Algo ha de tener Ana Karina Rossi para que Hugo Fattoruso no solo le entregara un generoso racimo de canciones, sino que también las tocara con –y para-- ella. Son las diez que pueblan Voyage, flamante disco solista de la cantora oriental, y configuran una hermosa noticia musical. Es más, un notición. “Este disco es precisamente lo que dice el título: un viaje por la música uruguaya con el sello inigualable del mítico Hugo y la personalidad que imprime mi voz a sus canciones. Voyage es poesía, es amor y frescura. Es ritmo, alegría y encuentro”, señala Rossi, sin ponerse colorada por la autoalabanza, y con la intención extra de generar un triángulo de puertas abiertas entre Montevideo, París --dónde reside actualmente-- y Buenos Aires. “La música me permite vivir entre dos mundos. Y eso es lo que soy, felizmente, de acá y de allá”.
Voyage es el sexto trabajo discográfico de la cantante, actriz y periodista celeste, y entre sus tempraneros lauros cuenta con una nominación en el rubro “Álbum de Música Popular y Canción Urbana”, de los premios Graffiti a la música uruguaya. Lo amerita por varios motivos. Uno se llama “Repicado”, candombe modernoso con letra y música del eterno shaker que –ensalza Rossi-- “gusta en cada rincón del planeta”. “La música de Hugo es al mismo tiempo muy auténtica y local, nativa, bien uruguaya... es un artista completo: extraordinario músico, compositor genial y refinado poeta. Voyage, en rigor, ha permitido a mucha gente descubrir al Fattoruso poeta, la faceta que menos se conoce de él. En lo personal, me alegra profundamente contribuir desde mi lugar de intérprete para que su obra se siga difundiendo”.
--¿Cómo recibís vos su música, precisamente desde la interpretación?
--Verlo tocar los teclados e improvisar vocalmente sobre sus complejas y brillantes proposiciones rítmicas enriqueció mi concepción musical y mi voz. En el caso de “Repicado”, el tema que citaba recién, el hecho de cantar candombe me conecta con las raíces de mi tierra y, sobre todo, con esos aires montevideanos que extraño. Así recepto a Hugo.
--¿Por qué vivís en París? ¿Por qué te fuiste de Montevideo?
--Nunca tuve el plan de emigrar, pero sí de viajar y explorar el mundo. Me sentí siempre muy bien en Montevideo, una ciudad viva, llena de cultura, de calidez, de amistad, de gente hermosa. Esa rambla, esa música, pero a la vez siempre supe que viajaría por el mundo con mi arte, hasta que en 2005 me invitaron a irme de gira por Italia, y fue espectacular. Volví los dos años siguientes y me propusieron un contrato de trabajo de un año con una agencia artística de Roma, otra experiencia formidable que configuró un antes y después en mi vida, porque gracias a esa agencia tuve la oportunidad de cantar en Paris, donde encontré el amor. Y, como se dice en criollo, "me fui quedando..."
--¿Solo el amor fue?
--Bueno, también que Paris es una ciudad maravillosa, inagotable, multicultural, abierta, e inspirante.
--¿“Desterrada”, otro tema clave del disco, alude a las migraciones que acabás de enumerar?
--Bueno, si bien no me considero una "desterrada" del Uruguay ni de ninguna parte, hay algo en la esencia de ese tema que me conecta con un lenguaje universal, que es el lenguaje del amor, del cual todos somos parte, porque es un lenguaje intrínseco de la vida humana. Además, este es un milongón, y cantar ese estilo único en el mundo nos hace especiales, auténticos… ese toque de autenticidad da a este disco la franqueza con la cual quiero comunicar a través de mis interpretaciones. Defender los géneros nuestros, celebrar la poesía, la belleza y la delicadeza de la música que viene del corazón por sobre todas las cosas, quiero decir.
--¿Qué otra canción cumple con tal requisito comunicacional y estético?
--“Conmigo”, porque es un enorme placer cantarla. Pura poesía, una melodía exquisita y un folklore actual... tiene muchas dinámicas y matices, la canción. Es una obra típicamente fattorusiana, seguramente una de las más bellas inspiraciones entre las creaciones de Hugo.
Otro aporte del hermano de Osvaldo fue el de proponer el título del disco. “Lo hizo para evocar esa condición mía de constante viajera que ha unido nuestros caminos”, asegura Rossi. “Además, Voyage es una palabra francesa que suena muy hermosa y que responde a nuestra estética artística… yo estaba muy metida en el tango antes de este disco. Es más, fue el tango el que permitió darme a conocer en grandes escenarios del mundo, porque te abre una puerta en todos lados. Y eso es maravilloso”.
--Te gusta cantar tangos, claro, pero no sos una “cantora de tangos”. Queda clarísimo al escuchar el disco.
--Soy una artística ecléctica y dinámica, y nunca me gustó encasillarme demasiado. De hecho, mis discos de tango son todas propuestas de fusión del género con otras sonoridades como el jazz, la electrónica o la música urbana. En fin, Voyage resume en gran parte mi personalidad artística gracias a esa paleta variada rítmica y poética que me permite navegar por distintas vocalizaciones.
Vuelta a la pregunta inicial: ¿qué tendrá Ana Karina, entonces --además de lo dicho— para concitar la atención de Fattoruso? De entrada, una formación temprana. 3, 4 años tenía cuando grabó unos “repertorios variados”, que aún conserva en casetes caseros. “Cada tanto los escucho, y me sorprendo”, dice. “De niñita, cantaba todo tipo de estilos, incluso el tango. Cualquier música era válida para expresar ese deseo innato de cantar”. Luego, a instancias de sus padres, empezó a estudiar piano. Tenía 7 años entonces, y a los 14 comenzó con sus estudios de musicología. Un año después llegó el turno del canto lírico, y del jazz, hasta que Horacio Ferrer la convocó para trabajar el repertorio rioplatense en la Academia Nacional del tango de Buenos Aires. “Con Ferrer actué durante diez años por escenarios del mundo, interpretando sus poesías. Cuando falleció --justo el día en que nació mi primera hija-- sentí que ese camino que él me abrió, yo lo seguiría transitando con otro gran poeta”, asegura.
En paralelo a su devenir musical, Rossi ejerció el periodismo durante diez años. Trabajó en radio y televisión, como conductora y productora. También dedicó años a la actuación. Siete de ellos en Italia, donde también vivió. “He sido protagonista de algunos musicales”, informa, posada ahora en su participación en la ópera Dandy, un Hamlet del Carnaval, y de otra --que aún conserva-- en la puesta de María de Buenos Aires, que anda por Europa.