Pasaron cinco años del alud en el pueblo de Volcán, emplazado en un valle, entre el cerro que da nombre al poblado y el Río Grande sobre la ruta nacional 9. Allí aún se ven las marcas que dejó el barro en las paredes que resistieron, 42 casas quedaron bajo el barro, ese dolor en los pobladores está latente ya que en la Quebrada de los Filtros el fenómeno natural vuelve a hacerse sentir por estos días, agravado por la pandemia.
El 10 de enero de 2017, las localidades de Bárcenas, Tumbaya y, principalmente, Volcán, el portal de la Quebrada de Humahuaca, a 40 kilómetros en la capital jujeña, amanecieron bajo el barro tras la intensa lluvia que azotó esa madrugada en la quebrada.
Ese día fallecieron cuatro personas, hubo mil personas evacuadas y enormes daños materiales. En ese momento eran 1400 pobladores, cerca del 70% fue cubierto de barro y piedras. El dolor, la angustia, el miedo de los pobladores recobra fuerza por estos días cuando se escucha la alarma de prueba.
Ahora, desde hace semanas se advierte el desmoronamiento del cerro en la Quebrada de los Filtros, esto se debería a la concentración de agua de lluvias que se acumula en esa zona. Así también esta vez las máquinas retroexcavadoras trabajan en el lugar para limpiar y realizar diques de contención. “La idea es que el agua, barro y piedras que vaya a bajar al pueblo sea en menor velocidad”, cuenta el ex comisionado de Volcán, Darío Chañi, quien estaba a cargo de la localidad ese 10 de enero de 2017.
Hubo varias promesas del gobierno provincial y nacional para reconstruir y reparar las pérdidas, pero el proceso fue muy lento. El dolor lo padeció la gente del pueblo que vivió en 50 containers durante muchos meses, sin servicios básicos esperando la ayuda del Estado.
“Son momentos difíciles, es un fenómeno natural que uno no puede predecir, el alud dejó mucho dolor y actualmente hay gente que sufre, más aún los niños. El recuerdo del sonido de la alarma, abandonar sus casas, ver como se perdía todo, son momentos que uno no quiere volver a recordar. Perdurará en el tiempo como una historia que hay que superar, y con la que hay que aprender a convivir”, expresó el ex funcionario mientras acompaña a los vecinos.
“Mi abuelo tenía 80 años, vivió siempre en Volcán y nunca se fue, son varias generaciones que han elegido este pueblo. Lo único que se puede hacer es la limpieza del cauce del arroyo del Filtro y mantener un trabajo de mitigación constante, aunque con la naturaleza uno no sabe”, recuerda en estos tiempos de lluvias abundantes en la quebrada.
El pueblo de Volcán ha vuelto a reconstruirse lentamente en el mismo lugar, a las familias que han perdido sus viviendas, el gobierno se las volvió a levantar en estos años, Pero faltan las defensas en el río Grande para dar seguridad a las casas nuevas.
Otro problema es el agua potable, porque la planta potabilizadora de ese lugar no está funcionando, por lo que por ahora traen el agua desde el pueblo vecino de Tumbaya.
La presidenta de la comunidad aborigen Pueblo Tilián, Carolina Choque, resalta la reconstrucción del pueblo, el adoquinado de calles y las viviendas para algunas de las familias damnificadas en la ex Cancha Copacabana, pero reclama que no hubo una apertura de una mesa para consensuar la re planificación del pueblo.
“Muchas familias no hemos quedado bien, no es la primera vez que vimos bajar el volcán, ya pasó muchas veces, porque vivimos en esa quebrada. Me crié en Los Filtros iba a la escuela primaria y secundaria en el pueblo. Antes solo llegaba hasta la playa del río, pero después cobró fuerza y llegó enterrando al pueblo”, recuerda la mujer.
“Ahora con el desmoronamiento del cerro estamos afligidos, nos preocupa y también sabemos que contra la naturaleza no podemos ir. Si bien están limpiando el cauce, y eso genera tranquilidad, muchos estamos afligidos, y más cuando amenaza la lluvia. Celebramos la lluvia porque la necesitamos para los animales, la siembra”, señala Carolina.
“Cuando se corta la quebrada de los Filtros, se corta el agua, se huele el barro y sabemos que viene el Volcán, eso lo sé como conocedora de mi territorio”.
Carolina también es docente intercultural bilingüe, cuenta que en la escuela antes que finalicen las clases los niños estaban preocupados. “Aún no estaba tan grande el desmoronamiento del cerro, y con la alerta de lluvias los chicos se ponen mal. 'Seño: miré como llovió, bajará el volcán?'. Cuentan que la familia está lista para la evacuación”, relata la docente.
Obras de mitigación
Desde el Ministerio de Infraestructura, especialmente la Dirección de Recursos Hídricos despliega equipos y maquinarias sobre el cauce que desagua el caudal de la Quebrada de los Filtros hacia el Río Grande en Volcán, son obras de control de energías y de optimización de la capacidad de contención. Al mismo tiempo, Hídricos trabaja en la elaboración de un diagnóstico a través de estudios topográficos, que permitan definir otras obras y protocolos de seguridad para el resguardo del pueblo.
En tanto, la comunidad está alertada por Defensa Civil que dieron a conocer el plan de evacuación, en caso que suceda el fenómeno. Los pobladores deben tener una mochila con sus pertenencias básicas para que se dirijan a los centros de evacuación.
El director de Recursos Hídricos de la provincia, Guillermo Sadir, explicó que “se activó una sucesión de deslizamiento de taludes, es decir, un desmoronamiento del cerro, que está provocando una obstaculización del cauce de la cuenca de los Filtros, en aproximadamente 2,5 kilómetros aguas arriba del badén. Esto podría generar un taponamiento con una lluvia intensa y generar una especie de presa de agua retenida”.
Mudar el pueblo
“Mi madre decía que estaba mal hecho el pueblo”, en referencia al lugar, porque está ubicado al final del embudo de la quebrada, recuerda la docente Choque.
“Nuestros ancestros, siempre vivieron en el cerro. El antigal del pueblo Tilian se encuentra en el cerro, sobre esa mesada. Hemos desvalorizado esa sabiduría y los pobladores eligieron estar abajo. Son varias historias que cuentan los abuelos.”
En estos años que pasaron hubo opiniones encontradas respecto a una reubicación del pueblo, una de ellas para evitar las consecuencias de un eventual volcán de barro. La presidenta de la comunidad dijo que “no hubo una mesa para consensuar la planificación de la reconstrucción del pueblo. No hubo consulta a la comunidad, salimos a manifestarnos porque se nos quitó territorio, cuando bajó el alud y se hizo una ciclovía. No estamos en contra de las obras, sino simplemente pedimos que se cumpla el Convenio 169 de la OIT ratificado en Argentina por la ley 24.071 en sus art.15 y 16, que deben dar los territorios a las comunidades aborígenes, originarias, pero no se garantizó, ni se consulto una mesa de opinión”, finalizó.