Una de las primeras palabras que se escuchan en Noche agitada en el cementerio, el casete en vivo de Todos Tus Muertos grabado por Daniel Melero en 1986, es “luz”. Es lo que pide el cantante, Fidel Nadal, al comienzo de la grabación. Pero sus ocho canciones no tienen ni tendrán un atisbo luminoso. Solo bronca y un desencanto inconveniente para la primavera democrática. Una introducción aletargada se convierte en un riff denso. Un verso pesimista termina en un grito que se mezcla con el perfume putrefacto de las flores muertas que adornan el escenario. Música que sube por las escaleras del Parakultural hacia la adoquinada calle Venezuela y empieza un camino lento que llevará al grupo hacia la masividad. Un registro que transmite dosis de energía primitiva, vital para cualquier proyecto que comienza y no conoce su destino: sólo sabe que no puede detenerse. La reedición de Noche agitada en el cementerio es sólo uno de los lanzamientos que Todos Tus Muertos realizó durante 2021. También publicó el compilado Demos 1985-1989 y Noches agitadas en el Parakultural, otro álbum en directo, grabado durante la etapa del disco debut del grupo.

Son registros que retratan los primeros años de la banda que entonces formaban Nadal, el guitarrista Horacio “Gamexane” Villafañe, el bajista Félix Gutiérrez y el baterista Cristian Ruiz. Una formación punk, con influencias, como el reggae, que todavía tenían un tímido desarrollo en su repertorio. Todos Tus Muertos aún no apuntaba hacia el exterior, como haría en los ‘90. Pedía ser libre en una Buenos Aires timorata que se movía entre el desahogo posdictadura y las secuelas de la represión.

“Esto empezó en el 2004”, cuenta Ruiz, que se alejó de la banda en 1989 pero encabezó los distintos rescates sonoros gracias a “una premonición” que tuvo cuando se dio cuenta de que debía digitalizar las grabaciones inéditas que Gamexane tenía en su poder. “La premonición era que en algún momento todo eso se iba a perder”, dice. Gamexane le dio cintas de cuarto de pulgada que guardaban los primeros demos, además de casetes con otros registros. “Ahí empecé a masterizar y a probar, a ver los diferentes audios. Y estaba muy bien”, completa Cristian.

Gamexane murió en 2011 pero pudo escuchar varias digitalizaciones. También las escucharon Nadal y Félix. Todos coincidieron en que había que hacer algo con ellas, pero no hubo novedades hasta 2020, cuando fueron contactados por el sello X El Cambio Récords. Así apareció Demos 1985-1989, formado por grabaciones que la banda realizaba por su cuenta cuando reunía el dinero suficiente para pagar diez o veinte horas de estudio. El disco fue publicado en CD, vinilo (con dos temas menos) y casete. Incluye inéditos y canciones como “Fallas” o “Más bajo que tu status”. Su sonido es mejor que el de Noche agitada en el cementerio, que se publicó gracias a su peso histórico, una joya para los fans que apareció en internet, sin edición física. “Mucha gente lo pedía, pero a nosotros realmente no nos daba para fabricarlo. Lo intentamos varias veces y siempre llegábamos a la misma conclusión: suena demasiado crudo”, dice Félix sobre el mítico casete grabado por Melero en el Parakultural durante el invierno del 86.


Noche agitada en el cementerio fue registrado por el ex líder de Los Encargados en una portaestudio de cuatro canales propiedad de Claudio Fernández, baterista de Don Cornelio. Fue editado únicamente en casete por Catálogo Incierto, el sello independiente que Melero tenía con Christian Rosas. “Eran tiradas pequeñas y vendíamos los casetes como si vendiéramos droga en una esquina”, le dijo Melero a Nicolás Igarzábal en Más o menos bien (2018), el libro publicado por Gourmet Musical que repasa al indie argentino post Cromañón, una escena que puede encontrar parte de sus raíces en esas ventas casi clandestinas de los ‘80.

Hoy nadie sabe cuántas copias circularon de Noche agitada en el cementerio. Se habla de cien, incluso de 300. Lo cierto es que el casete empezó a pasar de mano en mano. Nunca fue masivo pero alcanzó a despertar el interés por el grupo. Su aparición comenzó a destacar a Todos Tus Muertos como una de las bandas más interesantes de la época. Recibían elogios hasta de Luca Prodan. “Ahí empezamos a tocar más seguido, hubo notas, empezamos a crecer”, dice Cristian.

En septiembre del 86, unas semanas después de la grabación, la revista Pelo publicó una entrevista al grupo. Allí se hablaba del origen del nombre: "Se refiere a los muertos por la represión, a la encíclica papal Totus Toss, y también a la muerte en vida que sufre actualmente la juventud", decía Gamexane. El guitarrista decía que la diferencia con otras bandas del momento era que las demás hablaban de la muerte “con miedo”. "Nosotros hablamos de la muerte como de algo cotidiano. Hacemos música larvaria, algo que sale de la putrefacción", explicaba. Aquella descripción tenía con qué sostenerse. No era solo el sonido oscuro de un grupo fascinado con Wire, The Birthday Party o Bauhaus. También lo mostraba desde las letras y la puesta en escena.

Uno de los demos-cintas que guardaba

“En esa época en el Parakultural había una onda muy teatral y nos contagió un poco. También teníamos la influencia de grupos como Stooges, esa cosa de puesta en escena dramática. Entonces dijimos ‘nuestra escenografía tienen que ser coronas de muertos’”, cuenta Félix. En cada fecha que organizaban, un rato antes de tocar, después de descargar los equipos en el escenario, el grupo se iba a la Chacarita en la camioneta del bajista. “Nos metíamos por el costado del cementerio a revolver containers y a elegir coronas. La gente veía eso y decía ‘estos están recontra locos’. Después se las empezaban a tirar entre los punks mientras bailaban pogo. Era medio peligroso. Volaban las coronas, que tienen un centro pesado. Era todo una película muy surrealista”, dice Félix. Cristian recuerda que el olor de las flores vencidas se sentía desde afuera de los locales donde tocaban: “Era muy fuerte, casi que te descomponía”.

Todos Tus Muertos, formado en 1985, pasó sus primeros años fuera del circuito de bares y discotecas donde reinaban el pop y un rock menos estigmatizado que el punk. El grupo llegó a tocar en el Hospital Borda durante una tarde gris en la que el viento se mezclaba entre sus canciones y el baile de los internos, que se acercaban al escenario improvisado para pedirles cigarrillos a los músicos. Félix recuerda que la banda armó una cooperativa con otros grupos de la escena para poder tocar. Trabajaban con bandas como Alerta Roja y Cadáveres de Niños. “Alquilábamos clubes viejos, asociaciones que tenían teatros que no usaban más”, dice. Eran tiempos en los que “difícilmente quedaba una moneda”. “Los grupos no estaban pensando en ganar plata sino en poder grabar. Había muchos fanzines. Empezamos a hacer una movida interna subterránea. El Parakultural daba continuidad porque no lo cerraron. Ahí nos dejaban tocar siempre. Así empezamos a foguearnos en vivo, a saber toda esa parte. Teníamos la suerte que con Gamexane veníamos de una banda anterior, que fue Los Laxantes”, completa.

Ese clima under es el que rodea a Noches agitadas en el Parakultural, otro lanzamiento de X El Cambio Records armado en base a dos shows rescatados gracias a la precaución habitual de Gamexane, que, como dice Cristian, “siempre estaba con un casete en el bolsillo”. Los audios estaban entre las pertenencias del guitarrista. Fue un hallazgo reciente que no formaba parte de las digitalizaciones iniciales. “Cuando apareció eso para nosotros estuvo muy bueno, un flash”, cuenta Félix. Las canciones fueron tomadas de shows de 1988 y 1989. La calidad de los audios era buena pero necesitaba un trabajo de recuperación, ya que en las cintas originales los bajos quedaban opacados por Gamexane, que, según recordó Sergio Rotman en una revista Mavirock, “tocaba la guitarra como un diablo”. Félix tuvo que regrabar su instrumento imitando el estilo que tenía hace más de treinta años.

Noches agitadas en el Parakultural fue mezclado y masterizado por Álvaro Villagra. Tiene doce canciones entre las que están “Sé que no”, “A combatir”, y versiones en español de “Nick The Stripper”, de The Birthday Party; y “Lowdown”, de Wire, que la banda pensaba incluir en su segundo disco. “Es una lista de temas que prácticamente no se repitió”, dice Cristian. La foto de tapa, curiosamente, no es de una fecha en ese lugar sino en El Altillo, en Plaza Serrano. La imagen es de Luciana Bocchi, que fue pareja de Gamexane, trabajó para la revista Cerdos y peces y tomó varias de las fotografías más conocidas de la primera etapa del grupo.

Mientras regrababa los bajos, la mente de Félix volaba hacia aquellos años: “Me iba al Parakultural, me subía al escenario y tocaba los temas como los tocaba en esa época. Fue volver a ese momento. Eso tuvo mucho que ver con la pandemia: estar sin poder tocar, sin tener actividad en los escenarios. Mi mente cayó en los recuerdos. Pero, a la vez, fue una manera de seguir manteniendo contacto con la gente. El rock es melancólico y valora mucho el pasado: la formación original, los integrantes. Además, hay un integrante que no está más con nosotros, que es Game, entonces los recuerdos también estaban ligados a él”.

Todos Tus Muertos siguió tocando en el Parakultural después de la edición de su disco debut homónimo de 1988. Ese año, RCA les ofreció un contrato que les permitió ensayar un mes, grabar en Panda, sonar en radios y tocar en discotecas. “Gente que no” se volvió un clásico. Aún se percibe la sonrisa burlona y despectiva de Fidel Nadal en el verso “querés ser policía. ¡Yo no!”. El álbum, reeditado por DBN en 2021, no los hizo retroceder un solo paso en la intensidad y violencia que traían del under. Cerraba con “Tango traidor”, que decía “Me cago en las banderas/ me limpio el culo con sus fronteras”. La tapa parodiaba a Los Beatles, con los rostros de los músicos fotografiados por Andy Cherniavsky, ocultos detrás de la diapositiva de una calavera mexicana.

Desde ese momento el grupo tomó una mayor relevancia que le aportó elogios inesperados, como los de Fito Páez, y también reproches. “La inclusión del reggae le quita coherencia a su propuesta”, decía Pelo. El malestar de la revista era compartido por algunos fans. “El público venía y decía 'no toquen más reggae'”, cuenta Félix. “También tocábamos cumbia. Se lo hacíamos a propósito a la gente porque sabíamos que se generaba ese conflicto de estilos”, sigue.

La formación original de Todos Tus Muertos se terminó en 1989. En mayo de ese año, el grupo tenía todo listo para grabar su segundo disco, pero la crisis económica que precipitó el final del gobierno de Alfonsín también se tragó a la banda. “Nos agarró la hiperinflación. El lunes entrábamos a grabar y el viernes anterior nos levantan la grabación. RCA decide rescindir el contrato”, dice Cristian. El episodio fue traumático. El grupo perdió a la mitad de sus integrantes. Ruiz se fue a tocar con Mal Recetado. Gamexane formó Los Siete Delfines con Richard Coleman. Solo quedaron versiones que podrían ser publicadas en algún momento. El baterista cuenta que son grabaciones “más hardcore”, diferentes a las que finalmente se publicaron en Nena de Hiroshima, el segundo disco del grupo, realizado por Nadal y Félix con una formación diferente, en 1991. Algunas aparecieron en Demos 1985-1989.

La publicación de esas canciones ayudaría a completar la revisión de la primera etapa de la banda. Sería un nuevo lanzamiento que serviría para que los miembros del grupo profundizaran el balance sobre aquellos años. “Uno se pone a reflexionar en todo lo que pasó, en todo lo que pudimos hacer desde que teníamos la ilusión de tener un grupo”, dice Félix. “No nos imaginábamos que iba a ser esto. Tocar en tantos lugares, en países diferentes. Grabar tantos discos con otras formaciones pero a la vez siguiendo el sonido y la temática del grupo, a pesar de que entre cada disco hay mucha diferencia musical. Pero eso es natural en cualquier persona, o cualquier grupo que va cambiando. No vas a ser el mismo durante todo el tiempo, ¿no?”.