Escribir poemas y hablar de poesía, una combinación que Marie Gouiric encuentra placentera, trabajar con la palabra en un sentido meticuloso como si fuera una laboratorista del lenguaje. Desde allí se arriesga a pensar la poesía como un acompañamiento -e incluso antecesora- de teorías.

Escribe un libro de poemas de amor cuando la deconstrucción del amor romántico está -o es- el ojo de tormenta. Sin tapujos y tomando todos los riesgos. Como dice Camila Sosa Villada en la contratapa “querer sentarse sobre un animal salvaje a la fuerza, sabe que no se puede hacer eso con un animal sin salir disparada por los aires”. Los aires por los que vuela su escritura tienen una densidad sostenedora, entre poemas a amores interespecie como el que tiene con su perra Preta a poemas como “Mis preferidas”, una enumeración a modo de manifiesto, extensa y paciente de todas las expulsadas de la mesa familiar. Gouiric sobrevuela en la metamorfosis del amor sin abandonar su pasión por la palabra en los versos y ateniéndose a todo lo que este juego con el romanticismo pueda traer acarreado.

A Este amor tan grande lo antecede una larga lista de libros de poemas publicados, y más próxima en el tiempo, su primera novela, De donde viene la costumbre (Random House, 2019).

Maestra de escuela, oriunda de Bahía Blanca y con 36 años dice que se permite escribir sobre el amor, como una suerte de rendición: “Para mi, la voz de los poemas está rendida y en ese sentido hay un acuerdo con el amor, o con los amores”.

¿Cuando vamos a hacernos cargo/ del miedo, del daño y el desamor?/ Por eso este es sobre la tristeza/ y por eso es largo/ porque estoy haciendo tiempo/ acá mismo, acá adentro,/ trayendo cosas,/ llenando todos los huecos/ hasta que se me pase/ o hasta que me llames/ o conozca a otra/ o me duerma o me despierte/ y se haya terminado/o hayas aparecido vos”. Son los últimos versos de un poema que se llama “Mientras la disidencia se pelea, a ver quien es mas disidente”, una prueba de como montarse a la fuerza, a pelo y sostenerse hasta donde se pueda sin abandonar el verso, aunque se trata de una poesía de dos o tres páginas. Hasta volar por los aires y volver a intentarlo.

En Este amor tan grande hay una historia de amor que son varias, que empieza y termina, ella asegura que lo escribió desde la tristeza que provocó su separación, que no remite unívocamente al amor de pareja. Es el fin, la muerte y el duelo. Sin embargo, en esta condensación sentimental se lanza a jugar con una escritura pícara y lindante con el humor: “Yo hice todo lo que hice. Una y otra vez/ me conversó a mi misma del por qué/ y lloró, porque es algo que hacemos/ las maestras cuando copiamos/ el pizarrón espaldas a la clase./ Aprovechamos a llorar”.

Escribiste un libro desde la tristeza y sin embargo parece que estás jugando. ¿Cuánto de juego hay en tu escritura?

--Mucho. Para mí el lenguaje es como un material, como si a un niño le das plastilina. Voy haciendo combinaciones, entonces no es que solo estoy triste tratando de transmitir un sentimiento. Estoy trabajando el material que sé que es muy amable. Además yo tengo una mirada muy amable de la poesía.

Gouiric recibe amablemente la plastilina y va trabajando con operaciones en donde la palabra viene en capas y en donde en el lenguaje está todo por hacer. Que fortuna estirar las manos y recibirla.

“Este amor tan grande" es un libro de poemas muy romantizado ¿Estás de acuerdo?

--Sí, en este libro yo romanticé mucho. También es porque me dí muchas libertades, no lo pensé desde la teoría en el sentido de “esto es amor romántico y esto es amor deconstruido”. Conté lo que pasaba.

¿Sentís que te tomaste un recreo dentro de los cuestionamientos al amor romántico?

--Yo lo tomo como un recreo de la exigencia de tener que deconstruir todo. Es agotador. No digo que no sea imprescindible. Pero es agotador. Lo tomo como un recreo de tener que responder a ciertas teorías y no a lo que puedo. De esa manera se termina estando muy desconectada. Desde los feminismos o activismos disidentes que intentan pensar y deconstruir el amor romántico, puede que se vea como demodé hablar en los términos de, por ejemplo, el poema “hola amor, este es un sueño”. A mi lo que me gustó de escribir así fue reconocer que el amor romántico nos sigue atravesando. Es estructural y lo reconozco sin tratar de hablar desde una teoría correcta. Lo que a mi no me gusta es ser correcta ni responder a la corrección política cuando escribo. En la vida tampoco. Hay algo del amor romántico que pasó a la clandestinidad.

“Hola amor, este es un sueño”, el poema que mencionás, es muy de amor romántico. Dice: “Y declaro, quiero casarme con vos/ guardé oro para nuestros anillos./Y tener hijos, millones de hijos/”

--Es como una carta a una amada. También lo que hago un poco es reírme y agarrar muchos clichés. Pero el poema no los agarra y se burla, sino que los recupera y los engrandece. La idea de amor como un amor que va a mejorar el mundo, esa idea es muy del amor romántico.

Hay otro poema muy romántico que se llama “Notita sorpresa”: No te olvides que te extraño/ no te olvides que pienso en vos/ no te olvides que sos la más linda/ Avisame si no podés dormir./ Besos y amor.

--Muy romántico. El amor entre lesbianas es muy romántico. Por eso te digo, yo sentí una deconstrucción muy salvaje. Me encontré diciendo “Bueno paren”, hay cosas del amor romántico que se ve que las queremos y las necesitamos. Brigitte Vasallo dice algo con lo que yo estoy muy de acuerdo y es que: si el poliamor lo que hace es venir a destruir la única célula de cuidado que había dejado viva el capitalismo, no sirve. Entonces me parece que tenemos que ir hacia algo más profundo que solamente condenar al amor romántico. Hay un deseo muy grande de desarmar las violencias, y cuando vos decís eso, lo primero que cae es el amor romántico, porque las habilita y las justifica. En nombre del amor yo te controlo. Ahora ¿puedo tener expectativa y deseo sin que eso reproduzca violencia? Yo creo que sí. El amor romántico es una bajada de línea de cómo es amar. Hay muchas maneras de amar que no están basadas en estructuras rígidas si no en movimientos. Por otro lado, estamos teniendo esta charla y yo he recibido un montón de comentarios de personas que leen este libro con sus parejas. El libro de poemas tiene algo inmediato en el sentido de la recepción, sale y al día siguiente ya tenés a alguien diciéndote lo que piensa del libro y además hay una identificación muy evidente. Yo he recibido fotos de cada poema con la gente contándome que lloró o que atravesó algún sentimiento. Es muy flashero lo que le pasa a las personas con la poesía, sienten algo de quien sos vos. Cuando alguien me habla de la novela, me habla del personaje. Alguien dijo “todos los poemas son de amor y todas las novelas son de aventura”. Yo creo que sí.

Foto: Jose Nicolini


Sobre poesía y amor

Marie Gouiric ve un pizarrón en el que está escrita la pregunta ¿Qué es la poesía?, más tarde una mujer le dice “este budín que hice es un poema”. Dice:  “la vida es más hermosa, el mundo más amable y la realidad un poco más fácil de compartir”.

Te pregunto entonces: ¿Qué es la poesía?

--Una vez, una maestra con la que trabajaba y a la que le faltaba muy poco para jubilarse me llevó en su auto a la parada de colectivo. Yo le conté que escribía poesía y ella me contó que a los 17 escribió un poema porque estaba enamorada.  Lo recitó de memoria. Le brillaban los ojos, entre enamorada y avergonzada, conectamos juntas con una época y su emoción. Por eso creo que con la poesía la sensación de soledad, que muy profundamente todo el mundo carga, desaparece felizmente, al menos por ese rato. Y es que cuando hablamos de poesía, la poesía aparece.

¿Podés pensar a la poesía en esta batalla entre teoría y práctica?

--Sí, como una herramienta de teorización ¿Por qué no? En algún punto es lo que intento. A veces nos pasa, a las personas que trabajamos con el pensamiento, que la teoría termina como sobreponiéndose a la realidad y a la práctica. En teoría el amor romántico está mal y es quien le enciende la mecha a las violencias, pero a la vez estamos formados y formadas en el amor romántico, entonces cuando nos enamoramos nos enamoramos desde esos lugares. Yo no escribí desde la teoría sino desde lo que me pasa.

Entonces la poesía es también pensamiento

--Yo pienso cuando escribo, y si hay algo maravilloso que tiene la poesía es la ambigüedad. Eso hace parecer que no funciona tanto como teoría, que tiende a ser escrita como si el lenguaje pudiese llegar a ciertos niveles de exactitud. Para mí es al revés, el lenguaje lo que tiene no es exactitud si no ambigüedad y ahí es donde el pensamiento se enriquece. La poesía también acompaña teorías y muchas veces las antecede. Cuando decimos mirá tal que escribía poemas de este tema cuando ni siquiera se hablaba. Las transformaciones necesitan de teoría y necesitan de poesía. Y eso tiene que ver, entre otras cosas, en cómo vamos a pensar el amor.

"La palabra que mas aparece en el libro es: llorar"

El libro tiene muchos amores: el de pareja, el de lxs xadres, el amor interspecie, el amor de amigues ¿Trabajaste ahí la relación jerárquica con el título? ¿Cúal sería este amor tan grande?

--Son todos amores tan grandes. Con Preta, que era mi perra, está contado el mismo proceso que con el amor de pareja. De hecho es la historia que le da nombre al libro. Desde el encuentro a la separación, que en el caso de ella es la muerte. Con ella me permito todas las expresiones de amor romántico. Las separaciones en general son muy duras, y yo creo que el libro es sobre eso, y por eso todo el mundo llora porque alguna vez le tocó. Y por ejemplo, en el caso de los padres, la muerte no está vivida pero sí imaginada.

Vivir o imaginar los finales…

--A mí lo que me pasa es que no tengo herramientas para entender esos finales, creo que muchxs no la tienen. Y este libro, aunque yo no la nombro, está escrito en pandemia. Primero se muere mi perra, se decreta el aislamiento por la pandemia y al mes me separo. Yo en ese momento pensaba mucho en que no tenemos recursos para la gestión de la muerte. Y en el libro voy a eso, se nota que hay alguien que está muy triste y no está disimulado. Y creo que en esta sociedad no hay lugar para el dolor ni para la tristeza. Tampoco hay un relato para los finales. Este es un libro de amor pero la palabra que más aparece es “llorar”.

Me remite a la frase “si duele no es amor” ¿es cierto?

--No es cierto. Ser hija duele, ser padre duele. Mi papá me pide perdón por sus violencias y a la vez yo veo el dolor de él por sus violencias. Y a la vez veo la violencia que él vivió: “Lo vi peinarse prolijo, echarse perfume,/ agacharse y lustrar sus zapatos./ El reflejo del lustre dejaba ver/ el hijo que él también fue,/ su amor y su herida reluciendo”. Yo creo que el libro en esa trenza que va armando entre el amor, el dolor y la tristeza termina habiéndo una reconciliación.