Familiares y sobrevivientes del terrorismo de Estado durante la dictadura, militantes de derechos humanos del partido de Esteban Echeverría y el colectivo de Educación por la Memoria, la Verdad y la Justicia local colocarán mañana por la tarde una baldosa en conmemoración de las víctimas de lo que se conoce como la Masacre de Monte Grande en la puerta de la casa adonde 16 militantes que permanecían secuestrados en el centro clandestino de detención conocido como Vesubio fueron trasladados, el 23 de mayo de 1977, y fusilados al día siguiente.
Los militantes de la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y la Juventud Univertisaria Peronista (JUP) Luis Gemetro, Luis Fabbri, Catalina Oviedo de Ciuffo, Danuel Ciuffo, Luis de Cristófaro, María Cristina y Julián Bernat, Claudio Giombini, Elísabeth Käsemann, Rodolfo Goldín, Mario Sgroy, Esteban Andreani, Miguel Harasymiw, Nelo Gasparini y otras dos personas que nunca fueron identificadas fueron llamados uno por uno durante el 23 de mayo de 1977. Sufrían, entonces, las condiciones inhumanas del secuestro en el exCCD Vesubio, localizado en el sur del Conurbano Bonaerense. Allí, además, habían recibido torturas. Según testimonios de sobrevivientes de ese campo de concentración, fueron nombrados por un oficial, quien les dijo que serían trasladados a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
En realidad, fueron llevados a una casa localizada en Boulevard Buenos Aires 1151, en Monte Grande, partido de Esteban Echeverría, y allí, acribillados en la madrugada. Sus cuerpos fueron trasladados por Bomberos al cementerio de esa localidad y depositados en fosas comunes sin identificar. En base a comunicados del Ejército, los principales diarios de entonces informaron las muertes como solían hacer, en el marco de enfrentamientos fraguados. Recién entonces los familiares de las víctimas, que mantenían la lucha por la búsqueda de sus seres queridos desde el momento de su secuestro, emprendieron otra batalla: la de la recuperación de sus restos.
“La verdad de lo sucedido solo fue comunicada a la Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires (Dipba), en cuyo archivo constaba el operativo”, sostuvo la militante de derechos humanos local Alicia Perelló en el informe que elaboró sobre la Masacre que se recuerda hoy. La información comenzó a ver la luz durante los primeros juicios que se llevaron a cabo por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Vesubio, en los que fueron condenados 13 miembros del Ejército, del Servicio Penitenciario y ex agentes de inteligencia de las fuerzas que se desempeñaron en ese centro clandestino durante el terrorismo de Estado.