Roger Moore, el actor británico que tomara la posta de Sean Connery como James Bond, murió hoy a los 89 años. Sufría de cáncer, y su familia dio la noticia a través de un comunicado. "El afecto que nuestro padre sintió cada vez que se subió a un escenario o se puso frente a una cámara le empujó a seguir trabajando con noventa años. Gracias Papá, por ser tú y por ser tan especial para tanta gente”, señalaron sus hijos.

Nacido en 1927, Moore descolló, en 1958, como Ivanhoe en la serie homónima basada en la novela de Walter Scout. La serie duró un año y fue su trampolín para el personaje de Simon Templar en El Santo. Esa serie le dio celebridad. Más tarde, sobre el final de los 60, se reunió con otro ícono de Hollywood, Tony Curtis. Así nació The Persuaders, conocida en castellano como Dos tipos audaces.

La consagración mundial llegaría a través de la pantalla grande como el agente secreto más famoso. Sean Connery, que le había dejado la posta a George Lazenby en un film, solo volvió para despedirse en la siguiente película. El nuevo reemplazo, definitivo, fue Moore. Entre 1973 y 1985 protagonizó siete películas como Bond. La primera fue Live and let die, recordada por la banda sonora de Paul McCartney.

Después de haberle cedido el rol de 007 a Timothy Dalton, no quiso ver las películas posteriores de la saga, por temor a que no le gustaran y a cometer algún desliz en una entrevista. "No eres tan bueno, así que sonríe mucho cada vez que salgas", le había dicho su primer representante. Quizás por eso derrochaba simpatía en la pantalla.

Dejó más de 50 películas y fue embajador de UNICEF,  pero sabía que sería recordado por el agente al servicio de Su Majestad, aquel a quien dotó de rasgos para la comedia, cosa que le criticaron. "Me encantaría ser recordado como uno de los mejores Rey Lear o Hamlet de la historia. Pero, ya que no va a ocurrir, estoy bastante contento de haber sido Bond", dijo alguna vez.