El secuestro y posterior asesinato del taxista Alberto Sarubbi (65), el jueves por la noche, dejó en el ojo de la tormenta a la División Operativa Central (ex antisecuestros). Cuatro policías de esa división fueron detenidos y luego liberados, imputados por “desobediencia”, tras el fallido operativo en el que contravinieron la orden del fiscal de no intervenir en el pago del rescate, que familiares del taxista intentaban concretar. Los policías cortaron la entrega del dinero y detuvieron a un sospechoso de 16 años. En paralelo, a solo siete cuadras del lugar, Sarubbi era asesinado de cinco balazos en la espalda. Si bien al mediodía la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y el jefe de la Federal, Néstor Roncaglia, se reunían con el juez federal Daniel Rafecas para anunciarle que darían intervención a Asuntos Internos para analizar la conducta de los uniformados, por la tarde el ministerio se pronunció en apoyo a los policías. Desde la Asociación de Taxistas apuntaron que las “políticas de militarización y ‘mano dura’ han demostrado ser un fracaso, como en el luctuoso hecho de nuestro compañero Sarubbi”.
Por otra parte, la investigación por el secuestro extorsivo y el homicidio del taxista quedó en manos del juez federal Luis Rodríguez y el fiscal federal Carlos Stornelli que deberán encontrar respuestas para una causa que todavía tiene varios interrogantes: un secuestro extorsivo a un taxista es un hecho que no tiene antecedentes, así como las circunstancias en que se produjo. Por qué lo mataron es una incógnita.
Al punto de reunión en el que se debía concretar el pago del rescate se llegó tras varias llamadas de los secuestradores, en las que se negoció la suma de dinero que los familiares pagarían por el taxista. Si bien la cifra que pedían los secuestradores inicialmente eran 200.000 pesos, tras las sucesivas llamadas se acordó un pago de 3330 dólares y 4800  pesos.
Los encargados de llevar el dinero hasta el punto de entrega fueron dos hijos de Sarubbi. Cuando llegaron a General Paz y Crovara, en un Renault Clío, los hicieron continuar hasta Crovara al 5800. Allí se detuvieron. En ese momento apareció un joven que se acercó al auto, y los sucesos se oscurecen.
A pesar de la orden del fiscal Stornelli de no cortar el pago del rescate, los policías intervinieron. ¿Por qué?, no está claro.
Según la versión policial, el joven comenzó a forcejear con los hijos del taxista y los policías, que estaban monitoreando desde otros vehículos el pago del rescate, salieron en defensa de ellos. “Los que están en el lugar son los policías y decidieron interceder en la maniobra porque vieron que la vida de los pagadores, que eran los dos hijos del taxista, corría peligro” aseguró un jefe policial. Tras una breve persecución, los policías capturaron al adolescente de 16 años que habría intentado cobrar el rescate.
Según fuentes judiciales, los hijos del taxista contradijeron esa versión: “No hubo forcejeo”: el cobrador del rescate “salió corriendo cuando vio a la policía”.
Cinco minutos después, a pocas cuadras del lugar, en la calle 1009 del barrio Villegas de La Matanza, apareció el cadáver de Sarubbi con cinco balazos en la espalda. Hasta el momento no se pudo determinar la distancia a la que fueron efectuados. Su taxi, un Fiat Siena, apareció a 700 metros del lugar donde fue encontrado muerto el taxista.
¿Fue una venganza por el operativo que frustró el pago del rescate o Sarubbi intentó escapar de sus captores y, en la fuga, fue asesinado por la espalda, como sostienen los investigadores policiales?
Por el momento, a la justicia la explicación policial del operativo no le alcanzó y tras la fallida operación detuvo a los policías que intervinieron.
Los imputados por “desobediencia e incumplimiento de los deberes de funcionario público” fueron el jefe de la División Operativa Central, comisario Leonel Santos; el segundo jefe, subcomisario Pablo Gil; el inspector Bruno Mendoza; y el subinspector Diego Stella.
Ayer, el juez Rafecas los liberó porque los delitos son excarcelables. No obstante, fueron pasados a servicio pasivo por el Ministerio de Seguridad de la Nación mientras se instruye la causa.
Por otra parte, fuente cercanas a la fiscalía aseguraron que el joven detenido, que declaró ayer ante Stornelli, dijo que él “no sabía nada del secuestro. Contó que estaba fumando un porro cuando lo llamaron para pedirle que pasara a buscar un dinero. Dice que lo usaron y que él no tuvo nada que ver con la captura del taxista y mucho menos con su asesinato”.
El secuestro de Sarubbi ocurrió el jueves alrededor de las 15 mientras manejaba su taxi. Aún no está claro en qué lugar se produjo el hecho.