Los fans nostálgicos de Harry Potter no podrían haber tenido un mejor comienzo de año: la primera película del mago adolescente cumplió dos décadas y la producción lo celebró con una reunión especial que fue estrenada el 1º de enero en HBO. “Back to Hogwarts, the reunion” reclutó a los protagonistas de esta franquicia, además de a los directores y al productor, para rememorar juntos cómo fue el emocionante rodaje. Sin embargo, faltó una figurita difícil para completar el álbum de quienes hicieron posible esta saga: ¿dónde estaba J. K. Rowling? En casi la hora y media que dura el show, la autora que dio lugar a este universo mágico solo aparece apenas tres o cuatro veces, menos de un minuto y diciendo cosas triviales, en material de archivo del 2019. Y, aunque trascendió que su equipo declinó la invitación porque, al parecer, consideraron que mostrar este material ya era suficiente, hay quienes creen que su ausencia no es casual.
La cancelación de J. K. Rowling
Y es que JKR se volvió una persona incómoda. Tal vez no lo sabían, pero miles de fans de Harry Potter están de luto desde el 2019, cuando JKR comenzó a hacer comentarios transfóbicos en Twitter que se ganaron una oleada masiva de cancelaciones. Incluso los actores principales de la saga, Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint, públicamente se desvincularon de la autora mostrando abiertamente su apoyo al colectivo trans. ¿Cómo puede ser que este haya sido el devenir de una escritora-celebrity que nutrió a una generación de niñes LGBTIQ con sus libros sobre un joven mago que sale del armario y su banda de amigotes “disidentes” que luchan contra la dictadura reaccionaria y racista que quieren imponer los malos malísimos? A continuación, el repaso la cronología de los tuits, posteos y publicaciones que pusieron a Joanne en el lugar de una verdadera innombrable, en términos de Howarts (para que ustedes no tengan que escrollear entre tuits de hace tres años).
Comentarios transodiantes
Todo arrancó cuando JKR comenzó a darle algunos likes por aquí y por allá en 2019 a una tuitera abiertamente TERF. (TERF es un acrónimo de Feministas Radicales Trans Excluyentes: una postura política y biologicista anti-trans que se sostiene a partir de una bajada de línea que quiere hacerse pasar por feminista).
Luego, continuó marcando su postura en el caso de Maya Forstater, diciendo abiertamente que estaba de su lado. ¿Quién es Maya Forstater? Es una investigadora que fue despedida de su puesto en una asociación civil por haber sostenido posturas transfóbicas. ¿Cómo cuáles? En un escrito suyo del 2019 en el que argumentó por qué para ella es peligroso que la gente sea designada legalmente con el género con el que se autopercibe, manifestó por qué cree que es un problema para los “derechos de las mujeres (de verdad)” “definir la feminidad como un sentimiento, más que como un hecho biológico”. (Como si ser trans fuese un simple sentimiento y no una cuestión identitaria). En ese sentido, consideró con preocupación que cada vez son menos quienes están dispuestos a sostener “la definición biológica de lo que significa ser una mujer” y que cada vez hay más fundaciones y ONGs que le piden a “los gobiernos que se le permita cambiar a las personas de sexo legal a voluntad”.
Para Maya, decir que las “mujeres trans son mujeres” es una "nueva doctrina” y un problema, porque significa básicamente que ahora cualquiera puede ser una mujer y, de esta forma, se le estaría permitiendo a los “hombres que dicen ser mujeres” acceder a baños y espacios femeninos que las mujeres reales (así lo da a entender) usan para cambiarse de ropa, por ejemplo. Sí. Una vez más. El asunto del baño como un espacio que marca el terreno entre lo que debe protegerse y lo que debe perseguirse. Y, otra vez, el viejo tropo de que las mujeres trans son varones pervertidos que se disfrazan de mujeres para atacar a las “mujeres de verdad” cuando están vulnerables.
Todo esto fue un gran SÍ para JFK, que tuiteó: “Vístete como quieras. Llámate como quieras. Duerme con cualquier adulto que te acepte. Vive tu mejor vida en paz y seguridad. ¿Pero obligar a las mujeres a dejar sus trabajos por afirmar que el sexo es real? #EstoyConMaya”.
En este tuit, la autora de Harry Potter defiende abiertamente a Maya mientras se desliga de quienes podrían acusarla de ser transfóbica apelando al viejo paradigma de la “tolerancia” (cogé con quien quieras, vestite como quieras, etc). Nada de esto dirigido a gente hétero cis, sino a les “raritxs” que se visten, cogen y se nombran de formas “no normativas”. Ella está diciendo: “podés ser un freak; yo, que soy normal, lo tolero”. ¿Notan lo condescendiente y pasivos-agresivo? Al igual que Maya, que cree que ser trans es tan banal y pasajero como un sentimiento, Joanne cree que la identidad trans pasa por cuestiones cosméticas como la vestimenta, o por la elección de un nombre, o con quien una elige acostarse. Este tuit, en el que dejó en evidencia su postura TERF por su contenido y por su defensa a Maya, hizo que suenen las alarmas entre sus ex-fans, que la hundieron bajo el tsunami de la cancelación.
Para J. K. Rowling, ahora cualquier puede ser trans
Tras unos meses en los que se alejó de las redes sociales, finalmente volvió a la carga con una suerte de ensayo donde trató de lavarle la cara a la doctrina TERF mostrándola como una postura política no-violenta con la que es posible empatizar. A su vez, en su texto subraya su preocupación porque “cada vez más jóvenes quieren transicionar” y, claro, recalca que luego son varios quienes se arrepienten tras haberse hecho cambios irreversibles. Además, señala con temor que ahora cualquiera puede ser trans y cada vez hay menos controles médicos para impedirlo. “La explosión actual del activismo trans está eliminando casi todos los sistemas robustos por los que alguna vez se les exigió a los candidatos para la reasignación de sexo que pasaran. Un hombre que no tiene la intención de someterse a una cirugía y ni tomar hormonas ahora puede obtener un Certificado de Reconocimiento de Género y ser una mujer ante los ojos de la ley”, escribió intranquila. Claro, para ella el sistema médico hegemónico debería ser el encargado de policiar a los “aspirantes” a transicionar, y esto es: quienes se sometan a sus controles y prácticas quirúrgicas y medicamentosas.
Siguiendo esa línea, relata que tomó contacto con muchos escritos de personas trans con “disforia de género”, “ansiedad, disociación, trastornos alimentarios, autolesiones y autodesprecio” (como si ser trans siempre fuese una experiencia marcada por la desdicha y la enfermedad mental). Luego, deja entrever que quienes transicionan hacia el espectro masculino es porque en realidad desean “escapar de la femeneidad” por la carga machista que acarrea. “Pero, como han dicho muchas mujeres antes que yo, ‘mujer’ no es un disfraz”, sostuvo (¿Se acuerdan de cuando dijo “Vístete como quieres”? Acá argumenta que quienes transicionan se están “disfrazando”, porque la única forma válida para ella de ser mujer es biológicamente).
Por último, asegura que hablar de “mujeres menstruantes” y “personas con vulvas” es “hostil y degradante” y remata su posteo levantando el guante de Maya y volviendo al asunto de los baños femeninos, cada vez más amenazados por varones que “dicen ser mujeres”. Como si las personas trans no se expusieran a violencias sistemáticas cada vez que tratan de entrar a uno.
Finalmente, tras algunos tuits más que siguen esta misma postura y que profundizaron su ¿situación? como autora filo-TERF, estrenó en septiembre del 2020 -agárrense de sus asientos- Trouble Blood, un libro sobre un asesino que se disfraza de mujer para matar a sus víctimas y torturarlas. ¿Era necesario? Y escribo esto con los ojos completamente revoleados.
Y ahora bien, dicho todo esto, si me preguntan por qué creo que JKR no fue a la reunión de los 20 años de Harry Potter sí, tal vez algo de esto haya tenido que ver.