Los primeros días de febrero, después de muchos meses, el presidente Alberto Fernández se volverá a subir a un avión con destino internacional. Esta vez, se dirigirá a la China de Xi Jinping, con una comitiva muy reducida --se estima que entre 15 y 17 personas-- debido los estrictos protocolos que maneja el gigante asiático para frenar el avance del coronavirus. El motivo oficial de la visita son los Juegos Olímpicos de Invierno y también los 50 años de relación bilateral que se cumplen ese mes, pero el Gobierno aprovechará la visita para firmar su adhesión a la famosa iniciativa de la "ruta de la seda"; para tener una reunión bilateral con Xi Jinping donde sellarán otra serie de acuerdos; y para anunciar inversiones vinculadas, por ejemplo, a la ciencia y la tecnología. Posiblemente Fernández sostenga en Beijing otras bilaterales con presidentes como el de Rusia, Vladimir Putin. "Que viaje a China no quiere decir que rompa relaciones diplomáticas con EE.UU. del mismo modo que cuando hablo con EE.UU. no me peleo con China. El mundo bipolar de la Guerra Fría se terminó hace tiempo, han irrumpido nuevos actores y uno no puede estar desatento", dijo Fernández en la AM 750 sobre su visita a China y las dudas que generó el viaje en medio de las negociaciones con el FMI.

Desde el Gobierno destacan que China oficialmente apoyó la postura de la Argentina en la renegociación con el FMI y que el país es muy importante en el directorio, porque está creciendo cada vez más. "Tenemos mucho camino por trabajar con China. Hay que terminar con el debate binario que como país no nos sirve. Lo que nos sirva con China perfecto, y lo que nos sirva con Estados Unidos también", opinan.

China, además, fue clave para la Argentina durante la pandemia y contribuyó con sus insumos para fortalecer el sistema sanitario nacional. Un ejemplo de ello fue el envío de vacunas: el gobierno de Xi Jinping proveyó a la Argentina con 30 millones de dosis de Sinopharm y otras 5 millones de Cansino en momentos donde era muy difícil conseguirlas. En esa línea, presidente chino invitó a Fernández desde el primer momento, para que el mandatario visite su país. A fines de septiembre de 2020 hizo la invitación oficial, pero el encuentro no se pudo concretar de forma presencial por la pandemia.

La visita, finalmente, se dará en el marco de la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno, que tendrá lugar el 4 de febrero en Beijing. Esos juegos son muy importantes para China porque el país en el 2008 celebró los mismos juegos, pero de verano, y con esta edición se completaría el ciclo. Para Xi Jinping el evento tiene un significado especial: él fue quien dirigió el comité olímpico en 2008 y después de eso lo único que hizo fue ascender hasta en 2013 asumir la presidencia de China. Luego de la gran inauguración, que será en el estadio conocido como "Nido de pájaros", al día siguiente todas las delegaciones compartirán un almuerzo al que concurrirán Fernández y otros diez mandatarios del mundo, incluido el de Rusia y otros de Europa. Por ahora, el único latinoamericano será Fernández.

La presencia del Presidente argentino significa mucho para China, sobre todo porque algunos países de Europa, junto a EE.UU. y Canadá, están realizando una especie de "boicot" por el cuál no enviarán a los juegos de invierno representantes políticos. En realidad --explican quienes siguen de cerca el conflicto-- se trata de un "boicot declarativo" porque de esos países participarán sus deportistas y también estarán las delegaciones y comités. Fernández, además asistirá teniendo la titularidad de la Celac, es decir, en representación de los pueblos de Latinoamérica. China le da mucha relevancia a ese organismo ya que, para una decena de países de la región, pasó a ser el primer socio comercial. En la Argentina es el segundo, pero es el primero para Brasil, Uruguay, Chile y Bolivia, por ejemplo.

El Gobierno decidió profundizar su relación con China y, en ese sentido, se va a incorporar a la famosa iniciativa que resignifica la ruta de la seda. Ese plan de infraestructura que lanzó Xi Jinping en 2013 orientado a Eurasia, en el 2015 se amplió a África y Oceanía y en 2017 a Latinoamérica. Argentina aprovechará el viaje para firmar su adhesión al proyecto y también a otra serie de acuerdos en distintas áreas. Se destacará, por ejemplo, el de Ciencia y Tecnología.

Es posible que haya un anuncio importante vinculado a la venta de dos reactores de la empresa argentina INVAP de radioisótopos medicinales a China --se trata de un insumo que se usa para las imágenes de los tomógrafos computados--. Esa transacción sería de mucha relevancia para el país, porque significaría una de las pocas veces que la Argentina realiza transferencia tecnológica a China y no al revés. También habrá anuncios vinculados a la instalación de plantas de autos eléctricos, a la inversión en la industrialización del litio y otras vinculadas al turismo en pospandemia.

La visita también se dará en el marco de los 50 años de las relaciones bilaterales entre China y Argentina. El día exacto del aniversario --el 19 de febrero--, por casualidad, el mismo día que el cumpleaños de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, una dirigente muy apreciada por el gobierno de Xi Jinping y a quien los chinos tienen en mente invitar a su país más adelante.