Si algo dejaron en claro las últimas reuniones de la cúpula de Juntos por el Cambio --y la más reciente de Gerardo Morales con Horacio Rodríguez Larreta-- es que no encuentran todavía una forma de reordenar el interbloque de Diputados y dar conducción a la confederación de monobloques y bloques de distintos tamaños que tienen. En parte, esto se debe a que la presidencia del interbloque sigue vacante. Por cantidad de bancas, le correspondería a Cristian Ritondo, del PRO, pero Elisa Carrió lo tiene vetado y Patricia Bullrich le opera a sus espaldas. Los radicales quisieran resolver su interna --la que los partió el dos bloques-- aprovechando ese puesto, pero no les dan los números. Todo debería estar resuelto para mediados de febrero, cuando habrá un encuentro nacional de Juntos por el Cambio.
La presidencia del interbloque fue ocupada por Mario Negri hasta el año pasado, cuando implosionó el bloque de la UCR. Con la consigna de "los perdedores no pueden conducir y los ganadores, acompañar", Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti crearon un nuevo bloque y pusieron al frente a Rodrigo De Loredo, quien fue el que le ganó la interna en Córdoba a Negri. Tras la fumata blanca y el acuerdo con Morales para integral el Comité Nacional de la UCR, se suponía que ese bloque disidente iba a reunificarse con el de Negri. Hoy no está nada cerca ese final.
Morales imaginó que podría ofrecerle a De Loredo la presidencia del interbloque de Juntos por el Cambio, que Negri seguiría con la presidencia del bloque de la UCR, y todos contentos. Pero surgieron una serie de problemas. El primero es que ese lugar bien podría ser para el PRO y para su titular, Ritondo. El segundo es que tanto la sesión en que rechazaron el Presupuesto como la derrota al borde del ridículo con Bienes Personales (ahora reconocen que no habían contado bien los votos antes de convocar a una sesión especial en la que fueron vencidos por un voto) dejaron en claro que hace falta un liderazgo fuerte que reordene el interbloque de Diputados. Consta hoy con no menos de diez bloques y monobloques. Las reuniones, según graficó uno de sus participantes, son una verdadera asamblea de consorcio. Y quienes conoce a De Loredo opinan que no es la figura para conducir y unificar ese proceso complicado.
Ritondo podría serlo, dado que por números puede reclamar el lugar: tiene unas 50 bancas en el bloque que conduce, ahora llamado Frente PRO. Pero enfrenta dos grandes problemas. El primero es que Elisa Carrió no lo quiere como cara visible del interbloque. Cuando fue el rechazo del Presupuesto, Ritondo fue quien se puso al frente y automáticamente recibió las críticas de Carrió y el resto de la Coalición Cívica por haber rechazado el Presupuesto. Antes de eso, Carrió había hecho una advertencia sobre qué caras ponían al frente de los bloques y los interbloques, trató de corruptos a varios de sus socios (le apuntó, entre otros, a Yacobitti) y dijo específicamente que ella no confiaba en Ritondo. Hasta hoy, a través de sus diputados, Carrió mantiene un virtual veto sobre la presidencia en manos de Ritondo.
Hay un segundo problema: las operaciones que Patricia Bullrich le viene haciendo por detrás a Ritondo. Hace algunas semanas, la presidenta del PRO hizo un intento de reunir firmas para cambiar la presidencia del bloque del PRO (luego lo negó ella misma en un tweet), pero Ritondo se enteró y, a su vez, juntó una mayoría a favor para bloquearle cualquier operación por ese lado: de hecho, Bullrich se quedó con un puñado de diputados de su lado, en lugar de las decenas que esperaba (parece haber un problema serio de matemáticas en los poroteos de Juntos por el Cambio).
Ahora desde varios medios se lanzó la versión de que ya estaba definido que Ritondo sería el jefe del interbloque, cuando no existe ningún acuerdo entre las partes y todo sigue igual. Incluso, se mencionaba que en el encuentro nacional de Juntos por el Cambio estaba claro que Ritondo sería ungido. Si bien eso puede llegar a ocurrir finalmente por el peso de los números, la realidad es que hoy no hay acuerdo (algo que le confirmaron a este diario todos los sectores). Entonces, ¿por qué corre la versión de que Ritondo ya es virtualmente el presidente del interbloque? Hay quien imagina que se trata de operaciones de prensa que le organiza Bullrich a Ritondo: presentarlo como el ganador, para que reciba los mandobles de los radicales y de Carrió nuevamente y, así, desgastarlo para la verdadera compentencia.
Negri, en tanto, publicó un extenso artículo en el que llamó a desandar ciertas peleas que solo le convienen al Gobierno. Lo único que consiguió es el frío de los otros sectores del radicalismo. "Termina dando la imagen de que Juntos por el Cambio siempre está en crisis cuando no es así", dijeron sus adversarios cordobeses en la UCR. "Está arañando la jubilación y no sabe qué hacer", le contestaron desde el otro bloque radical. Todo paz y amor.
Así las cosas, el escenario parece una encerrona de la que solo podrán salir si hay conversaciones entre Larreta y Carrió, y entre el jefe de gobierno porteño y Morales (la que tuvieron el lunes, por ahora, no parece haber destrabado el conflicto). Mientras tanto, el interbloque de Juntos por el Cambio continúa acéfalo.