Un empresario argentino radicado en Punta del Este se postuló para comprar el águila nazi del buque Graf Spee, recuperada del océano en 2006, en Uruguay, por los hermanos Felipe y Alfredo Etchegaray. La venta del águila, y de un telémetro hallado en el mismo buque dos años antes, surgió de un fallo reciente de la justicia uruguaya que obliga al Estado local a pagar a los Etchegaray el trabajo realizado para traer estos elementos a la superficie.
"Una vez que la tenga en mi poder, de inmediato, la haré volar en mil pedazos (...). Cada trozo que resulte de la explosión será pulverizado. No quedará nada", señaló el postulante en declaraciones a Correo de Punta del Este. Se trata de Daniel Sielecky, un navegante aficionado de 64 años, propietario de veleros, que actualmente es vicecomodoro del Yacht Club Punta del Este, ciudad donde se radicó durante la pandemia.
El águila de bronce con la esvástica, que mide 2 metros de alto por 2,80 de ancho y pesa unos 300 kilos, fue rescatada de las aguas montevideanas en 2006 por los hermanos Felipe y Alfredo Etchegaray. Según el sitio Montevideo Portal, había permanecido sumergida desde diciembre de 1939, cuando el buque de guerra fue hundido por su propia tripulación, tras el episodio bélico conocido como Batalla del Rio de la Plata.
En los últimos días, y luego de un largo litigio iniciado por los Etchegaray, la Justicia ordenó al Estado uruguayo la puesta en venta del águila y de otros elementos hallados en el buque para pagarle a los hermanos el trabajo realizado.
De acuerdo con la resolución judicial dictada en 2019 -y que se confirmó en segunda instancia hace dos semanas- el Estado deberá someter a remate público los objetos o realizar un llamado a precios de acuerdo con el TOCAF (Texto Ordenado de Contabilidad y Administración Financiera), la que rige los procesos de compras y contrataciones estatales. Aún no hay fecha determinada del remate.
Uruguay y el águila del Graf Spee
La historia del litigio se remonta a 2006, cuando formaron un contrato con el gobierno de Uruguay. Ese año encontraron el telémetro entre los restos del Graf Spee. A los dos años hallaron el águila, que pesa más de 300 kilos. Ubicada en la proa del navío, tiene una cruz esvástica tallada.
Entonces comenzaron los problemas judiciales. Uruguay se negó a pagar. Fueron a juicio y en primera instancia ganaron los Etchegaray. Ese fallo obligaba a vender el material y compartir la mitad de las ganancias con los hermanos. Tras el fallo de segunda instancia, el gobierno uruguayo puede apelar a la Corte Suprema, pero eso no quita que debe cumplir con la sentencia.
Los Etchegaray podrían pedir la imposición de una multa al Estado por cada día de incumplimiento hasta tanto se cumpla con lo ordenado por la Justicia. La causa tuvo sus demoras por la emergencia sanitaria que provocó la pandemia de coronavirus, que llevó a dos pedidos de prórroga por parte de los abogados del Estado.
Tras conocerse la sentencia, el ministro de Defensa, Javier García, informó que el gobierno de Luis Lacalle Pou se asegurará de que el destino de la venta del águila "no sirva para publicidad ni culto nazi”. El gobierno alemán buscó este tiempo que el águila no saliera a la venta para evitar que la compren nostálgicos del nazismo. De hecho, desde Berlín adujeron que su destino final debería ser un museo.