El Dakar termina con un sabor agridulce para la legión argentina que desde el 1º de enero y hasta este viernes intentó recorrer más de ocho mil kilómetros (4.200 de ellos contra el cronómetro), divididos en 12 etapas, a lo largo y ancho de la arenosa y rocosa geografía de Arabia Saudita. Realizado en ese país por tercer año consecutivo luego de más de una década en Sudamérica, donde alumbró un nuevo horizonte competitivo para los pilotos de la región, la prueba más importante de la modalidad Cross Country (que este año debuta como parte del flamante campeonato mundial timoneado por la FIA) entrañaba la oportunidad para Kevin Benavides y Manuel Andújar de revalidar los triunfos conseguidos en motos y cuatriciclos en 2021. Ninguno pudo hacerlo: el primero tuvo un problema de motor en la décima etapa, cuando escalaba en el clasificador general, mientras que el segundo se golpeó fuerte en la etapa seis, mientras ocupaba el tercer lugar en la general. Las buenas noticias llegaron por el lado de los autos, donde dos argentinos terminaron en el Top 10: Orlando Terranova consiguió el mejor resultado de su carrera al culminar cuarto y Sebastián Halpern sorprendió al escalar hasta la octava posición.
Motos
Benavides había ganado con una moto Honda, y este año se mudó bajo el techo de KTM, históricamente el vehículo de dos ruedas más fuerte. Era uno de los principales candidatos dentro de una categoría que, luego de diez años de dominio alternado entre Marc Coma y Cyril Despres entre 2006 y 2015, desde 2016 presenta cada año no menos de diez pilotos con chances de pelear arriba. El argentino tuvo una primera etapa para el olvido, quedando 20º en la general debido a los 36 minutos perdidos por los problemas con la navegación. Desde entonces no hizo más que limar esa diferencia, al punto de culminar la novena jornada en la quinta posición y a escasos diez minutos de la punta. Pero al día siguiente todo cambió: “Estaba pilotando muy bien y entonces el motor falló. Me siento para la mierda, es realmente muy triste. Apretamos todos los días, tratamos de volver a la parte delantera, de luchar. Quería defender mi número 1″, contó el salteño con lágrimas en los ojos apenas llegó al campamento.
La posibilidad de reengancharse –es decir, continuar compitiendo en las etapas posteriores, aunque ya fuera de la clasificación general– le dio el triste consuelo de llevarse la anteúltima etapa, catalogada por los organizadores como la más difícil por su mixtura de superficies. Mientras tanto, la pelea por la punta tomaba temperatura con los constantes cambios de líder y el sprint final del chileno Pablo Quintanilla, que finalmente culminó segundo a solo tres minutos y medio del británico Sam Sunderland, que de esta manera se agenció su segundo triunfo luego del conseguido en 2017. Tres argentinos cumplieron el objetivo de completar la aventura: Luciano Benavides, el hermano de Kevin, terminó en la 13º posición, mientras que Diego Gamaliel Llanos y Diego Noras lo hicieron 26º y 53º, respectivamente.
Autos
Como Benavides, Orlando Terranova hizo una carrera de menos a más. Ubicado durante las primeras etapas alrededor del puesto 10, con el correr de los días el mendocino fue adquiriendo velocidad y reduciendo inconvenientes, dos condiciones indispensables para obtener buenos resultados en una carrera de este tipo. Tanto así que logró imponerse en la sexta etapa, algo que no lograba desde 2015. A fuerza de regularidad escaló hasta la cuarta posición final, superando así los quintos puestos que había conseguido en 2013 y 2014. Esa misma regularidad le abrió las puertas del Top 10 a Sebastián Halpern, quien también logró la mejor posición de su carrera al terminar octavo, un puesto por delante de su resultado de 2018. Más atrás quedaron Lucio Álvarez (18º) y Juan Cruz Yacopini (20º), mientras que la paraguaya Andrea Lafarja, navegada por el argentino Eugenio Andrés Arrieta, terminó 64º.
La posición final de Álvarez –que no corría desde 2015– no se condice con una performance que, hasta el problema en su auto que le hizo perder varias horas, fue notable, peleando palmo a palmo la cima de la clasificación con pilotos de la talla de los múltiples campeones de rally Carlos Sainz y Sebastien Loeb, el 14 veces ganador del Dakar Stéphane Peterhansel y Nasser Al-Attiyah, que se alzó con una nueva victoria. El qatarí logró lo que pocos al liderar la competencia de punta a punta, cortesía de la regularidad de su Toyota pero, sobre todo, de la diferencia que rápidamente pudo sacar gracias a las falencias mecánicas de sus rivales. Principalmente, los de la escudería Audi, que presentó un prototipo eléctrico que llegó a la largada sin siquiera una prueba previa. Eso se tradujo en varios problemas en los primeros tramos para Peterhansel y Sainz, que solucionaron luego del día de descanso para mostrar todo el potencial de un auto que se impuso en cuatro etapas –el primer eléctrico en hacerlo- y ya todo señalan como firme candidato para la edición 2023.
Cuatriciclos
La categoría estrella para los latinoamericanos durante los años de localía está en franco descenso desde la irrupción de los buggies, que edición tras edición aumenta su parque en detrimento de los cuatriciclos. En esta carrera hubo solo 19 vehículos de este tipo, y más de la mitad abandonó. Entre ellos estuvo Manuel Andújar, que hasta su accidente en la etapa seis marchaba en la tercera posición. La ausencia del campeón vigente allanó el camino para la primera y cómoda victoria del francés Alexandre Giroud por más de dos horas sobre el argentino Francisco Moreno. El otro rider nacional sobreviviente fue Carlos Alejandro Verza, que llegó a la meta en una meritoria sexta posición.