Si no gana algunos de los dos torneos de AFA de este año, Independiente cumplirá 20 años sin un título de Primera División a nivel local. El último campeonato fue en 2002, dirigido por Américo Gallego. El panorama no es bueno. Hace dos semanas se suspendieron las elecciones presidenciales (eran el 19 de diciembre) con intervención judicial. Todavía no hay fecha para hacerlas. El club está inhibido por poco más de un millón de dólares. Si no levanta esas inhibiciones, no podrá incorporar jugadores.
El nuevo director técnico, Eduardo Domínguez, empieza la pretemporada con incógnitas al por mayor. Su contrato es por un año. No sabe qué futbolistas quedarán ni quiénes podrían llegar. Si es que llegan. Domínguez estaba en la agenda de Independiente desde hacía tiempo, pero recién ahora se concretó su llegada. El técnico cuenta con el aval del primer título logrado por Colón de Santa Fe con un muy buen nivel de juego colectivo. Era pretendido por Boca si es que no seguía Sebastián Battaglia. En general, los hinchas Rojos también lo quieren. Ex jugador del club (2005-2006) sabe que ahora se juega su primera parada grande como entrenador.
Entre la necesidad de defensores y mediocampistas, Domínguez pretende un delantero para reemplazar a Silvio Romero, si es que no sigue en el club. El Ceará Sporting Club está interesado en él. Goleador, Romero no terminó de caer del todo bien en el hincha. Ni siquiera le alcanzó que en 2020 haya elegido quedarse a cambio de irse a Boca. Pero su salario es altísimo para la economía Roja (y roja). Su salida sería a través de una rescisión contractual, por lo que al club no le ingresará dinero. Rubén Wanchope Ábila suena como posible reemplazante, más allá de que haya regresado a Boca. Battaglia no lo tiene en cuenta. Ábila viene de la Mayor League Soccer, en la que jugó para el Minnesota United y el DC United: 22 partidos, 5 goles y 32 años de edad.
Una baja que podría lamentar Domínguez es la de Fabricio Bustos. Joya de Independiente que, distanciado de la dirigencia encabezada por Hugo Moyano, se quiere ir. Su destino sería River. Marcelo Gallardo pelea por tenerlo y Bustos, por irse. Su contrato vence en junio, por lo que quedaría libre. Para no perder dinero, no queda otra que vender su pase. Hay dos millones de dólares en juego y, además, el interés de clubes extranjeros.
La figura del equipo durante la etapa de Julio César Falcioni, el arquero uruguayo Sebastián Sosa, también es una incógnita. Peñarol está interesado en ficharlo. Y Sosa es otro de los que criticó a los dirigentes. De su decisión depende la continuidad del muy buen arquero Milton Álvarez, quien anunció que si el camino es seguir como suplente prefiere cambiar de equipo.
Jugador del Elche español, Iván Marcone se postuló días pasados a través de redes sociales para cumplir su sueño de jugar en Independiente, del que es hincha. Más allá de sus ganas, la pregunta es cómo se podría costear su arribo.
Tal vez Domínguez y el asesor deportivo, Daniel Montenegro, tengan que definir el rol de Pedro Damián Monzón, ídolo de los años 80 que colaboraba con Falcioni. Podría hacerse cargo de la Reserva.
El debut no oficial de Domínguez será el 14 de enero, por el torneo de verano, ante San Lorenzo, posiblemente en La Plata. Los otros participantes serán Boca, Talleres de Córdoba, Colo Colo y la Universidad de Chile.
Pero en medio de tanta renovación, no es un tema menor el institucional. Fabián Doman por un lado y Hugo Moyano por el otro marcan dos caminos totalmente distintos. En el caso de Doman, va la queja estéril y la falta de propuestas serias. En el de Moyano, incertidumbre. En tanto, el club sigue roto y los hinchas y socios, a la deriva.