El título de la película The lost daughter de Maggie Gyllenhaal es interesante porque verdaderamente el filme comienza, podríamos decir, en el momento en que se pierde la hija de una de las protagonistas. Cuando se pierde Helena, que está siempre con su muñeca, de la cual no se desprende y que sabemos que para una niña, su muñeca representa también a una hija en su fantasía.
La protagonista principal es una profesora de idiomas que está de vacaciones en una paradisíaca isla griega, sola, que ha sido madre de dos hijas, de 23 y 25 años. Ella, a sus 48 años, ha sufrido vicisitudes en la crianza de las dos hijas, a las que siendo niñas abandonó por tres años, cuando decidió irse con un amante, por lo cual también dejó a su marido. Esta historia aparece en los recuerdos a partir de escenas que ve en su estancia en la isla griega.
Lo que ella ve es la relación problemática entre otra madre joven, Nina, con su hijita Helena y su marido, lo que le recuerda su propia situación a la edad de esa joven madre. Es la hija de esta madre joven quien se pierde. Todo el balneario la busca desesperadamente, la madre cree morir. Hasta que Leda, la mujer sola, la encuentra en un recodo de la playa, sabe buscarla sin desesperación, lo cual se lo agradecen la mamá y su numerosa familia.
Pero la niña ha perdido a su muñeca, su “hijita”, objeto que la tranquiliza y que la ayuda a mantenerse distante de su propia madre. Ante la pérdida se torna demandante con respecto a ésta. La muñeca-hija ha sido retenida por Leda, que la guarda para sí, en un acting incomprensible.
En una escena de su historia de joven madre, tira por la ventana una muñeca que acababa de regalarle a una de sus hijas en un arrebato de ira. La muñeca se rompe en mil pedazos al estrellarse contra el piso de la calle. Esa muñeca-hija que tira por la ventana había sido la muñeca de su propia infancia que guardaba hasta ese momento. La posibilidad de la pérdida y de la muerte siempre está presente como deseo inefable e impensable, como destaca un profesor, que luego será su amante, en una clase.
La muñeca como objeto no representa tan sólo a la hija fantaseada, sino también a la propia madre, una “minimamá”, dice Leda. Todo lo que puede evocar este significante minimamá lo dejo en manos del lector. Leda también dice en tono grave “los hijos son una responsabilidad inmensa”. Se presenta la gran división subjetiva que aparece en otras películas sobre la elección de los deseos de realización personal y el deseo de hijos y su difícil compatibilización y acuerdo. El renunciamiento que a veces produce o los “arreglos” a los que es posible arribar en cada situación y en cada caso. Un drama propiamente actual, de época.
Leda guarda ese objeto precioso, esa minimamá, ese objeto para siempre perdido, cree retenerlo en su arrebato, y parece no importarle el peligro al cual se expone, porque la familia que busca la muñeca perdida de Helena, se dice que es peligrosa, que puede atacar. Corre su riesgo inconscientemente, hasta que Nina, con quien Leda había establecido cierta corriente afectiva por identificación, aparece en su casa. Nina le dice a Leda que no sabe qué hacer con su hija si ésta no tiene su muñeca. Leda le dice que se ha quedado con la muñeca y se la devuelve.
Nina se pone furiosa y le clava una larga aguja – que ella le había regalado – en el abdomen, en el “ombligo”, significativamente. Con lo cual queda clara la importancia de la muñeca en su valor simbólico e inconsciente para esas madres en su sucesión y en cada una, incluso en una niña, anticipadamente.
Por eso creo que si alguna corrección podríamos hacer al título de la película podría ser La muñeca perdida, o también La mamá perdida. O valen todas.
*Psicoanalista. [email protected]