Las autoridades italianas iniciaron una serie de allanamientos para detener a ocho neofascistas del partido Forza Nuova que están acusados de haber desplegado una bandera nazi para cubrir el ataúd de una integrante de la fuerza política, Alessia Augello, durante su funeral el lunes pasado en una iglesia de Roma.

Policías de la división investigaciones de la Jefatura de Policía de Roma y los carabineros de la Unidad de Información del Departamento Operativo del Comando Provincial ingresaron a los domicilios de los militantes de Forza Nuova, acusados por la Fiscalía de haber violado la ley "Mancino".

Esta normativa, aprobada en 1993, castiga la incitación al odio y a la violencia por razones raciales, étnicas y religiosas, como también la exaltación de gestos, acciones y lemas relacionados con la ideología nazi-fascista.

El lunes pasado, los ocho militantes del partido neofascista fueron a la iglesia de Santa Lucía, en el distrito de Prati, cubrieron el ataúd de Augello con la bandera y gritaron consignas pro nazis, reportó el diario La Repubblica.

Quién era Alessia Augello

Augello, de 44 años y fallecida durante el fin de semana, fue una de las convocantes a una violenta manifestación el pasado 9 de octubre que concluyó con el asalto a la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL).

Entre las principales consignas de la protesta estaba el rechazo a la implementación del pase sanitario.

La familia de Augello buscó desmarcarse de lo sucedido en lo que los medios italianos denominaron como “funeral nazi”. “Nos desvinculamos totalmente de los hechos ocurridos fuera de la Iglesia, de los que no teníamos conocimiento y que ni la misma Alessia hubiera compartido o apreciado de ninguna manera”, se escudó la tía de Augello, según el periódico conservador Secolo d'Italia.

Repudios

Por su parte, la diócesis de Roma emitió un comunicado en el que condenó el uso de ese "símbolo horrible incompatible con el cristianismo" y calificó el incidente como "ofensivo e inaceptable".

Asimismo, la comunidad judía de Roma repudió el hecho y transmitió su indignación porque "una bandera con una esvástica pueda seguir mostrándose en público en estos tiempos, especialmente en esta ciudad que vio la deportación de sus judíos por los nazis y sus colaboradores fascistas".

El 16 de octubre de 1943, tras una redada en el barrio judío de la capital italiana, más de 1000 romanos judíos que residían allí fueron deportados a los campos de exterminio en Alemania. Según el Museo del Holocausto de Estados Unidos, alrededor de 8 mil italianos judíos fueron enviados a Auschwitz-Birkenau y otros campos nazis.