La Cancillería argentina condenó este martes la presencia del vicepresidente de Asuntos Económicos de Irán, Mohsen Rezai, en la reasunción de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua. Rezai es uno de los cinco iraníes requeridos con órdenes de captura con alertas rojas por el atentado contra la AMIA.
"La República Argentina expresa su más enérgica condena. Su presencia en Managua constituye una afrenta a la Justicia argentina y a las víctimas del brutal atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). El gobierno argentino exige una vez más al gobierno de Irán la cooperación de manera plena con la Justicia, permitiendo que las personas que han sido acusadas de participar del atentado contra la AMIA sean juzgadas por tribunales competentes”, dice el texto oficial.
Capitanich se enteró por los diarios argentinos
Fuentes de la Cancillería, además, señalaron que el embajador argentino en Nicaragua, Daniel Capitanich, envió un cable explicando que en ningún momento vio o estuvo en el mismo ámbito que Rezai, porque los diplomáticos fueron ubicados en un lugar distinto del predio. Es más, Capitanich sostuvo que se enteró de la presencia del vicepresidente iraní al leer los diarios argentinos este martes.
Según el exembajador Diego Guelar, que escribió una columna en Infobae, un secretario de la embajada le informó a Capitanich que estaba Rezai en la reasunción de Managua, pero el diplomático lo negó en un cable: sostuvo que recién se enteró de que Rezai estaba presente a raíz de las notas en la prensa argentina, este martes.
Fuentes de los familiares de las víctimas de la AMIA le dijeron a Página/12 que un embajador tiene que estar enterado de quiénes participan de una ceremonia a la que va a acudir en representación del gobierno argentino. Por su parte, la Embajada de Israel en la Argentina emitió también un comunicado crítico: “El Sr. Mohsen Rezai ha sido signado en el REPET (Registro Público de Personas y Entidades Vinculadas a Actos de Terrorismo y su Financiamiento) y sobre su persona pesa una circular roja de Interpol. Lamentamos ver que haya compartido un evento oficial con funcionarios argentinos”.
Los viajes de los imputados por la AMIA
Como ha sucedido de manera reiterada, los imputados que son altos cargos del gobierno de Teherán viajan con pasaportes oficiales y a raíz de invitaciones de los gobiernos de distintos países. Eso hace que las policías respectivas --que son las sucursales de Interpol-- no intervengan para hacer cumplir las capturas, porque obviamente dependen de los gobiernos. Rezai estuvo en Singapur, Malasia y tal vez Corea del Sur, mientras que otro acusado, Ahmad Vahidi, actualmente ministro del Interior, estuvo en Bolivia. En agosto pasado, la Argentina condenó las dos designaciones del gobierno de Irán.
En verdad, las capturas con alertas rojas están diseñadas para perseguir a delincuentes comunes que su propio país de origen reclama. Por ejemplo, un narcotraficante, un estafador, un homicida involucrado en un hecho común y que luego, en cada caso, se fugaron. Por lo general, todos los Estados los quieren atrapar y efectivamente los detienen. En el caso AMIA, los imputados por el asesinato de 85 personas en el edificio de Pasteur 633 son reclamados por la Argentina y defendidos por Irán. En Interpol eso siempre fue un conflicto y la realidad es que esas órdenes de captura se votaron en una Asamblea General de Interpol que se hizo en Marraquesh. La votación salió 74 a favor de las capturas, 14 en contra y 28 abstenciones.
La acusación contra Rezai por el atentado a la AMIA
En el momento del atentado, Rezai era comandante de la Guardia Revolucionaria y la acusación en la Justicia argentina se basa en la existencia de una reunión de las máximas autoridades de Irán en la ciudad sagrada de Mahshad, en 1993. Supuestamente en ese encuentro se decidió el atentado contra la AMIA, cuya ejecución quedó a cargo --siempre según la acusación-- del ala militar del partido libanés Hezbollah, vinculado con Irán.
El gobierno de Irán siempre negó cualquier relación con el ataque a la mutual judía y argumentó que todos eran inventos de la oposición iraní, exiliada en Europa, y a sueldo de Estados Unidos o de Israel.
Los sucesivos gobiernos argentinos vienen exigiendo que los imputados se presenten a la Justicia que es competente, la de Argentina, y den su versión, defendiéndose como cualquier acusado. A eso, Teherán se niega de manera rotunda. Por un lado, hay una ley iraní que prohíbe la extradición de iraníes --norma que existe en Brasil y muchos otros países que no extraditan a sus nacionales-- y por el otro lado, la Argentina no permite el juicio en ausencia, es decir que el acusado tiene que estar presente.
Se barajó la idea de hacer un juicio en un tercer país y después se firmó el Memorándum, que preveía que los imputados declaren ante el juez argentino, pero en Teherán, y con una Comisión de la Verdad, que no tendría autoridad para intervenir, pero sí supervisaría las actuaciones. Ese acuerdo fue declarado inconstitucional. Después de esas idas y vueltas, la realidad hoy es que las capturas con alertas rojas están vigentes, pero tienen poca efectividad, más todavía en altos cargos iraníes que viajan con pasaportes oficiales a países que tienen buenas relaciones con Teherán.