La reunión cumbre entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y Juntos Por el Cambio para informar sobre el curso de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional volvió a quedar en stand by. A 48 horas de la fecha pautada para el encuentro, el gobierno nacional aún no convocó formalmente a los gobernadores y jefes de bloque de la coalición opositora y, de momento, en Casa Rosada predomina la incertidumbre. Las negociaciones quedaron en manos de Sergio Massa y Gerardo Morales y la expectativa, tanto del oficialismo como de algunos sectores de la oposición, es que la reunión se termine realizando el martes a la tarde, aunque aún se debate en dónde se llevará a cabo. Puertas adentro de JxC, mientras tanto, persisten las fricciones internas. Mientras que el ala dura continúa negándose a sentarse a dialogar con el gobierno, hay otro sector que insiste en que hay que "ir a escuchar" pero sólo si el encuentro se realiza en el Congreso. La decisión final se tomará el mismo martes a la mañana durante un zoom de la mesa nacional de JxC en el que se espera que salten chispas.

"No hay novedades", la respuesta, invariablemente, era repetida por las principales espadas legislativas del oficialismo y la oposición al cierre de esta edición. Luego de las idas y vueltas ante la reunión informativa de Alberto Fernández y Martín Guzmán con los gobernadores en el Museo del Bicentenario - en la que primero los gobernadores radicales sostuvieron que no iban a asistir pero que después, con la intervención del jujeño Gerardo Morales, terminaron enviando emisarios dejando en offside al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta -, las negociaciones para coordinar un nuevo encuentro exclusivo con las autoridades de JxC quedaron en manos del gobernador de Jujuy y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Durante toda la semana pasada, las conversaciones quedaron en pausa debido a las rispideces que se generaron entre diputados del oficialismo y la oposición en torno al origen del endeudamiento. Se esperaba que las mismas se retomaran en los últimos días, una vez que las aguas se calmaran, pero el aislamiento de Massa por el Covid de su esposa, la titular de AYSA Malena Galmarini, sumado al silencio que predomina en Casa Rosada, llevó a que se continúen pateando las definiciones.

"Por ahora es todo informal. Te dicen una cosa y después te dicen otra, nosotros estamos esperando", despotricó, irritado, uno de las principales figuras del PRO en la Cámara de Diputados. "Están manejando todo mal, es como si el oficialismo no quisiera que la reunión se haga. Y ahora encima se sumó la pelea por el lugar en donde se hace", deslizó, a su vez, un vocero del radicalismo. En medio de la irritación opositora, que ahora acusa al Frente de Todos de no querer reunirse, se vislumbra uno de los principales focos de conflicto: la dirección de la reunión. Desde un principio que el debate respecto a si la exposición de Guzmán debía hacerse en el Palacio de Hacienda o en el Congreso de la Nación suscitó diferencias entre el oficialismo y la oposición ya que, mientras que el gobierno insistía en que la misma debía realizarse en Economía, una parte de la coalición opositora no quería saber nada con reunirse con el gobierno en un ámbito que no fuera el Parlamento. La Coalición Cívica es, en este sentido, una de las más tajantes: "El ámbito tiene que ser en el Congreso y con todos los bloques presentes", insistió uno de los referentes del partido creado por Elisa Carrió. 

"Si nos dicen que vayamos a otro lado vamos a otro lado, pero terminemos con esto que parece una película de Netflix", se exasperó, por otro lado, un legislador del Pro. La decisión final, mientras tanto, se tomará el mismo martes en una reunión virtual de la Mesa Nacional de JxC. En el último zoom, realizado hace más de una semana, no se llegaron a tirar vasos de vidrio solo por las limitaciones físicas de la teleconferencia, pero ganas no faltaron. Luego del raíd mediático de Gerardo Morales en el que no paró de tirar palos al interior de la coalición - denunciando, con distintas metáforas, que era una "pendejada" no juntarse con el oficialismo -, sus compañeros de coalición aprovecharon el encuentro para devolverle el favor. Si bien ahí fue donde terminaron acordando que participarían del encuentro con Guzmán, el zoom dejó expuestas las grandes diferencias internas que hay dentro del espacio respecto a cómo encarar la relación con el gobierno. Lo más probable es que, en el próximo encuentro, estas fuertes diferencias internas vuelvan a manifestarse.

"Va a haber reunión el martes, pero no tengo más detalles. Van a participar los gobernadores y los presidentes de bloque de Juntos por el Cambio", afirmó Mario Negri en declaraciones radiales ayer por la tarde, en las que remarcó que el objetivo de la fuerza opositora era "tener una información por parte del ministro que sea un poco más profunda de la que se conoció de la reunión con los gobernadores, que prácticamente era nada". En el radicalismo, al igual que algunas "palomas" del PRO o de la CC, defienden la postura de que "hay que ir a escuchar" lo que el oficialismo tiene que decir pero siempre y cuando "Guzmán tenga algo más concreto para decir que cuando expuso frente a los gobernadores". Esta actitud de poner exigencias, de demandar números y precisiones macroecónomicas para resolver la crisis de deuda que el mismo macrismo causó, cayó pésimo en el FdT y casi llevó a que la idea de reunirse se cayera a pedazos. No son pocos los legisladores del oficialismo que, aún hoy, se preguntan qué gana Guzmán con reunirse con la oposición "si todavía no hay un acuerdo con el FMI".

En la vereda interna cambiemita de en frente, sin embargo, hay algunos que directamente no quieren saber nada con sentarse a conversar con el gobierno. "Nosotros no vamos a ir a escuchar esa sarasa que no lleva a ningún lado. No digo que no vayamos a ir, ¿pero nos van a mostrar lo mismo que le mostraron a las gobernadores? Una oposición seria no puede ir a escuchar eso", cuestionó Patricia Bullrich hace un par de días. Las diferencias internas continúan al rojo vivo y las próximas horas serán claves para determinar si, una vez más, son los halcones los que terminan marcando la agenda interna de la coalición.