La situación no daba para más, manifiestaron las familias wichí que pertenecían a la comunidad Monte Carmelo, y que hoy pasaron a denominarse comunidad Misión Pozo del Aráoz, en jurisdicción del municipio de Santa Victoria Este (SVE). Las contínuas crecidas del río Pilcomayo las obligaron a tomar la decisión de reubicarse.
Precisamente, la última evacuación se hizo el 26 de diciembre del año pasado, cuando la crecida del río se hacía sentir en Santa Victoria Este. Cansadas de tener que padecer la misma situación año tras año, dos días después 23 familias optaron por moverse a otro lado en el mismo departamento Rivadavia, una historia repetida en varias comunidades residentes cerca del cauce del Pilcomayo. Ahora piden mayor asistencia estatal, sobre todo, para garantizar el alimento y la hidratación a niños, niñas y adolescentes.
El cacique de Misión Pozo del Aráoz, Fabían Segundo, dijo en diferentes videos que salieron de su comunidad "dejando todo, abandonando las casitas que teníamos". Un total de 23 familias decidieron "abandonar todo" para formar otra comunidad, en un lugar que los aleje de las constantes inundaciones que sufren por la crecida del río.
"Les pedimos a las autoridades que nos ayuden ahora porque no tenemos mercadería ni agua para los chicos, y por el calor están deshidratados", expresó el cacique.
Macarena Aucapiña Nieva, integrante de la Asociación Civil Pata Pila, estuvo la semana pasada en la nueva comunidad territorio, y relató a Salta/12 que las actuales condiciones son precarias, pues las viviendas están sostenidas únicamente con palos y plásticos, "a la espera de recibir materiales". Antes de trasladarse, miembros de la comunidad fueron a desmontar el lugar elegidfo para la reubicación.
Aucapiña Nieva dijo que la intendencia de SVE, a cargo de Rogelio Nerón, colaboró en la relocalización, pero aún "falta que les lleguen cosas para construir las casas". Relató también que las familias reubicadas estuvieron al menos una semana sin agua, y la que pudieron consumir estaba extremandamente caliente por las altas temperaturas, lo que aparentemente les produjo diarrea a niños y niñas.
Monte Carmelo es una zona que sufre inundaciones cada vez que el agua del Pilcomayo sube y esto ocurre todos los años en la época estival. Por eso, cuando llovía y el río crecía, las familias ya sabían que si se inundaba la comunidad, tenían que trasladarse a campamentos y volver a su sitio nuevamente cuando el agua bajara. Sin embargo, las lluvias y crecidas más fuertes, que suelen darse en enero y febrero, este año se anticiparon y empezaron a llegar desde mediados de diciembre, lo que hizo que la situación se tornara más crítica.
Si bien Monte Carmelo, fue la comunidad más efectada, la última crecida también perjudicó a Pozo la Yegua, Vertiente de la Costa, Misión La Paz, San Luis y Santa María, todos parajes habitados donde el río ingresó, aunque las defensas preparadas contuvieron el agua.
Agotadas del ir y venir varias familias de Monte Carmelo optaron por reubicarse en otra zona, más alejada del curso de agua y se fueron cerca de la entrada de la comunidad La Puntana, ubicada a unos 45 kilómetros de Santa Victoria Este, y de dondeya hubo también un desprendimiento provocado por las inundaciones.
El lugar elegido también fue con el objetivo de contar con un suministro más seguro de agua potable. Además, el nuevo territorio está cerca uno de los siete pozos del agua que prometió realizar la Nación en 2020, tras la declaración de la emergencia sanitaria por la muerte de niños y niñas por causas vinculadas a la desnutrición.
Sin embargo, cuando llegaron al nuevo sitio se dieron con la novedad de que el pozo de agua aún no está en funcionamiento. Los pozos se hicieron con financiamiento del programa Bosques Nativos y Comunidad, y se sabe que en diciembre de 2020 se estaban realizando las perforaciones de La Curvita, La Puntana y Puntana Nueva, que en ese momento estaba en obra.
Según pudieron saber, en el pozo cercano a la comunidad, que es el de La Curvita, aún falta instalar el tanque elevado, el panel solar, las redes de agua y las bombas, y "hasta tanto no esté eso, van a depender de las cisternas que les lleven agua", dijo Aucapiña Nieva.
Segundo, por su parte, insistió con el pedido de ayuda. "Acá no tenemos agua todavía, vamos a necesitar energía eléctrica para que podamos tener iluminación, además del tema caminos, que necesitan marcarse", expresó. Agregó que aún necesitan movilidad para trasladar algunas de sus pertenencias que quedaron en Monte Carmelo, y vehículos de gran tamaño, para que otras familias puedan acercarse a la nueva comunidad. "Hay familias que están por salir, pero no hay en qué", sostuvo.
Por su parte, Pata Pila está recibiendo donaciones en sus sedes, ubicadas en la avenida Belgrano 1078, de Salta Capital; y en las calles 12 de Octubre e Ituzaingo, en Tartagal. Allí esperan la donación de plásticos, repelentes, kits de higiene y mercaderías. También habilitaron la cuenta bancaria: 0720327320000000377904.