Como no hubo convocatoria oficial a la reunión con el ministro de Economía, Martín Guzmán, la mesa nacional de Juntos por el Cambio se perdió la posibilidad de aceptarla o rechazarla a último momento. En su lugar, como tenían previsto, se reunieron y emitieron un comunicado en el que aseguraron que están dispuestos al diálogo aunque, a su vez, dieron por cerrada cualquier instancia para dialogar. Fue después de 24 horas de cuestionamientos por la supuesta suspensión del encuentro entre Guzmán y los gobernadores opositores para hablar sobre la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde el Gobierno no lo consideraron suspendido, dado que oficialmente nunca le pusieron fecha. El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, que inicialmente rechazó concurrir a la reunión que sí se hizo con gobernadores en el Museo del Bicentenario el 5 de enero, ahora se quejó de que no lo convoquen.
Larreta fue quien picó en punta con la posición de no dialogar. Aseguró, como argumentos que era una "reunión política" y poco seria. Luego sí aceptó ir a otro encuentro en el Congreso, del que iban a participar los jefes de bloque, incluído Máximo Kirchner, y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Esa, en cambio, no sería una "reunión política" para él.
El volantazo se debió a que el jefe de Gobierno sufrió hace dos semanas una jugada del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, que se plantó como interlocutor con Alberto Fernández, negoció para que los mandatarios radicales enviaran a sus vicegobernadores al encuentro con Guzman que se realizó en la primera semana de enero (el único en no enviar a nadie fue Larreta) y aseguró que iba a haber una nueva reunión el lunes de la semana pasada. A esa reunión fue a la que se subió Larreta, cuando ya estaba claro que iban a ir los tres gobernadores radicales.
Pero en el medio siguieron las disputas internas en la coalición opositora, con la presidenta del PRO Patricia Bullrich que, por afuera, salió a reclamar que no fueran a esa convocatoria porque era "sarasa" y, por adentro, presionó para poner un sinfin de condiciones para que se llevara a cabo. El encuentro ya se había postegado una semana y una fecha tentativa era este martes. Pero desde el Gobierno advierten que nunca llegaron a confirmarlo, por lo que no se suspendió.
Desde la oposición, en cambio, lo consideraron cancelado y definieron que ya no aceptarán reunirse con Guzmán. Un giro completo que empezó con la intransigencia total, siguió con una posibilidad de encuentro cascoteada por el ala dura y un cierre con intransigencia de nuevo. Fatality de Patricia Bullrich.
Larreta se sumó al coro que en las últimas 24 horas cuestionó al Gobierno (coro que incluyó a quienes se oponían al encuentro, como Bullrich, y ahora critican que no se haga). "No hay reunión porque el Gobierno nacional no nos convocó. Estaba previsto, pero no nos convocó nunca. Estábamos con toda la predisposición de participar. Pero lo más preocupante es que no hay un plan económico que nos diga cómo la Argentina va a crecer", sostuvo Larreta, quien en un primer momento no quería ir al encuentro.
Por su parte, Elisa Carrió compartió la posición de la Coalición Cívica sobre la negociación con el FMI: "Necesitamos un acuerdo serio y sin improvisación por el bien de toda la Argentina y para que las cosas no empeoren. Si existiere una carta de intención de acuerdo con el FMI su tratamiento en el Congreso debe ser transparente con todas las fuerzas políticas y de cara a la gente", dice. La socia fundadora de Juntos por el Cambio no aclaró qué posición tomará de existir ese acuerdo: "Llegado el momento analizaremos con la seriedad y responsabilidad que merece el caso, para eso esperamos que el Congreso cuente con la información necesaria. Juntos por el Cambio debe velar por la transparencia institucional y evitar caer en trampas evidentes", le criticó a Morales.
Originalmente, si la reunión se hacía el martes por la tarde, la mesa nacional de Juntos por el Cambio se había dado cita más temprano y se arrogaba la posibilidad de decidir a último momento no ir. Por ejemplo, los lilitos solo aceptaban ir si se hacía en el Congreso. Si Guzmán los invitaba al ministerio de Economía, no pensaban asistir.
No hubo que discutir nada de eso, al final. En el encuentro, consensuaron un comunicado para seguir cuestionando al Gobierno por la situación económica. La opinión general es que la reunión con Guzmán no se hacía porque "no tiene más precisiones que las que ya dio, o no las quiere dar". Es que los opositores pusieron como condición para reunirse que Guzmán abriera todos los números de la negociación. En el comunicado siguieron la línea de Larreta de la ausencia de un plan económico. No hubo menciones, por supuesto, al origen de la deuda en cuestión, tomada por Mauricio Macri sin reuniones en el Congreso ni en ninguna otra parte.
"Necesitamos un acuerdo serio y sin improvisaciones por el bien de toda la Argentina. Cuando exista una carta de intención con el Fondo Monetario Internacional (FMI), su tratamiento en el Congreso debe ser transparente con todas las fuerzas políticas y de cara a la gente. Juntos por el Cambio ha dado siempre muestras de colaboración y responsabilidad para el logro de acuerdos financieros internacionales", aseguraron, con párrafos tomados directamente del comunicado de la Coalición Cívica.
En Juntos por el Cambio ya dan por cerrada la posibilidad de reunirse con el Gobierno y se desentienden de la suerte de la negociación. Tendrán una reunión de la mesa nacional que será presencial, con varias horas de trabajo, el 9 de febrero. Y el 18 de febrero habrá un encuentro nacional de legisladores.