El intendente de Pinamar, Martín Yeza, salió a defender a los policías e inspectores que ayer intentaron decomisarle churros a un vendedor ambulante, en un hecho que fue masivamente conocido a través de las redes sociales. La explicación que dio el dirigente de Juntos por el Cambio para sostener la postura que lo enfrenta con la defensa que los turistas hicieron del trabajador fue la siguiente: “Que la playa no sea un griterío”.
El singular argumento del intendente macrista fue expresada en Twitter, horas después de que ocurriera el episodio que circuló a través de un video. Los comentarios y devoluciones que recibió no le fueron tan favorables.
"Se viralizó un video de un grupo de personas que buscó impedir que un agente de fiscalización retuviera la mercadería de un vendedor ambulante sin permiso. Quiero explicarles los motivos", escribió Yesa.
“La venta ambulante está permitida, pero tiene un sistema que busca el equilibrio entre que exista oferta”, dijo, recurriendo a la clásica estrategia argumentativa de Juntos por el Cambio que concede una de las características de un hecho para después rechazarlo por las demás.
Pero lo notable fue la explicación que dio sobre los motivos por los cuales no se pude vender frente al mar. Según él, lo que busca la normativa que impulsó al intento de incautación de churros es que “la playa no sea un griterío de ofertas ’Helado, helado!’" que, en su opinión, interrumpe el descanso de los turistas.
Con su postura, Yeza no solo se posicionó en contra de los turistas que defendieron al vendedor ambulante sino que también cuestionó una práctica que es parte del folclore de las playas más tradicionales de Buenos Aires, donde decenas de vendedores ofrecen sus productos llamando la atención sobre ellos, como cualquier jefe de marketing lo recomendaría.
"Buscamos que la gente venga a descansar", dijo el intendente de Juntos por el Cambio y apeló a razones bromatológicas: “Sobre esa venta de alimentos, sin licencia, desconocemos en qué condiciones fueron producidos y quizás se los estás dando a tus hijos. Por eso los cuidamos", indicó refiriéndose a los turistas.
De paso, recurrió a otra exageración: a “los dos agentes de fiscalización (que promovieron el secuestro de churros) los arañaron por impedir que retuvieran mercadería de dudoso origen", dijo y posteó la foto de una mano de una inspectora con dos rasguños.
También se hizo espacio para ponerse del lado de los inspectores y vigilantes de la playa: "Le agradezco a los agentes el trabajo que hicieron, ojalá les lleguen las disculpas".
Entre los centenares de respuestas, comentarios y críticas que Yeza recibió en su cuenta estaba también la del dirigente liberal Carlos Maslatón, quien se posicionó a favor del churrero: “Pinamar no es Niza. Vos no tenés quedar ningún permiso. Dejá trabajar, dedicate a alumbrar, barrer y limpiar, y no molestes más al pobre informal”.