Linda calle Corrientes. Sos de todos y de nadie. Vas cruzando Buenos Aires con tu ritmo indiferente. El repiqueteo soñador del poeta Héctor Gagliardi vive ahora remixado en una mezcla que comprime nostalgia y también renovación. Y en su nervio más íntimo, con su convoy de taxistas, los inmarcesibles carteles de neón y el tendal de hambrientos de pizza grasosa, también se esconde un reverso en el que aún vive la nerdencia.
Sobre el pliegue del teatro de revistas y del último suspiro de oficinistas, Av. Corrientes esconde un corredor de pistas ñoñas que bien vale sacar a flote. Es un pasillo imaginario que va de Florida a Av. Callao y que ancla residuos de viejas glorias, sitios con épica propia y lugares que ofrecen oportunidades calientes que hacen humedecer al coleccionismo. Pero primero hay que saber sufrir, después amar y después partir en busca de los tesoros nerdísticos de calle Corrientes, banderín de la ciudad.
► Bella la angostura
A pasitos de la peatonal Florida, en la misma Galería Corrientes Angosta (en honor a la vieja Corrientes, previa a 1931) donde se escondía el Mondo Macabro (bis) y hoy hay una disquería especializada en Luis Alberto Spinetta (Mondo Rabioso), se emplaza Capricornio 22 (Av. Corrientes 753), una comiquería con mucho material norteamericano, figuras retro en su empaque original y algunos cuantos loose. En sus vitrinas hay muñecos de Toy Biz de X-Men y Spider-Man -qué difícil está conseguirlos, ¿no?- desde $15.000, otros de la saga de The Lord of the Rings, muchos cómics gringos de la golden age '80-'90 y hasta alguna cosilla de Dragon Ball GT.
Cruzando el Obelisco, omnipotente tótem de CABA, la mano derecha en sentido contrario a los autos tiene a Kafka (Av. Corrientes 1117), una de las librerías de usados más gloriosas de la avenida, con títulos exquisitos como Titanes del Coco, de Fabián Casas, con portada de Santiago Motorizado; Cómo hacer el amor con una estrella porno, de la actriz XXX Jenna Jameson; o Sex, de Madonna, edición limitada metálica.
También hay ejemplares de cine y música (mucho Hollywood clásico y biografías), buen stock de cómics europeos y nacionales (de Asterix a Skorpio), naziexploitaitions, ocultismo, arquitectura, diseño, gastronomía, literatura BDSM y, si preguntan, solo si preguntan, pueden llegar a conseguir algún manga hentai dosmilero en edición española.
A unos metros, nomás, está Todo el cine del mundo (Av. Corrientes 1131), un local de cine que le hace honor a sus pretensiones. Y ahí, al toque, dentro de la Galería Nueva Calle Corrientes, que aúna sex shops con kioscos de golosinas, está la mítica Libro Film (Av. Corrientes 1145 local 13), la librería especializada en cine que es algo carera pero que tiene algunas de las mejores gemas del universo.
Pasando Libertad y sus gitanos, de la mano de enfrente siguen algunas disquerías de la Galería del Óptico (Av. Corrientes 1246) aunque se siente en la carne la ausencia inigualable del videoclub Mondo Macabro. Sin embargo, ahí quedó para la historia el enorme Godzilla de concreto que invitaba al delirio. A esta altura, imposible de mover, el Godzilla ahora forma parte del ecosistema del lugar y se yergue como pieza de museo de un tiempo que ya no volverá. Y del que, evidentemente, tampoco pueden deshacerse. Flash, selfie, foto: derecho a redes sociales.
A esa misma altura, esquivando el joven tumulto de birrita-en-la-vereda- de la flamante pizzería Sbarro (Av. Corrientes 1267) y del cebamiento de sus DJs, Librería Lucas (Av. Corrientes 1247) ofrece una buena selección de libros en inglés (siempre aparecen cosillas sci-fi). Conocida popularmente como "La Amarilla", supo tener una interesante sección de libros de cine y teatro (hace tiempo que no tienen nada demasiado bueno), pero acá radica lo interesante: hay que mirar con atención el sector infantil y el de cómics. Suelen ofrecer títulos raros a precios razonables. Hay mucho material descatalogado del sello OVNI Press, algunas figuras de The Simpsons, Frozen y Star Wars (de esas de puesto de diario, baratitas) y bastantes libritos de Disney para kiddies.
► Pizza, mito y funkos
El olor a pizza invita a frenar estratégicamente para engullir una porción de mozzarella o, directamente, caerle a una entera en el nuevo Patio Napolitano de Güerrin (Av. Corrientes 1368). Hay que cargar combustible y seguir, porque enseguida se abre una herida que aún permanece sangrante: allí están las ruinas de Camelot Comics Store (Av. Corrientes 1388), la mejor tienda de historietas en la historia de la nación.
A la sazón, Güerrin y Camelot fueron el Romario y Bebeto, el Diego y Cani, el Messi y Mbappé de las salidas porteñas. El local cerró en 2010, y luego fue ocupado por La Revistería, pero en ese espacio finito aún flota el fantasma de Gerardo Busto, su dueño, el gran mito nerd del que poco se sabe y por el que toda la comunidad del palo se desvive en preguntas. ¿Dónde está? ¿Por qué cerró realmente? ¿Qué de todo es real? ¿Volverá? ¿Qué pasó con tooodo ese material acumulado durante años?
Por caso, La Revistería ahora ocupa la entrada de la Galería Apolo (Av. Corrientes 1384) y recibe a sus visitantes con una enorme estatua de Wonder Woman portando un barbijo cuidándose de los embates de la COVID-19. Dentro, pequeñas tiendas que mantienen viva la llama nerdística. Entre ellas, Robot Negro (loc. 36), una de las comiquerías con mejor stock de figuras importadas, con muñecos que van desde la escudería Marvel, pasando por Street Fighter y llegando hasta las prestigiosas firmas NECA, MEGO, Banpresto, Funko, Kotobukiya y, fundamentalmente, Hot Toys. Vayan unas menciones para Nortoys (loc.25), Kawaii Atelier (loc. 43), Proxyworld (loc. 14) y todos los comic stores que abrieron en los últimos tiempos.
Entre Uruguay y Paraná, alguna librería de usados, la apertura de La Giralda (Av. Corrientes 1453), la marquesina verde flúor del cine Lorca (Av. Corrientes 1428) que exhibe cine europeo y de autor y, enfrente, Safari Market (Av. Corrientes 1469), un supermercado con productos importados de Asia como ramen, conservas, gaseosas y giladitas coreanas y misceláneas. Por ahí, a unas cuadritas, anda Entelequia (Uruguay 341) y a otras más, Club del Comic (Montevideo 255), el complemento perfecto a la ruta comiquera de Corrientes.
De refilón, se revisa la cartelera del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530), se espera por la vuelta de la Sala Lugones y se lamenta el cierre de Librería Lorraine (Av. Corrientes 1513). Marcha pronto un heladito de dulce de leche, pistacho o chocolate con almendras en Cadore (y vaya este tip: si es de 1/4, pedir adicional de crema) y, sin menguar el paso, es menester frenar en la esquina de Rodríguez Peña al 402 para perderse en la vidriera de Solo Cine, uno de los últimos refugios de material original de Capital Federal. DVDs de XXY, Dead Zone, Dirty Sexy Money, la trilogía Bourne, 24, Mi vecino Totoro, Porco Rosso e infinidad de títulos más. Un salto geográfico: también siguen Los Unos y los Otros (Av. Corrientes 1957) y El Ciudadano (Junín 611). Volvamos.
Aquí, frente a un enorme puesto de diarios, Librería La Cátedra (Av. Corrientes 1620) ofrece un sinfín de ofertas permanentes (suele haber stock de revistas Fierro y de los bookazines de la Rolling Stone) pero, una vez dentro, hay que tener dos datos: uno de películas, el otro de mangas y material raro.
Primero, debajo de uno de los últimos exhibidores a la izquierda, hay unas cajas con cientos de DVDs originales a $150 (¡están los especiales de The Simpsons marroncitos que editó Página|12!). Y, segundo, a la derecha, al costado de la caja, hay un cuartito anexo con revistas, crucigramas y blá, blé, blí, bló, blú, pero, también, un montón de cómics de ECC Cómics (que editaron DC, Watchmen y Vértigo), historietas de Game of Thrones, publicaciones de anime españolas y mangas (casi) completos como Macross 7 Trash.
► Cultura indestructible
En la misma cuadra, pasando el Paseo La Plaza -que supo albergar comiquerías y hoy tiene la mitad de sus locales cerrados- y, deshaciéndose de tarjeteros del stand-up, a 100 metros exactos de donde estuvo la casa de videojuegos encima del restaurante Farándula (Av. Corrientes 1601), está Librería Jeckyll (Av. Corrientes 1696), que a veces sorprende con su material usado. Siempre hay que pispear en su entrada, arriba a la izquierda, ya que ofrece sagas de cómics y mangas enteros a buenos precios.
Y tras el último estertor de la avenida, en una de las cuadras más golpeadas por la pandemia, El Perseguidor (Av. Corrientes 1718) combina libros, con discos, pósters y… ¡vinos! ¿Por qué no? Se consiguen ediciones descatalogadas de Andrés Calamaro, CDs con bandas sonoras de películas, imágenes de Diego Armando Maradona y Star Wars: El Despertar de la Fuerza y hasta Never Gone de Backstreet Boys. Gloria y honor.
Por lo demás, el Bar Celta (Sarmiento 1702), uno de los notables que conserva arquitectura, espíritu y mística, que supo dar cobijo a bandas y artistas, ofrece refrigerios y picadas (con leberwurst, sopresatta, cantimpalo y embutidos varios) para ponerle un moño calórico al asunto. El Celta es la parada perfecta para hacer base un rato y relojear con ansiedad la compra del día. Ideal para leer en paz -no suele tener bulla y los mozos son piolitas- y ver laburar en la misma al historietista Gustavo Sala. Se morfa lindo, se camina esa cuadrita y se vuelve al destino final.
Pasando Zivals (Av. Callao 395), con sus novedades y títulos importados, resta visitar Librería Libertador (Av. Corrientes 1851), que supo darle custodia a kilómetros de saldos provistos por el cierre de Camelot. En la actualidad, además de su universo de usados, al fondo-fondo pueden encontrarse muchísimos cómics nacionales de Ediciones de la Urraca, un stock interesante de revistas Lazer (ideal para los completistas: tienen los números "raros", esos que no debe guardar ni Leandro Oberto) y hasta ofrecen una selección de series y películas en DVD y Blu-Ray. El que va con billete, saquea sus arcas con el botín ganador.
Y, así, la historia de la Avenida Corrientes sigue su paso hasta Chacarita, donde un coro de floristas cantan funerales. Pero en este tramo, en estas diez cuadras y moneditas, relucen coordenadas que vale recorrer una y otra vez. Fuente de inspiración, cuenca infinita y XXL que todo lo tiene, el misterio de Buenos Aires, ciudad indestructible, también está ungido sobre el mito de pesquisadores, coleccionistas y nerds.