En el mes de julio de 2021 el Ministerio de Cultura de la Nación lanzó el programa Gestionar Futuro y convocó a gestores culturales que ejercemos diferentes roles institucionales, coordinando proyectos o dispositivos comunitarios o autogestivos, con la intención de reactivar y acompañar la vida cultural en el territorio.

La iniciativa del Ministerio de Cultura de la Nación consiste en brindar apoyo económico a proyectos asociativos que impulsen la reactivación productiva y fortalezcan el entramado cultural en cada región del país. Y supimos, entonces, que la convocatoria era una gran oportunidad para la edición de un libro con trabajos de los escritores que forman parte del “Taller de Flores Diversas” de San Nicolás y del “Taller de Monstruos y Otras Maravillas” de Rosario, cuyas fronteras se expandieron a raíz del trabajo desde la virtualidad, de tal manera que se sumaron autores de Córdoba, Paraná, Colón, Choele Choel, Villa Constitución, General Lagos y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por lo que el nombre de nuestro proyecto (y título del libro) es “Monstruos y Flores. Antología Federal de Minificción”.

Los comités evaluadores del programa Gestionar Futuro analizaron los factores de ponderación de las 3.000 postulaciones, y quedaron seleccionadas 225, entre las cuales se encuentra la nuestra. Los factores que nos permitieron acceder al beneficio son, entre otros, el impacto previsto con la ejecución del proyecto en la región, los antecedentes y trayectorias de las personas y organizaciones que integramos el proyecto y la calidad de la propuesta, así como la perspectiva de género, la participación de mujeres e integrantes del colectivo LGBTIQ+ y la llegada a nuevos públicos a través de textos de minificción, un género considerado por Lauro Zavala como el “antivirus de la literatura”.

Entre las razones que nos llevaron a optar por la minificción se encuentra, sobre todo, su indocilidad literaria. Esta característica no solo es desafiante para el escritor, para el productor del texto, sino también para el lector, el productor de lecturas. La brevedad hace que el género parezca inofensivo, facilitador y, sin embargo, atrapa no solo en el propio acto de lectura, sino también en la post-lectura. En más de una oportunidad hemos dicho que “la minificción es un texto de lectura breve y resonancia larga”. Es justamente en esa resonancia en la que el género se instala y promueve una experiencia de largo alcance en la memoria del lector.

Dichos textos breves han despertado el interés de nuevos y también de avezados lectores, quienes se sienten atraídos por este formato aparentemente fugaz que los retiene, sea porque el mensaje encriptado exige la relectura, sea porque quedan resonando en la memoria los procedimientos estéticos que los configuran, o bien, y quizás fundamentalmente, porque permiten hacer contacto con el reverso de la literatura, y por ende, con el reverso del reverso de la vida.

La llamada hibridez del género no es más que una confirmación de la indocilidad literaria antes mencionada. Para resolverse, cada texto mínimo pone en jaque los límites tradicionales del sistema literario y se apropia de recursos y estrategias aparentemente privativos de otras formas discursivas de circulación social, sea el formato de la enciclopedia, de la anécdota, de la noticia, del epitafio, la carta, la leyenda, los nuevos formatos discursivos de las redes sociales, entre muchas otras.

Las experiencias de escritura breve datan desde la antigüedad: desde los diálogos socráticos hasta las fábulas, pasando por las parábolas, las leyendas, los aforismos. Pero su desarrollo no se ha detenido y en la actualidad se la considera una forma narrativa posmoderna, de “ambigüedad genérica, régimen irónico y uso paródico de prácticas discursivas y formatos textuales tradicionales”, según palabras de Graciela Tomassini, una de las grandes investigadoras y teorizadoras del género. En la literatura hispanoamericana se observa un progresivo florecimiento en el interés por los textos brevísimos, entre cuyos máximos referentes podemos mencionar a Juan José Arreola, Augusto Monterroso, Julio Torri, Juan Armando Epple, Enrique Anderson Imbert, Marco Denevi y más recientemente David Lagmanovich. En la actualidad, Raúl Brasca, Martín Gardella, Luisa Valenzuela y Ana María Shua para nombrar apenas algunos cultores del género en nuestro país, tienen numerosos libros publicados y aportan ensayos teóricos sobre las experiencias de lectura y escritura que promueven el género. Los dos primeros, Brasca y Gardella, organizan cada año las Jornadas de Minificción que se llevan a cabo en la Feria del Libro de Buenos Aires, lo cual confirma la potencialidad del género. También es necesario recordar el interés de Borges y Bioy Casares por estas formas breves que exigen extrema precisión en la construcción discursiva y en la selección léxica para que la incompletud no sea una mera falta de información sino el espacio cedido al lector para que construya sus significaciones.

El presente proyecto editorial contó con el aval de diferentes instituciones correspondientes a las localidades representadas por los respectivos escritores: Asociación Cultural Rumbo de San Nicolás, presidenta: Anatilde Noemí Díaz de Bertolini; Biblioteca Popular “Barrio del Carmen”, San Nicolás, representante: Lidia Rivarola; Biblioteca Popular “Rafael de Aguiar”, San Nicolás, representante: María Inés Vega; Instituto de Formación Docente Nº127 “Ciudad del Acuerdo” de San Nicolás, director: Licenciado Marcos O. Muñoz; Asociación Bancaria, “La Bancaria”, Secretario Nacional de Cultura y Educación: Matías Alejandro Layús; Biblioteca Pedagógica “Eudoro Díaz”, Rosario, vicedirectora: Estela María Dagnino Campdesuñé; CTERA y AMSAFE, Secretaria General: Sonia Alesso; Sindicato de Empleados de Comercio de Rosario, representante del área cultural: Sebastián Ferro; Asociación Civil Barriletes, Entre Ríos, presidenta: Stefanía de la Fuente Lucca; Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica, Regional XI Entre Ríos, Secretario General: Jorge Andrés Besel; Centro de Jubilados y Pensionados de Colón, Entre Ríos, representante: Mercedes Roude; CEDILIJ, Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil, Córdoba, representante: Natalia González

Dichas instituciones consideraron innovador el género literario elegido, apropiadas las temáticas sociales, de identidad y de género abordadas en los textos, pertinentes las actividades que se llevarán a cabo en ámbitos formales y no formales para difusión y promoción de la lectura literaria, así como necesario el enriquecimiento del corpus de lecturas en bibliotecas populares y bibliotecas escolares donde los libros de minificciones merecen un lugar destacado para los lectores. Por todo ello dieron su aval para la realización del proyecto que ya es realidad gracias al Programa Gestionar Futuro del Ministerio de Cultura de la Nación.

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