Si algo hay que admitir es que la pandemia dejó muchas evidencias y muchos aprendizajes. Un punto en común entre ambas cuestiones es la importancia de la tecnología y de la igualdad de acceso a ella. Por este motivo, el gobierno nacional oficializó su decisión de relanzar el programa Conectar Igualdad, la iniciativa que llevó netbooks a miles de estudiantes y docentes de las escuelas públicas hasta que fue discontinuada durante el mandato de Mauricio Macri. Página/12 dialogó con estudiantes y docentes para conocer sus experiencias y opiniones sobre un programa que transformó la realidad de muchas y muchos.
“Recibí la computadora en 2011 y sentí mucha alegría porque me ayudó a aprender todas las herramientas que ofrece la computadora en sí”, contó Noelia Curtido, exalumna de la Escuela de Educación Media (EEM) 6 DE 1 “Padre Mugica”, del barrio porteño de Retiro. “Para mí era imposible comprarla, por eso fue el doble de felicidad poder tenerla, porque cuando tenés la computadora en tu casa podés experimentar y probar cosas nuevas”, explicó, y sostuvo que, gracias a eso sintió la “oportunidad de aprender” los conocimientos necesarios para conseguir un trabajo, ya que “hoy todo consiste en la tecnología”.
Florencia Diasprotti, docente en la misma institución, también señaló que Conectar Igualdad “resolvió muchísimos problemas, no solo por las computadoras y la cantidad de chicos y chicas que tenían acceso por primera vez a dispositivos, sino también porque estaba la red de Internet que permitía que pudieran conocer otras formas o alternativas de conectarse con el mundo”. “A nivel institucional y pedagógico fue un aporte muy importante que pudimos medir recién años después”, consideró, y concluyó: “Celebramos y nos pone muy contentos recibir la noticia de que el Conectar Igualdad va a volver a ser una herramienta pedagógica para nuestras comunidades, sobre todo en los barrios en donde más se necesita la presencia del Estado”.
En esta línea se expresó también Jeremías Ledesma, exestudiante de la Escuela Técnica n°3 de Florencia Varela, quien recibió su computadora en el 2020. “Hay que remarcar la importancia de que el Estado te ayude para que puedas seguir estudiando, teniendo en cuenta que tenemos compañeros que iban a dejar sus estudios por no poder acceder a las clases virtuales porque usaban un solo celular en un familia con muchos chicos”, contó al diario, destacando la relevancia de que el programa se relance, justamente para revertir la deserción escolar. Para Jeremías mismo, la computadora fue clave en un momento en que solo contaba con un teléfono celular para conectar a las prácticas pre profesionales que su escuela mantenía en relación con la UNLP. “Tanto a mí como a mis compañeros nos sirvió un montón no solo para tener la clase sino en las horas que teníamos que dedicarle al estudio”, expresó.
Lu Cancela todavía recuerda junto a sus compañeras y compañeros el momento en que recibieron la computadora, allá por el 2013: “Era un acontecimiento único en la escuela, todo el mundo en el patio con una computadora, una imagen que simbolizaba justamente el objetivo del programa, la igualdad de oportunidades y condiciones”, expresó. “En la pandemia se puso más de manifiesto que nunca la necesidad de una computadora, que en su momento también fue un tema de discusión”, sostuvo la ex estudiante del Lenguas Vivas, y consideró que “la tecnología es una herramienta más y fundamental en las trayectorias educativas”. Si bien reconoció que, en la situación económica de su familia, hubiese podido acceder a una computadora por cuenta propia --al igual que la mayoría de sus compañeras y compañeros--, señaló que allí se veía la importancia del programa, debido a que quienes no podían acceder a una computadora quedaban en una posición extremadamente desigual. “Porque no es solo la computadora, sino aprender a utilizarla en favor del aprendizaje, también”, destacó.
El caso de Ernes Gorini es particular, porque su experiencia con el programa está desde las dos veredas: la del estudiante y la del maestro. Pero admite que fue luego de la escuela cuando comenzó a usar realmente la computadora, en parte también por la falta de incorporación de la tecnología en las planificaciones, algo que, desde su nuevo rol como maestro, trabaja día a día. Todavía con su computadora de Conectar Igualdad. Según él, el programa y la posibilidad de que cada chico y chica tenga su propia computadora fue “algo que se notó sobre todo con la ausencia”. “En la pandemia era fundamental”, señaló, contando que durante ese primer año trabajaba en una escuela de gestión privada: “las y los chicos tenían computadoras, pero eran familiares, lo que implicaba que se la familia trabajaba desde la casa o había dos hermanos en una misma familia, se dificultaba el conectarse a las clases”. “Ahí te das cuenta la importancia de que cada uno tenga acceso a una computadora propia y pueda explorar la virtualidad a su manera, que es parte de aprender”, señaló.
Para Antonella Bianco, docente en la EEM 6 DE 5, “se vio mucho la falta de Conectar Igualdad en años de pandemia donde la brecha digital se transformó una brecha educativa”. “El relanzamiento del programa es la posibilidad de cerrar esa brecha, es parte de lo que llamamos justicia educativa”, sostuvo.
Informe: Sofía Moure