterra, padeció los avatares de la tecnología durante su regreso (en formato virtual) en mayo.

A mediados de junio, y tras un verano en el que se experimentaron varias formas de hacer un recital, en la Argentina se anunció la reapertura de cines, teatros y centros culturales. Eso produjo la vuelta de los conciertos, más allá de los protocolos y aforo reducido (50 por ciento de la capacidad de la sala). Los traperos fueron los primeros en apropiarse de Calle Corrientes, aunque pisaron fuerte a partir del recital de Rushkering en el Teatro Broadway, en julio. En paralelo, Massacre movió su show de Mandarine Park al Teatro Coliseo, y Camping se estableció como el reducto a cielo abierto de la escena independiente. Si bien en agosto comenzó a haber más actividad, en septiembre ya se podían hacer planes. Uno de los más destacados fue el debut de Hernán Cattáneo en un teatro. En este caso, el Gran Rex, lo que devino en todo un hito porque se trató no sólo de la primera vez del productor y DJ local en un plaza así, sino también de la escena electrónica argentina.

Luego de que las salas independientes lograran su apertura, a principios de octubre el gobierno porteño eliminó las restricciones de horarios y las limitaciones de aforo. Esto provocó una sobreoferta en las agendas tanto de recitales como de fiestas electrónicas, que se convirtieron en los primeros eventos en traer a figuras internacionales. Una vez que artistas del calibre de Fito, Babasónicos, Skay Beilison y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado anunciaran su reencuentro con el público en los estadios, los festivales musicales masivos revelaron su reprogramación. Aunque en otros casos advirtieron su regreso y hasta su debut. A la vuelta del Quilmes Rock (con Gorillaz en calidad de primer headliner confirmado de su grilla), le secundaron los anuncios del Lollapalooza, Cosquín Rock, At Park, Experiencia Dolores Rock y Primavera Sound. El Astroworld Festival, en Estados Unidos, dejaba ocho muertos y decenas de heridos en noviembre.

Cuando a los alemanes los volvieron a encerrar en sus casas, a causa del inicio de la cuarta ola de la pandemia de covid-19, cuya nueva cepa está afectando gravemente a los que decidieron no vacunarse, Buenos Aires entraba en el modo veraniego. En esa ilusión con sabor a pasado, a deseo o a normalidad, Damas Gratis ponía a bailar al Gran Rex, La Delio Valdez hizo historia al agotar el Luna Park, Bandalos Chinos mostraba su ascendente poder de convocatoria, Daniel Melingo estrenaba en Niceto Club un espectáculo para volver a ver, Wos puso a vibrar a cuatro estadios Obras y Duki metía 10 mil personas en el Movistar Arena. En el fin de semana previo a la Nochebuena, Palermo hervía de eventos masivos al aire libre. Con apenas cuadras de diferencia, Gracias Totales - Soda Stereo se despedía en el Campo de Polo, el festival Buenos Aires Cumbia se celebraba en el Hipódromo y El Mató a un Policía Motorizado regresaba a los escenarios porteños en GEBA.

Duki 

El líder del quinteto tuvo un año soñado. Antes de girar por España, a Santiago Motorizado le encargaron la nueva banda de sonido de Okupas, relanzamiento que está entre los fenómenos sociales y culturales de 2021. Esa efervescencia creativa la volcó en un álbum solista, Canciones sobre una casa, cuatro amigos y un perro, donde revela su vena en la música popular. Pero como si se tratara de un puntapié para esta exploración, el cantautor platense fue convocado por Palo Pandolfo para trabajar juntos. Ese encuentro resultó en “Tu amor”, último tema que lanzó el ex Don Cornelio antes de morir, el 22 de julio, en lo que fue una de las grandes pérdidas (y quizá la más sorpresiva) que tuvo la escena local. Acompañando así a otros nombres insignes de la música que dejaron de estar entre nosotros en estos meses, como Charlie Watts (baterista de los Rolling Stones), Chick Corea, Mary Wilson (ex The Supremes), Robbie Shakespeare, Astro (UB40), Stephen Sondheim y Michael Nesmith (ex los Monkees).

Junto con el álbum solista de Santiago Motorizado y Pitada, encarnación tropicalista de Emmanuel Horvilleur, Siervo, disco póstumo de Pandolfo, destacó en 2021. Y es que ese puñado de canciones tristes evocan su condición de juglar. Meses más tarde de su salida, Conociendo Rusia, a punta de canciones, se tornó en un fenómeno. Más allá de los cuatro Gran Rex que consumó, su nuevo disco, La dirección, es toda una polaroid generacional. Algo parecido a lo que genera Malena Villa en Ni tan bien/ Ni tan mal o Fransia en Mundo virtual. Si lo de la dupla apunta hacia un pop sideral, lo de Somos 2, lo más reciente de Melanie Williams y El Cabloide, es también pop, pero progresivo, jazzeado y experimental. Este último adjetivo no sólo cabe para lo que no se comprende sino también para esos giros que suelen hacer músicos reinventivos como Andrés Calamaro. Para muestra está Dios los cría, álbum de dúos y reversiones en el que El Salmón osa llevar a Raphael al arrabal.

Si bien es cierto que el 2021 coincidió con aniversarios notables que van de los 50 años de Trapestry, disco cumbre de Carole King, hasta las tres décadas de Nevermind, obra maestra del grunge, ésta fue una temporada productiva. De lo que dan fe Utopian Ashes, que saca de su lugar de confort a Bobby Gillespie y Jehnny Beth, hasta ese viaje al fondo de la música popular estadounidense que hacen Robert Plant y Alison Krauss en Raise the Roof. También apareció Sometimes I Might Be Introvert, loa al rap híbrido, fino y feminista de Little Simz. Mientras que Floating Points convenció a Pharoah Sanders y a la Orquesta Sinfónica de Londres para cruzar electrónica, free jazz y música clásica en Promises. Tan emocionante y revolucionario como lo que hizo C. Tangana en El Madrileño, aunque lo del cantante español enciende el ADN latino al conectar y mezclar un montón de idiosincrasias y matices: desde José Feliciano hasta Gipsy Kings, pasando por Toquinho y Jorge Drexler.

A pesar del desdoblamiento que significó El Madrileño para su carrera artística, C. Tangana sigue siendo un icono de la música urbana de habla hispana, por lo que es una voz autorizada incluso al momento de referirse a sus pares argentinos. “Uno siente que va a ser fructífero tener relación con esos artistas y esos productores, porque se ve que es un movimiento cohesionado”, le dijo a este diario en 2020. Y la verdad es que no se equivocó. Si una escena pasará a la historia por este año ésa es la que protagonizan Duki, Nicki Nicole, Wos, Cazzu, Neo Pistea, Trueno; María Becerra, Ca7riel, Paco Amoroso, Nathy Peluso, Bizarrap, Paulo Londra, Taichu, Dillom o L-Gante. Por más que parezca un cliché repetirlo, la Argentina es actualmente la gran potencia de ese movimiento, algo imposible de creer hace unos pocos años. Pero hasta Puerto Rico y los Estados Unidos, puntas de lanza de esta avanzada musical, al igual que España (la gran escuela), ahora miran al Sur del continente.

 L-Gante con el presidente Alberto Fernández

En tanto que el resto de las escenas se veían impotentes por la cuarentena, los músicos urbanos no se despegaron de las redes ni de las plataformas digitales. Lo que hoy ve sus frutos en los recitales. A manera de antesala, Nicki Nicole debutó en la tevé estadounidense, en el show de Jimmy Fallon, y Bizarrap fue entrevistado por James Corden para un evento de la empresa de tecnología Globant. Duki preparó dos discos (uno de ellos de reggaetón), así como la banda que hoy lo acompaña. Mientras que Wos afinaba la puntería para Oscuro éxtasis, Paco Amoroso ultimaba su álbum debut, Saeta, apadrinado por Adrián Dárgelos, y Dillom se consagraba con Post mortem. En ese ínterin, Klan representó a la Argentina en la final internacional de la Batalla de los Gallos, en Chile. Pero en julio sucedió lo impensado, cuando la Vicepresidenta, Cristina Kirchner, citó a L-Gante como una consecuencia del programa Conectar Igualdad. Desde entonces, no paró de “prender fuego la pista”.