Un inspirador encuentro tuvo lugar durante un destemplado y ceniciento atardecer de invierno en 2018. El músico Mariano Conti, guitarra y voz de la excelente banda rosarina Aguas Tónicas, abatido y triste tras casi un año de sequía creativa, salió a pasear bajo los árboles pelados del Parque Independencia. "La deriva bicicletera me llevó hacia el Museo Histórico Provincial Julio Marc. Me encuentro con la muestra de Hiram Calógero. Y ahí puedo verlo sentado, 'solitario, en el banco aquel'. Son fotos, son pinturas al óleo, son las dos cosas al mismo tiempo", escribiría en la presentación del single: "Llego a casa, agarro la guitarra, los acordes fluyen y las palabras se derraman sobre el papel".

La muestra era Hiram Calógero. Fotografías a pincel, que con curaduría de Francisco Medail y con obras provenientes de las colecciones de José Luis Lorenzo (Córdoba), Norberto Puzzolo (Rosario) y el Museo Marc (que sólo tenía entonces cuatro piezas del autor, adquiridas por Julio Marc en 1938) puso de nuevo en la historia a este artista injustamente olvidado. "Bromuro de plata y óleo también/ son tu proceder", dice la letra de “Calógero” al describir la técnica del bromóleo, de la que Calógero fue pionero. La canción integra Disco gris, álbum que incluye una obra del fotógrafo en el arte de tapa. Las réplicas digitales para la bellísima animación del video fueron cedidas por el Museo Marc y por José Luis Lorenzo (ver: https://www.youtube.com/watch?v=EWsNkucAeVk).

El revivir de Calógero no termina ahí. Un día, la fotógrafa Paulina Scheitlin, trabajadora del Marc, visitaba el archivo del coleccionista y fotógrafo José Ramón García Menéndez (miembro de la familia García, propietarios de La Favorita, quienes ya habían donado al Museo la colección de pintura colonial que había pertenecido al arquitecto Ángel Guido). Le llamó la atención una fotografía sobre un escritorio; reconoció el estilo de Calógero, preguntó por la imagen y no solo le fue confirmada la autoría sospechada sino que le mostraron una carpeta de 106 bromóleos del autor; García ofreció donarla al Museo Marc, la donación se concretó y parte de ella se puede ver en una nueva exposición.

A fines del año pasado, también con curaduría de Francisco Medail y con una selección de todo ese material, el Museo Marc inauguró una nueva muestra, que puede verse este verano: Qué puede una exposición. Derivas en torno a Hiram Calógero. La inauguración fue una concurrida fiesta al aire libre en el Parque Independencia. Para musicalizarla en vivo, el director del Marc, Pablo Montini, invitó a Aguas Tónicas. El círculo no se cierra sino que está abierto a nuevos descubrimientos de esta obra, que siguen sucediendo, y Montini se alegra al saber que Calógero (lo pronuncia "Calóyero") vuelve a ocupar el lugar en el canon de la fotografía artística argentina que tuvo en vida. Y tanto Montini como Medail se esfuerzan por explicar el borramiento histórico de alguien que "fue miembro fundador de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos en Rosario, promotor de la Federación Argentina de Fotografía, presidente de la Peña Fotográfica Rosarina, coautor de la técnica de gelozobromía, editor del único libro sobre procedimientos pigmentarios de fotografía en Argentina, fundador del primer Fotoclub de Rosario y colaborador de varias revistas fotográficas especializadas del país" (Medail, 2018).

Dos retratos de Hiram Calógero. Vista de sala por Paulina Scheitlin.

Nacido en Córdoba en 1885 y fallecido en su casa de las sierras cordobesas en 1957, establecido desde joven en Rosario, Hiram Calógero era contador, masón, docente, soltero y cultor en fotografía del estilo pictorialista, que tuvo su apogeo hacia 1900 antes de ser supuestamente "superado" (según el obsoleto relato modernista del "progreso" en las artes) por el purismo fotográfico. Cuenta Medail que al rastrear su nombre en diversas fuentes documentales lo primero y lo único que salta son sus cargos, entre ellos el de Ministro de Hacienda y Obras Públicas (San Juan, 1921 a 1923) y gerente del Banco de la Provincia de Santa Fe. Por lo que se ve en la muestra actual, el desnudo en el paisaje es uno de sus temas predilectos, siempre cargado de sugerencias mitológicas: Narciso ante el lago, o ninfas y efebos que aparecen como visiones en el bosque. En su obra hay también imágenes de ruinas que siguen el gusto romántico por el tema, y se destaca un predominio de la naturaleza, siempre mirada con asombro reverencial, misteriosa y casi espiritualizada en esas bellas representaciones evanescentes y equívocas que lograba combinando en su laboratorio la fotografía y la pintura. Los títulos tienen su importancia, y también fueron su perdición al constituir lo que el alto modernismo formalista denostaría como "literatura" en la segunda mitad del siglo.

Un vago prejuicio en torno al pasado lleva a la cronista a suponer que aquellos modelos -púberes y señoritas posando sin ropas en medio del paisaje serrano- pudieron motivar algún escándalo. Pero no fueron los temas sino el lenguaje, explica Montini, lo mal visto por sus colegas. Detalla Medail, en su texto curatorial de 2018, que "lo que parece un conflicto lejano sigue teniendo consecuencias (...) En Argentina (...) una vez alzadas las banderas de la fotografía purista, fotógrafos e historiadores emprendieron la tarea de desacreditar al pictorialismo (...) En su afán esencialista, la historiografía local se encargó de relegar a un segundo plano, o a omitir por completo, toda práctica fotográfica que implicase una intervención previa o posterior a la toma y no se limitara al uso directo de la cámara fotográfica". Discípulo de Ottorino D'Accierno, Calógero inventó con él la técnica de la gelozobromía, uno de los procedimientos pigmentarios con que intervenía la imagen fotográfica para alcanzar el grado de artisticidad de que gozaba la pintura. 

La exposición de 2018 y la de 2021-2022, ambas en el corazón de un hermoso parque de la ciudad, trajeron a la memoria de las nuevas generaciones el sortilegio de aquel nombre, Hiram Calógero, que en su tiempo habrá sido casi un sinónimo de fotografía, y ante todo dan a redescubrir al público general y a los especialistas la formidable obra de experimentación técnica y creación artística a la que aquel nombre permanece unido. La muestra puede visitarse de jueves a domingo de 10 a 13 en Av. Dr. Eduardo María Gallo s/n (entre el laguito y el estadio de Newell's), Parque Independencia de Rosario.