San Onofre ya es pasado, apenas cenizas de un infierno que cambia de lugar tras el voraz incendio que la destruyó al finalizar la primera temporada. El presente ahora transcurre en el penal de Puente Viejo, inmediatamente después de aquel final. Sin privilegios, con nuevas reglas y dinámicas de poder a las que tanto Pastor (Juan Minujín) como los Borges (Claudio Rissi y Nicolás Furtado) deberán descubrir con el cuidado de los recién llegados a un lugar donde ni en los cuentos hay carmelitas descalzas. La cuarta temporada de El marginal (que desde hoy miércoles Netflix pone a disposición en su plataforma) asume nuevos territorios y también la incertidumbre por saber qué pasará con personajes que ya no tienen el poder de antaño: solo les quedan sus nombres en la nueva cárcel. Todos parten de cero, pero con facturas aún por saldar. Lo que no cambia en El marginal es la crudeza de una serie que no da respiro y que siempre redobla la apuesta. Una identidad que la convirtió en una de las ficciones nacionales de mayor repercusión de los últimos años.
Tras las precuelas que marcaron las temporadas 2 y 3, la serie producida por Underground y Telemundo Streaming Studios retoma el tiempo cronológico que había puesto en pausa en el fin de la historia original. “Esto no es San Onofre, Palacios. En Puente Viejo hay reglas claras y hay que cumplirlas”, le da la bienvenida Benito Galván (Rodolfo Ranni), el director del nuevo penal, a Pastor, que fue apresado tras un infructuoso intento de salir del salir del país. El director de Puente Viejo es un viejo y no muy buen conocido de Sergio Antín (Gerardo Romano), ahora ascendido a Secretario de Seguridad Penitenciaria, que buscará adueñarse del control de la cárcel. En los pasillos del flamante penal, ese poder está en manos de Coco (Luis Luque), que junto a sus hijos y su yerno (Ariel Staltari) son una especie de “brazo armado” del director y disfrutan ese privilegio en un Pabellón VIP con aire de “famiglia” italiana. Claro que la llegada de Pastor, Mario Borges y Diosito a Puente Viejo pondrá en tensión y en disputa esa organización.
“Cambia el penal y con esa modificación también algo en la historia porque es el ingreso a un lugar nuevo. En realidad, la historia transita por el mismo carril solo que se fondea en el modo que asume el relato y en los personajes que se suman a esta cuarta temporada. Los personajes nuevos le imprimen una cuota de tensión mayor a la que El marginal ya tenía”, le cuenta Rissi a Página/12. “Como sucedió en la temporada 2 -agrega Furtado-, en la que los Borges ingresaban a una cárcel por primera vez y tuvieron que comenzar de la nada a hacer contactos, a ver quién tenía el poder interno y planificar cómo se podía vencer al villano que manejaba todos los hilos, en esta temporada, en la nueva cárcel también pasa un poco eso. Se va a mostrar el camino mediante el cual los Borges intentarán tomar el poder”.
-Esta temporada parece complejizar aún más la trama, porque si bien están los mismos personajes, con las internas al rojo vivo entre Borges y Pastor, la disputa histórica se da con otros pesos específicos y con nuevos protagonistas, que obligan a tejer alianzas y enemistades. Los Borges sin poder y en este nuevo escenario, ¿cambian sus personalidades?
Claudio Rissi: -Los Borges nunca dejan de ser lo que son. El cerebro de Borges va en una dirección y el de Diosito va en otra. Diosito siegue siendo muy impulsivo; no obstante, en esta temporada los errores que puede llegar a cometer terminan desencadenando una situación que -después de pasar un montón de vicisitudes- nos termina favoreciendo. Diosito es el antihéroe perfecto y Borges es el estratega, el que va pergeñando de qué manera poder acceder al lugar de poder y así instalarse como el capo del penal.
-El marginal se destacó por narrar una historia cruda, que no escatima en violencia y que denuncia un modo de vida penitenciario. ¿Qué tono asumirá la serie esta temporada?
Nicolás Furtado: -La serie sigue teniendo condimentos de todo tipo. En el primer capítulo hay mucho suspenso, porque es un episodio largo, que tiene que contar todas las líneas narrativas de cómo llega cada personaje histórico y plasmar las personalidad de los nuevos. Después, superado el primer episodio, el ritmo empieza a ir como nos tiene acostumbrado la serie.
C.R.: -La presentación de los nuevos persones, como los de Pipo Luque y Rodolfo Ranni, siempre condiciona la apertura de una temporada. Son personajes de peso en esta temporada. En el caso de Luque, además, hay que contar todo su entorno, que es muy particular, y el relato debe estar al servicio de esa nueva “familia” que maneja el poder en Puente Viejo.
-¿Por qué creen que El marginal atrae tanto? No es común que una serie argentina alcance las cuatro temporadas, con la seguridad de que se va a estrenar una quinta.
N.F.: -El marginal debe ser la única serie argentina que tenga cinco temporadas, como hasta ahora va a tener la ficción. En ese sentido, marcó algo distinto en la historia de las series argentinas. Creo que salió justo en un momento en el que Netflix comenzaba a ser un boom, en el que la plataforma se plasmaba como una cosa nueva que acercaba historias a la gente, a otros países, y globalizó los fenómenos audiovisuales. El marginal cayó justo en ese momento, en ese trampolín que la llevó a lugares que supo sostener. Y más allá de la exhibición, obviamente la serie tiene virtudes particulares: es un policial que tiene mucha acción pero con un profundo dramatismo de personajes. Es una serie que, además, es transversal en su consumo: la ven distintas clases sociales, de diferentes edades y gustos, porque tiene muchos condimentos que hicieron que la serie sea tan masiva.
C.R.: -Hace siete años que empezamos a hacer El marginal, cuando empezó la aventura en aquella primera temporada que ahora se continúa en esta cuarta. Es muy raro poder mantener un equipo en el tiempo. De la primera temporada a la segunda pasaron dos años, y casi dos de la tercera a la cuarta. Y después pasó mucho más tiempo hasta que se estrenaran. La cuarta temporada la grabamos en marzo de 2021 y recién ahora ve la luz. Los personajes y los actores hemos tenido variaciones en nuestras vidas en este tiempo, y sin embargo pudimos y quisimos seguir siendo parte de El marginal.
-En un punto, El marginal parece haber cuestionado cualquier fórmula. Es una serie que combina el suspenso, la violencia, el drama, en medio de una comunidad cerrada como la carcelaria, y sin embargo le fue muy bien tanto en TV abierta (en la TV Pública alcanzó altos niveles de audiencia) como en el universo de plataforma.
C.R.: -Trato de ver qué es lo que se produjo alrededor de la serie. Creo que sólo un sociólogo podría comprender el fenómeno alrededor de El marginal. Lo digo honestamente. Estoy tremendamente agradecido a que eso ocurra y formar parte de esto, pero la serie ha llegado a un punto de popularidad que era inesperado. De hecho, nunca pensamos hacer ni la segunda y ya terminamos de grabar la quinta. Nos ha sorprendido a todos. ¿Dónde pegó? Esa es una pregunta de múltiples respuestas. El nivel de producción de El marginal es superlativo. La cuarta temporada está hecha en una cárcel que se hizo especialmente, gracias a la directora de arte (Julia Freid) que construyó muros dentro de lo que era una fábrica. Lo que ha hecho todo el equipo de arte es maravilloso, no se puede soslayar. Los directores tuvieron que adaptarse a estos nuevos escenarios y al poder que impone la historia, y lo han hecho muy bien. Todo eso colabora a que la serie tenga el agradecimiento del público. El marginal es el resultado de un gran esfuerzo colectivo. Técnicos, productores, vestuario, maquillaje, efectos especiales, actores y extras que han tenido una voluntad increíble. El espectador agradece el nivel de producción y amor con lo que se ha hecho. ¡Y la historia! Uno puede ponerle todo el decorado del mundo, pero sin una gran historia no sucede nada. El marginal está vivo, late, todo el tiempo está pulsando. Eso lo percibe el espectador y por eso nos acompaña.
Un repaso por cada temporada
Idas y vueltas en el tiempo
La cuarta temporada de El marginal no será la definitiva de la serie creada por Israel Caetano y Sebastián Ortega. La ficción carcelaria acaba de terminar de grabar la quinta temporada, que también será parte del catálogo de Netflix próximamente. Claro que, entre sus particularidades, El marginal ostenta haber sido la primera serie argentina en tener precuelas de su historia original, en un formato que no cumplió con un orden cronológico, y se animó a ir y venir en el tiempo. Protagonizada por Juan Minujín, Nicolás Furtado, Martina Gusmán, Claudio Rissi y Gerardo Romano, y con las incorporaciones de Luis Luque, Rodolfo Ranni, Ariel Staltari y un gran elenco, esta nueva entrega continuará con la historia de los personajes después del incendio de San Onofre, que marcó el final de la primera temporada. Acá va un repaso de lo que sucedió en cada temporada:
Primera temporada (2016)
El expolicía Miguel Palacios (Minujín) ingresa como convicto en la prisión de San Onofre con una identidad falsa, Pastor, y una causa inventada. Su misión es infiltrarse dentro de una banda mixta de presos y carceleros que opera desde adentro del penal, liderada por Mario Borges (Rissi) y Diosito (Furtado). El grupo acaba de secuestrar a Luna Lunati (Maite Lanata), la hija adolescente de un corrupto juez de la Nación. La misión de Miguel consiste en hallar a los captores y descubrir el paradero de la joven. El penal de San Onofre es dirigido por Sergio Antín (Gerardo Romano), quien tiene un vínculo de complicidad con los negocios de los Borges. En el patio se encuentra la “Sub21”, un grupo de jóvenes presos que anhelan terminar con los Borges y ser los capos de la cárcel. Por otro lado, la asistente social del sistema penitenciario, Emma Molinari (Martina Gusmán), se involucra profesional y emocionalmente en la vida de Pastor. Tras descubrir que Luna se encuentra cautiva en un área de la cárcel y lograr su liberación, Pastor es traicionado. Queda tras las rejas como un preso más, sin testigos que conozcan su verdadera identidad, y rodeado por los peores delincuentes y asesinos. Pronto comprende que solamente escapando puede salvar su vida y recuperar su nombre. Y finalmente lo consigue.
Segunda temporada (2018)
La historia transcurre tres años antes que la primera. Los hermanos "Borges", Mario y Diosito llegan al penal de San Onofre y se ven envueltos en una guerra de poder contra "El Sapo" Quiroga (Roly Serrano), el “capanga” de la cárcel. Los Borges hacen una alianza con Patricio "El Doc" Salgado (Esteban Lamothe), un médico anestesista encerrado por un crimen que no cometió, en un vínculo clave de supervivencia. Finalmente, los Borges se convierten en los "capos" del penal, en una alianza con el versátil director Antín.
Tercera temporada (2019)
Cronológicamente transcurre entre la segunda y la primera temporada, dos años después de terminar con “El Sapo” y un año antes del secuestro de Luna. Los hermanos Borges han consolidado su poder en el penal de San Onofre. Por pedido de Antín, los Borges deben proteger a un interno recién llegado, Cristian Pardo (Lorenzo Ferro), el hijo de un empresario poderoso (Gustavo Garzón). Emma lidia con los traumas que el motín le dejó y los jóvenes de la “Sub 21” intentan destronar a los Borges, para lo cual tejen alianzas con el preso exboxeador Oliverio Bruni (Alejandro Awada) y con Pantera (Ignacio Sureda).
Cuarta temporada (2022)
La cuarta temporada es la continuidad en el tiempo de la ficción de la primera. Tras del incendio de San Onofre, los destinos de Pastor, Mario Borges y Diosito vuelven a cruzarse en el penal de Puente Viejo. El reencuentro entre Pastor y Diosito revivirá fuertes sentimientos para ambos. A esta confrontación se suma César (Abel Ayala), quien fue trasladado allí y lidera el grupo que representa a la “Sub21”. Desde afuera, Antín operará para adueñarse del poder de la cárcel, enfrentando al director actual. Y Emma trabajará para ayudar a Pastor en un nuevo y peligroso intento de fuga. ¿Lo logrará?
Ya está lista la quinta temporada
Éxito sin precedentes
El éxito de El marginal resulta interesante de analizar. Un aspecto imposible de soslayar es la evidencia de que el apoyo estatal a la producción de ficción puede ser virtuoso. De hecho, la ficción que hoy se puede ver sólo en Netflix fue ganadora de concurso de ficción de prime time organizados por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) en 2015, apoyo sin el cual hubiera sido posible realizarla. Incluso, aquella primera temporada fue grabada en 2015 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y estrenada en 2016, ya con Cambiemos manejando los destinos de la TV Pública. Ese círculo se terminó cerrando con la inclusión de la serie de Underground en la plataforma de Netflix, que le incrementó y fidelizó la audiencia. En la TV Pública, la primera temporada tuvo un promedio de 2,9 puntos, mientras que en la segunda -ya con Netflix como complemento de exhibición- la ficción tuvo un promedio general de 9,4 puntos, según Kantar Ibope Media. Lejos de perder atractivo, la tercera temporada sumó audiencia y midió en el canal estatal 9,6 puntos. A diferencia de las anteriores, la cuarta temporada sólo se verá por el servicio de streaming, donde se calcula que El marginal superó largamente los 40 millones de visualizaciones.
La serie ganó el Gran Premio Internacional en el Festival Series Manía, según la decisión de un jurado presidido por David Chase, creador de Los Soprano, y compuesto por Jael Abecassis, Amira Casar, Tony Grisoni y Fanny Herrero. Además, la cadena Telemundo compró los derechos de la serie para hacer su propia versión para el mercado estadounidense, donde en 2018 estrenó El recluso, protagonizada por el argentino Ignacio Serricchio. En agosto de 2019, NBC Universal Telemundo adquirió Underground Contenidos, la productora fundada en 2006 por Sebastián Ortega y Pablo Culell, creadora de ficciones como LaLola, Graduados, Historia de un clan y El ángel, entre otras series y películas.