Una de cada 4 niñas y adolescentes en la región contrajo matrimonio o mantenía una unión temprana antes de cumplir los 18 años, anuncia un nuevo estudio difundido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Sin acciones e inversiones para abordar esta práctica nociva, estos territorios tendrán, para 2030, el porcentaje más alto de matrimonio infantil, por detrás únicamente de África Subsahariana, alerta el documento.
El informe del que participaron Unicef, ONU Mujeres y el Fondo de Población de las Naciones Unidas caracteriza los MI como “fenómenos relacionados con desigualdades de género, violencia, pobreza, abandono escolar, embarazo adolescente y marcos legales inadecuados y políticas públicas limitadas, que ponen en riesgo el presente y futuro de las niñas y las adolescentes”.
La prevalencia de esas uniones no varió en los últimos 25 años, y afectan “de manera desproporcionada” a niñas y adolescentes de zonas rurales y de hogares en situación de pobreza, y con menos acceso a la educación, que reproducen una injusta división sexual del trabajo desde la infancia temprana. Las niñas y adolescentes casadas o en uniones duplican, como mínimo, la cantidad de horas dedicadas al trabajo no remunerado –como el trabajo doméstico y el tiempo dedicado a los cuidados-, en relación con sus pares niños o adolescentes casados o en unión. “En algunos casos llegan hasta quintuplicar (Ecuador, Guatemala) y hasta octuplicar (República Dominicana) la carga horaria. En tres países con información disponible (Colombia, Guatemala y México), las niñas y adolescentes casadas o unidas dedican más de 40 horas semanales a este tipo de trabajo.”