El martes 11 de enero se cumplirán dos años de un crimen que conmovió: el del contador Enrique Encino, ultimado por un sicario de Los Monos, cuando fumaba un cigarrillo en un balcón del casino City Center. En rigor dispararon buscando generar caos, para obtener dinero a cambio de seguridad. Pero solo unos días antes, se había frustrado casi fortuitamente otro ataque con el mismo objetivo, que hubiera tenido consecuencias impredecibles. "Guille Cantero había orquestado ingresar un vehículo al estacionamiento subterráneo del Casino, para incendiarlo, generando así una situación de zozobra , para obtener luego un rédito: querían cobrar por brindar seguridad" revela ahora el fiscal Luis Schiappa Pietra, jefe de la Agencia de Criminalidad Organizada.
Cómo se abortó el incendio
El atentado incendiario quedó abortado porque el 7 de enero de 2020, la Gendarmería detuvo en un retén callejero plantado en la esquina de Lavalle y Centeno a un Volkswagen Gol rojo con papeles adulterados con un arma no declarada en el baúl. "Es que la patente colocada en el Gol no coincidía con la patente grabada en los cristales del auto, que tenía colocada la de una Renault Express, sin pedido de secuestro. Pero el dominio grabado en los cristales (BTG-246) coincidía con el vehículo y tenía registrada una denuncia por robo del mismo día. Al registrar el vehículo se halló una patente en el baúl y una pistola calibre 9 mm marca Browning con 14 municiones", recuerda ahora Schiappa Pietra.
Asi cayeron detenidos Claudio Humberto Ricaldez y Horacio Hernán Quinteros, por quienes Cachete Díaz -acusado del crimen de Encino- inicia una gestión. El capitalista de juego Leo Peiti se ofrece entonces para hablar con un comisario retirado, Alejandro "Pipi" Torrisi, que unos meses más tarde sería detenido en el marco de la investigación por el juego ilegal. Éste le responde a Peiti que no podía hacer nada, porque el tema ya había pasado al MPA, pero en su carácter de policía retirado gestionó ante la comisaría 21 beneficios para lograr la liberación de ambos, Quintero y Ricaldez. Y allí el capitalista intenta también utilizar sus contactos con el fiscal Patricio Serjal, aunque el caso ya lo tenía Aníbal Véscovo. La investigación llevaría luego a las relaciones de este grupo con el senador Armando Traferri.
Un incendio por 5.000 pesos
Hay otro dato que llama la atención: la retribución al encargado de perpetrar el atentado incendiario rondaba los cinco mil pesos. El dato se revela en una conversación entre Maximiliano "Cachete" Díaz y Guille Cantero. Quien debía conseguir los sicarios que iban a ir hasta el Casino, le plantea a "Guille" que debería haber una persona más, "que haga de campana". Y como no había más plata, llega a la conclusión que deberán ir dos personas y repartirse dos mil quinientos pesos cada uno.
Sin embargo, el propio Schiappa Pietra relativiza este monto: "El pago por ese atentado que no fue según trasciende podría haber sido relativamente menor en su monto, es verdad, porque muchas veces se contrata a personas sobre las que el jefe del grupo tiene cierta ascendencia. No solo está en juego el ataque a concretar sino la pertenencia a la banda o el hecho de quién pide que se haga el trabajo", remarca el investigador.
El clima de impunidad del que gozaba la banda por entonces se puede leer en los distintos capítulos de la investigación: el mismo 8 de enero, Leo Peiti habló con Pablo Fortuny, dueño de una financiera y casa de cambios de Entre Ríos y Córdoba, en Rosario, y lo convenció de que accediera a la “protección” que le habían ofrecido en nombre de Guille Cantero, a cambio de que no tomaran su oficina como blanco de sus disparos.
Los aprietes extorsivos
El 9 de Enero, Peiti se encontró en el bar de Mendoza y Río de Janeiro con Díaz y Fortuny, que fue obligado a pagar 5 mil dólares a modo de anticipo, ya que la banda tenía en estudio su situación patrimonial, a fin de incrementar el monto de la extorsión.
Fortuny, dueño también de una empresa dedicada a la cobranza de impuestos, denunció en octubre de 2019 que tres ladrones armados le robaron un millón de pesos que iba a depositar, cuando salía de su casa en el country Kentucky Club de Campo. Los asaltantes sabían que llevaba un arma en la puerta del conductor. Ante el apriete de Los Monos, en enero de 2020 prefirió irse del país.
En cuanto al ataque que sí se perpetró contra el Casino, el 10 de enero de 2019, mientras Peiti se comunicaba con Nelson Ugolini y el empleado de Ponce Asahad consideraba la situación de los presos, “Cachete” Díaz ultimaba los detalles del atentado contra el Casino con el dominicano Otniel Alamonte De León.
En la noche del 11 de enero, el dominicano, en motocicleta, hizo seis disparos contra el sector del complejo ubicado sobre Moreno a la altura del 6400, y provocó la muerte de Enrique Encino, el gerente bancario que había salido a fumar un cigarrillo.