La decisión de crear un fideicomiso de subsidios cruzados para el maíz y el trigo está tomada. Lo confirmaron fuentes del Ministerio de Agricultura citando al ministro Julián Dominguez durante un encuentro con exportadores y productores, a pesar de las quejas de éstos últimos. Es un fondo en el que exportadores compensarían el costo de adquisición de materia prima a las empresas de consumo masivo de maíz y trigo.
De esta manera se busca mantener el precio interno de cuatro productos que la Secretaría de Comercio identificó como claves en la formación de precios de la canasta básica: la bolsa de harina de 25 kg que compran las panaderías para producir pan, la de un kilo de venta directa al público, el paquete de 500 gramos de fideos secos y el pollo entero refrigerado.
Proponen que la herramienta sea creada por resolución conjunta del Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Desarrollo Productivo pero administrado por un fiduciario privado: "Es un mecanismo entre privados en el que no participa el Estado y evita cualquier sospecha de corrupción", aseguraron desde Agricultura.
Desde el Gobierno calculan que el fondo necesario para la compensación debería ser de 150 millones de dólares, un uno por ciento del valor de la producción de maíz y trigo actual. Es un nivel muy por debajo de los 3 puntos de retenciones que el Estado estaba evaluando aumentar como alternativa: "Con menos plata se instrumenta una herramienta más eficiente que impactará directamente en el precio de venta".
"Si queremos asegurar carne, pollo, pan y leche en la mesa de los y las argentinas tenemos que desvincular los precios internos de los internacionales. Tenemos que pensar un mecanismo para compatibilizar exportaciones, rentabilidades y abastecimiento del mercado interno", había adelantado en una entrevista con PáginaI12 el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti.
En el gobierno tienen presente esta herramienta desde que se aplicó a principios del 2020 para el aceite de girasol. El mecanismo es un fideicomiso de subsidio cruzado, un acuerdo entre privados por el que parte de la renta exportadora se destina a subsidiar el precio de aquellos que venden en el mercado interno. En el caso del aceite mezcla el modelo fue exitoso en términos de precios y para el productor, porque el subsidio para que se mantenga el precio del mercado interno es apenas el 1,9 por ciento, mucho menos que las retenciones tradicionales.
La contra
Con un acta de compromiso firmada por los ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura por la parte pública y el presidente de los molineros, los polleros y los fideeros, quienes se oponen a la medida son los productores, a quienes los exportadores les trasladarán el pago del monto que corresponda aportar al fideicomiso.
En un documento firmado por la Mesa del Trigo y el Maíz, pusieron en duda la eficacia de la medida asegurando que la incidencia del trigo en el pan es de solo el 11 por ciento y del 20 por ciento en el maíz para el pollo. Como contrapropuesta, sugirieron utilizar parte de los ingresos fiscales que ya aporta el sector en concepto de retenciones para lograr un efecto sobre el precio, o mismo destinar recursos hacia los sectores más vulnerables a través de la Tarjeta Alimentar.
En Agricultura entienden que son medidas que no dependen de su cartera pero interpretan que el verdadero problema se encuentra en la informalidad del sector, que alcanza al 35 por ciento de las ventas de bolsas de harina de 25 kilos. "En el aceite la cadena se encuentra más formalizada y no había ese problema. Las firmas abastecedoras que quieran obtener la compensación deberán legalizar la transacción, por eso la herramienta es más que virtuosa", aseguran desde Agricultura.