El colectivo Trabajadorxs por la Salud Colectiva, en la última edición de su boletín Hilo Rojo , expresó una profunda preocupación sobre el panorama que muestra esta coyuntura pandémica. Mensajes que trasuntan la percepción de una sociedad que no reacciona en consecuencia ante el agravamiento del contagio y el Estado que por acción u omisión boicotea el combate diario al coronavirus que se libra en hospitales, vacunatorios y centros de salud.
"Insistimos en que los gobiernos provincial y municipal den respuesta inmediata a las reivindicaciones planteadas, que proporcionen continuidad al trabajo, terminen con la precarización y garanticen remuneración y descanso acordes a la importancia de la tarea que realizan", señala la Asamblea de Trabajadorxs del sistema de salud.
Se apoyan en la conclusión del último Consejo Federal de la Salud, de diciembre pasado, que adoptó un planteo de esta asamblea rosarina: descentralizar la campaña de vacunación. Señalan la necesidad de potenciar el nivel de Atención Primaria de la Salud, con participación de la población y sus organizaciones en las políticas sanitarias.
El infectólogo Jorge Kohen señala tres dimensiones para pensar este momento de la pandemia. sanitaria, económico productiva, e ideológica política cultural. Entonces repara en que EEUU y Europa transitan su quinta ola de contagios y Argentina recién asiste al nuevo ciclo que impone la cepa Ómicron. Esta variante en el hemisferio norte pasó en una semana a representar del 4 al 37% de los contagios en Europa, y del 1 al 19% en EEUU.
El especialista observa con preocupación en el plano ideológico y cultural que persiste la campaña infodémica, con fake news y negacionismo antivacuna: la cepa "Milei" en acción, dice, como argumento para legitimar el saldo del modelo neoliberal que la pandemia reforzó: más desigualdad y concentración de riqueza. Desde esta mirada, la dimensión económico productiva de la pandemia "consolida el capitalismo cognitivo, intensifica la disputa geopolítica con las corporaciones farmacéuticas en lucha por el monopolio del negocio de las vacunas y medicamentos contra el covid 19.
Este colectivo, en la palabra de Kohen, enfatiza la advertencia que la población parece no percibir todavía en su real dimensión: "Un nuevo ciclo de contagios ha comenzado a desarrollarse en Argentina", remarcan.
La percepción generalizada parece aferrarse todavía al remanso de agosto a mediados de noviembre en el que la campaña de vacunación aplastó la curva de contagios. Pero, advierte Kohen, entre el final de noviembre y mediados de diciembre los casos aumentaron y se triplicaron. "Como en ciclos anteriores, sabíamos que ocurriría esto. Lo veíamos, lo anunciaba la OMS y daba alertas para no repetir situaciones ya vividas, pero una vez más fuimos incapaces de evitarlo", reprochó.
El discurso de los que están en la línea de fuego fustiga "la apertura apresurada y descontrolada de las fronteras del país, las presiones mediático políticas económicas y dejar librado al cuidado individual de las personas". La consecuencia es historia repetida: la ola comienza con casos importados, sigue con los contactos estrechos y así vuelve la circulación comunitaria del virus.
El nivel de ocupación de camas en los hospitales está dentro de niveles aceptables, con un 83% por ciento en cuanto a salas de internación general y 87% de camas críticas. Pero destacan que del total de pacientes internados, solo 5% corresponden a cuadros de coronavirus.
Lo preocupante son los indicadores que marcan la proyección de los contagios y la situación de riesgo en la que se encuentra la comunidad. Es que todas esas variables están estalladas, muy por encima de lo deseable.
La incidencia de contagios en los últimos 15 días es hoy de 1.273, cuando lo esperado debería estar por debajo de 150.
La tasa de reproducción diaria de contagios (Rt) es de 1,93 y lo deseable debería ser menos de 1.
La razón de casos, que alude a la posibilidad de personas contagiadas por cada caso positivo, está en 7,57, y lo mejor sería que este indicador fuera inferior a 1,20.
En su boletín, el colectivo sanitario sintetiza esta ola con tres rasgos: infectación creciente y exponencial, nula mortalidad y bajo requerimiento de internación en terapia intensiva. La gran diferencia con las anteriores –resalta– es "la exitosa campaña de vacunación y el alto nivel de población vacunada".
El biólogo Ernesto Resnik ha dicho que "el que no se vacunó terminará infectado sí o sí", y quienes sí lo hicieron "no tienen protección completa al contagio pero tienen casi completa protección a que no les haga un daño grande". Los no vacunados "tienen chance más alta de transitar la enfermedad de forma grave". "Al virus lo vamos a ver todos de un modo u otro en los próximos años. No queda otra. Como el virus del resfrío. La diferencia la hace la vacuna, por eso lo único que nos queda es insistir con la vacunación".
A partir de ese pronóstico es que los trabajadores sanitarios de Rosario claman por "organizar el cuidado colectivo en coordinación entre el Estado, lxs trabajadorxs de la salud y la comunidad a través de sus organizaciones populares".
Al decir de Kohen, el cuidado colectivo "comienza por cuidar a los que cuidan". Y allí pone el foco: reclama al Ministerio de Salud provincial y a la Secretaría de Salud municipal que "escuchen el reclamo de los trabajadorxs y renueven las contrataciones de todxs quienes han trabajado abnegadamente durante la pandemia, terminar con la precarización laboral, salarios justos y jornadas de trabajo con horarios, descanso y vacaciones que lxs mantenga saludables para poder cumplir con la responsabilidad asignada de combatir el covid 19".
El infectólogo, de reconocimiento nacional desde que se declaró la pandemia, demanda en su artículo el rol clave del Estado como garante de la salud. Enfrente, distingue, "se desnuda la segmentación, la desigualdad, fragilidad e ineficiencia del sector mercantil de atención de la enfermedad". Por lo tanto, postula el gran propósito de todo el colectivo de trabajadorxs sanitarios: establecer un "sistema nacional y provincial integrado de salud".