“Me cuesta mucho hablar del proceso, sobre cómo fue creado el corto”, señala Estefanía Clotti. Lo dice con razón, ya que debe ser la obra quien hable por sí misma. En este sentido, recorrer la filmografía de la realizadora rosarina, en donde conviven la ilustración, la animación, las imágenes intervenidas, el collage y la yuxtaposición, es hacerlo sobre historias y mundos íntimos, cuyas capas de sentido actualizan y despliegan sus posibilidades en quien mira. Hoy un tanto alejada de la historieta –una preciosa participación figura en Informe: Historieta argentina del siglo XXI (EMR, 2015)– es en la animación donde Clotti encontró su lugar expansivo: Juan Cambiante (2016), El dominio de las piedras (2017), Cómo hacer una casa (2018), entre otros trabajos, dan cuenta de una mirada autoral, de técnicas diversas, con el fin puesto en descubrir qué es lo que tiene la animación para ofrecer.

El más reciente trabajo de Estefanía Clotti se titula Acordate dame un beso al despertar, tuvo participación en la 25ª edición del Festival Internacional de Cine Documental Ji.hlava, en República Checa, y agrega un peldaño mayor en la experimentación formal y narrativa de la realizadora. “Tenía muchas cosas sueltas, archivos de video, cartas, dibujos, fotos. Y fui dibujando arriba de esos videos, pero solamente por una cuestión muy estética. Así se fue armando este rompecabezas”, explica la animadora a Rosario/12. Acordate dame un beso al despertar reúne, reconstruye, indaga y desarma, un mundo de papeles y manuscritos, en donde las cartas iban y venían dentro de la misma casa, entre la realizadora, sus hermanas y la mamá. Un mundo familiar, de mujeres, revisitado y dialogado desde el presente. “En un principio, no quería exponer a mi familia, a sus caras y sus voces. Quise que fuera algo entremezclado, porque así era también como circulaban esas cartas. Los videos son actuales, no son de aquella época, pero no sé si se nota; esa confusión también me parece linda”, agrega.

Cómo inicia un proyecto y de qué manera se construye son cuestiones no siempre premeditadas; en este sentido, Clotti comenta que “el trabajo fue mutando todo el tiempo, a partir de su inicio en 2018; en principio, las cartas no iban a estar pero luego decidí que sí. En verdad, el trabajo podría haber continuado durante muchos años más, porque no está completamente cerrado y eso es algo que permite que quienes lo vean puedan, también, jugar en ese mundo”.

-¿Quién guardó todas esas cartas?

-Todo ese material lo tenía guardado mi mamá, y me encanta. No se cómo será en otras familias, pero por lo general se guardan fotos. Ahora circula el video, pero de una manera masiva, no sé si está pensado desde el archivo. Las cartas, los dibujos, todas esas imágenes y palabras, forman parte del archivo familiar.

-Lo que permite reconstruir un mundo táctil, de olores, sensible; lo digo por la rugosidad del papel, el paso del tiempo, la escritura, todos elementos presentes en tu trabajo.

-Me puse muy estricta en que todo debía ser en papel, por más que fuese un material diferente, como el video, al que podría haber intervenido digitalmente o con otra técnica. Preferí colorear analógicamente, me gusta la materialidad y la posibilidad de romper y pegar cosas encima, para explorar todo ese mundo de posibilidades.

-Tu trabajo es un ensayo, ¿por qué?

-Al trabajo lo comencé en un taller con Gustavo Galuppo. Yo ya venía trabajando con el archivo familiar, y en este taller apareció esa misma posibilidad. El trabajo mutó muchísimo en estos años, y llegó a tener un corte de 45 minutos (risas), y lo pensé como ensayo porque me gusta ese lenguaje, esa manera de encarar los proyectos. Mis anteriores trabajos de animación están más ficcionalizados o son más narrativamente clásicos, pero esta manera me gusta mucho, porque siento que puedo hacer cosas que hablen más de mí, desde mí.

-¿Y qué te aportó la mirada de Galuupo?

-Yo estudié cine en la EPCTV y animación en la EPA, pero después de haber fracasado en mi carrera cinematográfica –porque no encontraba muy bien ese lugar o no sentía que esas narrativas me representaran– tomé cursos de dibujo y muchos talleres con gente que admiraba. Ahí se me despertó algo del dibujo más gestual o expresivo, y cuando encontré los talleres de Gustavo di con el cine que yo hacía en mis dibujos, como si fuera una traslación, desde un dibujo mucho más libre.

-Como si uno desaprendiera un poco lo institucionalizado.

-No sé si tiene que ver tanto con desaprender sino con aprender que existe también otra manera. Me gustan el cine clásico y las películas narrativas, pero hay otras posibilidades y también son válidas. Eso es un poco lo que me enseñó Gustavo, no es a todo o nada, hay herramientas del cine narrativo que me sirven y hay que aprender a jugar con eso.

Acordate dame un beso al despertar –beneficiado por el Plan Fomento del Ministerio de Cultura de Santa Fe, y el Fondo Nacional de las Artes– es una producción de Cinespuma, productora de la ciudad que integran Alfonso Gastiaburo, Ana Taleb y Martín Albertengo. “Ana Taleb es alguien que entiende lo que querés y no te está imponiendo ideas, fue fabuloso trabajar con ella. Me preguntó qué necesitaba y trabajamos en base a esas necesidades, buscando herramientas y siempre desde la amorosidad. Quien me ayudó mucho con las cartas es María Victoria Noya, con la edición me permitió distanciarme un poco de esas palabras, que son muy íntimas. Al llevar tanto tiempo con imágenes del entorno familiar es muy difícil verlo con distancia; ella y Ana fueron figuras fundamentales”.

En cuanto a su trabajo inmediato, Clotti refiere que “ahora estoy trabajando mucho en documentales, con Alfonso (Gastiaburo) en Extranjero, que está por estrenarse; también trabajé con Romina Tamburello en Catalina, la mujer de la bandera. Me parece un universo increíble trabajar para documentales de otra persona y ver qué es lo que necesita, qué quiere, decidir la estética. La animación es inmensa y puede generar un mundo nuevo de significados, en cuanto a estilos y estéticas; eso es algo que me entusiasma y motiva mucho”.