Después de que Mario Alfredo Sandoval permaneciera décadas refugiado en Francia y luego de que, tras su extradición en 2019, insistiera en interrumpir el proceso en su contra, el juicio oral y público por crímenes de lesa humanidad contra el represor de la ESMA tiene fecha: el Tribunal Oral Federal 5 de Ciudad de Buenos Aires lo juzgará a partir del 4 de mayo próximo por el secuestro y la desaparición del estudiante Hernán Abriata en 1976. “La esperanza que tenemos desde el día que se llevaron a Hernán es que se haga justicia, que haya juicio y que haya condena, que haya algo de reparación”, abraza la noticia Mónica Dittmar, compañera de Abriata, que lo buscó junto a sus suegros y cuñadas desde el día uno y reclamó por la extradición de Sandoval desde que supieron que vivía en Europa, hace más de 20 años.
“Hemos sostenido una lucha muy larga y muy difícil porque durante muchísimo tiempo fue todo muy incierto”, contó Dittmar, que presenció el momento exacto en el que Sandoval, el 30 de octubre de 1976, secuestró a su flamante esposo. Como Mónica, Hernán Abriata estudiaba Arquitectura de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Tenía 24 años y, además, militaba en la Juventud Peronista. La patota, al mando de Sandoval, irrumpió aquella noche en la casa de la familia Abriata –donde también vivía parte de la familia Dittmar–, buscándolo. Pero allí no estaba. El reciente matrimonio –se habían casado a principios de ese año– vivía en un departamento a unas cuadras. Tito Abriata, el padre de Hernán, llevó a “Churrasco” hasta esa vivienda. “Todos lo recordamos, mi hermana, mis cuñadas, yo. Todos nos acordamos de la cara de Sandoval, de la impunidad con la que se movió esa noche. A mí me mostró su carnet de Policía, me dijo que no me moviera y que no hiciera nada, que era un operativo de rutina. Por fin vamos a poder contar todo esto frente a un tribunal”, aseguró Dittmar.
La familia buscó a Hernán desde el día siguiente a su secuestro. Meses después supieron que había estado encerrado en el centro clandestino de la ESMA: los sobrevivientes Carlos Loza, Rodolfo Picheni y Oscar Repossi compartieron con él cautiverio. Carlos y Oscar serán testigos en el juicio, de cuyo inicio también supieron en las últimas horas. Rodolfo falleció hace algunos años. Ellos, así como también el contacto y la presencia de Madres de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora, acompañaron la "larga lucha" de la familia. "Fuimos construyendo la esperanza de llegar a este objetivo, de obtener justicia", aseguró Dittmar.
Por ahora, Sandoval --ex miembro de la Superintendencia de Seguridad Federal-- será juzgado el próximo 4 de mayo desde las 9.30 en los tribunales de Comodoro Py por el secuestro y la desaparición de Hernán, aunque la querella de la familia insistirá en ampliar la acusación por otros casos. Es que, como integrante de la patota de la ESMA durante la última dictadura, aparece vinculado de manera directa en cerca de 500 casos de violaciones a los derechos humanos que fueron cometidos en el Casino de Oficiales de ese predio de la Armada, según el expediente judicial que investiga esos hechos. El juez federal Sergio Torres, quien lideró la investigación hasta meses antes de que “Churrasco” fuera extraditado, exigió a Francia que fuera trasladado al país solo por el caso de Abriata.
Sandoval permaneció a salvo en Francia desde principios de los 80. Logró la ciudadanía en 1997, se especializó en Inteligencia Económica, contribuyó a fundar organismos, representó a ese país en conferencias y coloquios y fue profesor universitario. Lo denunció una década después una estudiante de La Sobrona, que lo tuvo como profesor y cuyos padres era exiliados argentinos en ese país. PáginaI12 lo contó en 2008. Desde entonces, Dittmar y la familia de su esposo reclamaron sin cesar que Sandoval fuera trasladado a la Argentina, juzgado y condenado. Torres pidió su captura internacional en 2012. La extradición pudo concretarse, recién, el 16 de diciembre de 2019. Ese día, “Churrasco” pisó suelo nacional y fue enviado directamente a Campo de Mayo.
Durante el tiempo que pasó detenido en la Unidad 34 de Campo de Mayo, donde vive desde que fue extraditado, Sandoval intentó por todos los medios que tuvo a su alcance evitar y demorar el inicio del juicio en su contra. Entre entonces y hoy fue incansable en sus intentos por obtener beneficios: desde el arresto domiciliario hasta la libertad sin reparos. No logró ninguno.