Los libros llegan al mar gracias a la V edición de la Feria del Libro de Editoriales Independientes de Mar Azul, que empezará este jueves y se extenderá hasta el lunes 24, organizada por la editorial La Flor Azul y La Zorra Cafetería. Se trata de una feria callejera, gratuita y nocturna, ubicada en las calles Punta del Este y 35, donde se reúnen los propios editores para ofrecer los catálogos de Sudestada, Las Cuarenta, Mil botellas, Blatt & Ríos, La Coop, Beatriz Viterbo, Malisia, Eloísa Cartonera, Milena Caserola, Gourmet Musical, Godot, Sigilo, Limonero, La Cebra y Nebli, entre otras. Cada noche habrá presentaciones de libros, lecturas y música en vivo. Como se lo extraña tanto a Juan Forn, habitué de esta feria desde 2017, habrá una suerte de homenaje, el sábado a las 19, cuando el payador Pablo Solo Díaz lea Nieblita del Yí, un libro para niños que Forn escribió junto a su compañera, María Domínguez.
La voz de Pablo Franco, creador de la editorial La Flor Azul y organizador de la Feria, llega desde Mar Azul atravesada por la emoción. “Yo era amigo de Juan, soy todavía... Así lo siento por lo menos. Nos veíamos todos los días, conversábamos mucho”, cuenta Franco a Página/12. “Guillermo Saccomanno dice que aún discute con él. Yo no discutía, aprendía de edición y de literatura; era un lujo hablar todo el tiempo de libros y de escritores. También fui su alumno en el taller. Lo extraño. Todos por acá lo extrañamos. Cuando él aparecía, llegaba junto con su sonrisa una sensación de alegría. Es raro que eso ya no suceda. Se fue tan contento, tan feliz con su familia y su nuevo libro, y tan de repente, que no tuvimos tiempo a sufrir. Fue como el final de una de sus contratapas, perfecto. Ahora lo queremos más que antes todavía. Su recuerdo tiene esa alegría que él tenía”, subraya el editor y agrega que Nieblita del Yí, ilustrado por Teresita Olhaberry, es un “regalo” que dejó Forn.
Entre las actividades culturales de esta edición de la Feria de Editoriales Independientes de Mar Azul se destaca la presentación de la colección Serenata de papel y el libro Jugar en la Biblioteca, de Pupek, una editorial comprometida con las infancias, la inclusión y la promoción de la lectura (jueves a las 19). También se presentará el libro Franceses: esfuércense un poco más si quieren ser republicanos, de Marqués de Sade, publicado por La Cebra (jueves a las 20). Dos escritoras conversarán sobre sus libros: Mariana Docampo, autora de Estrella Negra, publicada por Leteo; y Vanesa Guerra, autora de La lengua del desierto, editada por Buena Vista (jueves a las 21). Para cerrar la primera noche de feria, la cantautora y artista de Villa Gesell, Laila Farinola, cantará canciones de su nuevo material, El trazo de los pájaros (jueves a las 22).
Habrá más presentaciones de libros como Frankie, de Daniel Villaverde, novela sobre un niño que descubre la ciudad de Buenos Aires, editada por La Flor Azul en la nueva colección de ficción contemporánea (viernes a las 20); La evolución de octubre, libro de poemas peronistas de Jorge Dorio, publicado por Las Cuarenta (viernes a las 21); Subrogar, de Natalia Peroni, una novela que aborda la subrogación de vientres, editada por La Flor Azul (sábado a las 20); y Era tiempo, de María Laura Vásquez, publicado por Milena Caserola, una lectura de la pandemia en clave feminista (domingo a las 20).
El cantante y compositor Tomi Lebrero interpretará una selección de su repertorio (sábado a las 22); la cantante Nayla Beltrán compartirá sus décimas feministas recientemente publicadas en libro, acompañada por el payador Pablo Solo Díaz, recitando e improvisando (domingo a las 21); y la poeta Roberta Iannamico ofrecerá sus delicadas canciones minimalistas (lunes 24, a las 20).
Franco desea que este año sea el regreso a la normalidad de la edición independiente, recuperar ese “estado de feria permanente” que se vivía previo al Covid. “A los editores la pandemia nos puso ante un desafío, pero también es cierto que el libro como objeto se valorizó ante tanta pantalla. Y con el libro también se valorizó el trabajo del editor, en tanto que debemos elegir y modificar textos para que funcionen en la nueva realidad. El desafío es cada vez mayor; hay muchos pequeños sellos trabajando, y es maravilloso, pero a la vez hay que saber encontrar los libros que funcionen en cada catálogo y que aporten cosas nuevas”, explica el creador de La Flor Azul.
“Para mí no significa nada el hecho de vivir en el interior del país, o mejor dicho fuera de Buenos Aires", aclara Franco. "No está bueno pensar que fuera de la capital es más difícil, o algo por el estilo. En esa diferenciación muchas veces subyace la idea de una cultura superior. Como se decía en mi pueblo cuando llegaban las actividades de los ministerios de Provincia o de Nación: ‘bajaban’ a traer cultura. A veces no tienen idea de lo ofensiva que es esa actitud. Con las editoriales es lo mismo. Hay miles de editoriales por todo el país, y muchas están publicando obras fundamentales de la cultura. El análisis debería ser por la calidad de los catálogos; es por ahí por donde nos expresamos los editores”.
La Flor Azul, la editorial creada por Franco, ha publicado Mi sangre yagán, de Víctor Vargas Filgueira; Tehuelches y fueguinos en zoológicos humanos, de Norma Sosa; Bepo. Vida secreta de un linyera, de Hugo Nario; y Memorial de los infiernos, de Julio Ardiles Gray, entre otros títulos, además de reeditar Indios, ejército y frontera, de David Viñas; La patria equivocada, de Dalmiro Sáenz; y Una ideal genial, de I Acevedo. “Nuestro catálogo es sobre temas argentinos. Hay cierta preferencia por los pueblos originarios y por testimonios de personas que vivieron momentos claves de nuestra historia. No nos importa mucho el género, pero sí que el libro sea un buen artefacto”, plantea Franco y pondera que la ventaja de la edición independiente consiste en la libertad de elegir un catálogo propio y de trabajar con autores que traen ideas nuevas.
“Muchas veces los autores dudan del criterio de un editor de un pequeño sello; digamos que todo es más discutible, desde la foto de tapa hasta la contratapa. Para mí el tamaño de la editorial no significa nada, casi nadie gana mucho dinero con los libros; muchos no ganamos nada. Pero hay buenos libros, y todos estamos tratando de publicarlos. Cuando logramos hacerlo es algo especial, la sensación de la tarea cumplida”, concluye Franco.