Un colectivo denominado "Ciencia Rosarina contra el Coronavirus" condensó en un informe las razones que llevan a los profesionales y trabajadores de la salud a rogar por una toma de conciencia. Lo hicieron a las puertas de la proliferación de la cepa Ómicron en la región.

Los postulados van en línea con el último decreto del Ejecutivo provincial en cuanto a restricciones. El grupo científico –lo integran Analía Chumpitaz, Ernesto Kofman, Pamela Cribb, Pablo Tomatis, entre otrxs– considera fundamental retomar los cuidados para contener la velocidad de propagación del virus. Uso correcto de barbijo, ventilación de ambientes, supresión de actividades en ámbitos cerrados, y distanciamiento en el aire libre, son los reclamos esenciales. Como ejemplo, señalan que la cepa Ómicron se extendió en Córdoba a partir de algunos eventos masivos en lugares cerrados, incluidos cuatro fiestas de egresados.

Y demandan celeridad en extender la tercera dosis a toda la población, ante la menor eficacia del esquema de dos ante la nueva variante de coronavirus.

El informe asume que en Rosario también la escalada de contagios se fundó en las reuniones y fiestas típicas de fin de año, realizadas ya sin los cuidados de antaño. "El año pasado se observó un incremento similar de casos durante diciembre, que luego se retrotrajo en enero", marcó. Asimismo, vinculan este rasgo con el previsible retroceso de los anticuerpos aportados por las vacunas al sistema inmunológico. "Con ello aumenta la probabilidad de transmisión", advierte el comunicado de los científicos rosarinos.

El reporte indica que la escalada de contagios en su mayoría todavía corresponden a la cepa Delta, por lo que es de esperar que la expansión de la cepa Ómicron será exponencial, tal como ocurrió en Sudáfrica.

Estos expertos derriban el tópico de que Ómicron es más contagiosa pero menos letal que sus precedentes. "No hay evidencia científica que respalde esa afirmación ya que la aparición y circulación de esta variante es muy reciente. En Sudáfrica, donde fue detectada por primera vez, ya se observa un aumento en el número de internaciones y fallecimientos".

Por otra parte, los autores hacen ver que la población de adultos mayores sigue estando vulnerable en esta etapa de la pandemia. Está comprobado que una persona mayor de 60 años que se vacunó tiene 2,5 probabilidades menos de morir que otra de su misma edad sin vacunarse. Pero entre los adultos más jóvenes, la ventaja que otorga la vacuna es mayor. Es decir, los mayores están más expuestos, aún con esquema completo de vacunación. "El nivel de protección disminuye a medida que aumenta la edad y es un factor más a considerar respecto del posible impacto de un crecimiento abrupto de casos sobre el sistema de salud y sobre los fallecimientos", advierten.