A veces las mayores aventuras pueden suceder en un cuadrado y ese espacio mínimo llega a convertirse en una sala de teatro. Parecía que los lugares estrechos habían quedado en el pasado pero Microteatro se anima a atravesar la pandemia y lo hace Por placer, como es el lema del ciclo que comprende el mes de enero.
Allí, en el tiempo breve de doce minutos, Emiliano Formia demuestra que es un actor que heredó la osadía del under de los 80 y que puede recrearlo desde este presente mediático donde todo hecho debe quedar estampado en las redes sociales. En Mi hedonismo y yo, el texto que escribe y dirige Juan Crespo la velocidad de ese diseñador de ropa joven, famoso y extremadamente vanidoso, un showman de la vida que se siente estrella hasta en la intimidad amorosa, deviene en la dinámica indicada para esta experiencia de teatro breve que une la gastronomía y ciertos rituales sociales en los intervalos de cada función. Formia tiene un humor destellante y una técnica actoral que le permite recorrer todos los detalles de la sátira. Su composición es divertida y compleja sin dejarse ganar por la caricatura.
Después, en este recorrido azaroso, suerte de montaje que cada espectador/a puede hacer para armar su propia trama y así construir un relato divagante en la suma de pequeñas escenas, presenciamos una sección de masajes del método shit-zu donde un joven incauto (personaje a cargo de Marcos Gianolli) ofrece su cuerpo para un tratamiento que, lejos del placer, le traerá mayores contracturas y malestares. Allí Cecilia Tognola despliega sus recursos de comediante desde un trayecto que va de la identificación con su personaje a un vínculo con el público que, gracias a la proximidad, se siente invitado a intervenir en la escena.
En Las manos de Alicia, el trabajo de Marianela Pensado como directora sobre el texto escrito por Gabriel Beck y Nelson Valente encuentra la clave en la precisión con que las actrices (también forma parte del elenco Nora Filmus como la asistente que no para de preguntar y de activar los nervios de la masajista sobre el paciente recostado en la camilla) y el actor consiguen entender los matices de la escena para diferenciar claramente los momentos en que se ocupan de su diálogo y sus conflictos con aquellos instantes en que deben aludir al público. La risa que la escena despierta es el resultado de la implicancia en la trama, más que de una voluntad de provocar la carcajada, y es por este motivo que la comedia funciona.
Pronto llegará el momento de involucrarnos en el doblaje de una película porno que tendrá algunas postergaciones. Es que Paloma, el personaje que desempeña Tamara Garzón, no tuvo mejor idea que convocar a un actor destacado y prestigioso para doblar a su partener sexual. El actor, que interpreta Gustavo Pardi, quiere buscar una verdad dramática en cada situación de garche y no se desanima ante la posibilidad de darle algunas clases de actuación a la estrella porno que le ha tocado en suerte. Así, de la pornografía al erotismo, de los modos de gemir a la poesía y los usos de la palabra para despertar el deseo, hay un solo paso. El sonido del placer tiene en la dramaturgia de Mariano Cossa una concisión y un armado acertado ya que consigue contar una historia. La dirección de Fabián Vena se apoya en la soltura de los intérpretes y en su conocimiento de la escena para encontrar variantes y procedimientos con el fin de conquistarse y seducir también al público.
Por lo general las obras de Microteatro tienen el formato de una escena y lo que queda claro a lo largo de los años es que los materiales que se destacan son aquellos que pueden desafiar esta lógica y arriesgarse a una estructura sucinta pero que no se niega a abrir las posibilidades de un mayor desarrollo. Las tres piezas aquí reseñadas funcionan como la síntesis, tal vez como el trailer, de una sucesión de episodios que podrían ampliarse si el tiempo y el espacio lo permitieran. Es en esta ambición incipiente donde la experiencia consigue darnos una satisfacción que va un poco más allá del pasatiempo.
Microteatro mantiene esa instancia festiva y esa ocasión de encontrarse que el teatro estuvo a punto de perder por la pandemia pero que siempre vuelve y se reconquista.
Microteatro se presenta miércoles y jueves de 20:30 a 00:40 y viernes y sábados de 20:30 a 1:10. www.entradas.microteatro.com.ar