Desde Washington

La inflación más alta de los últimos 40 años, una aprobación similar a la que tenía Donald Trump y una agenda legislativa virtualmente paralizada. Ese es el contexto en el que el demócrata Joe Biden cumple este jueves su primer año como presidente de Estados Unidos. A pesar de eso, el mandatario se mostró satisfecho con lo realizado en el período. En una conferencia de prensa, habló de “desafíos” y de “un enorme progreso” al caracterizar su primer año en la Casa Blanca. Pero tanto las encuestas difundidas en los últimos días como la lista de logros dicen otra cosa.

Pico de pandemia

Cuando Biden asumió la presidencia, en una ceremonia atípica y en una ciudad militarizada, Estados Unidos apenas comenzaba a vacunar a su población en medio de una fuerte subida de casos de Covid-19. Un año después, a pesar de las medidas tomadas por el Gobierno estadounidense, que fueron desde leyes para garantizar la producción de insumos hasta la obligatoriedad de estar vacunado para trabajar en el Estado, el porcentaje de la población que tiene el esquema completo y está protegida contra la enfermedad se mantiene por debajo del 70 por ciento. El país atraviesa la peor ola de contagios desde el comienzo de la pandemia y a principios de enero superó el millón de casos diarios.

Según el sondeo más reciente de Gallup, solo el 40 por ciento de las personas adultas en Estados Unidos aprueban el desempeño de Biden como presidente. El número no solo es el más bajo hasta la fecha para el mandatario, sino también es similar al que tenía su antecesor antes de dejar la presidencia. Aunque algunos cuestionamientos se centran en los resultados mixtos conseguidos en el manejo de la pandemia, todos los sondeos apuntan a que el descontento de la población está enfocado principalmente en la situación económica.

Empleo, precios, competencia e inflación

Biden, sin embargo, insiste en destacar el trabajo que viene realizando en ese ámbito. La administración demócrata se enorgulleció este miércoles de que 2021 fue el año de mayor creación de empleo en la historia del país, con más de seis millones de nuevos puestos de trabajo. Resaltó también que la tasa de desempleo bajó del 6,2 por ciento al 3,9. No aclaró que Estados Unidos venía de una caída récord causada por la pandemia en 2020.

La principal crítica que aparece en las encuestas es la suba de precios, que llegó al siete por ciento interanual según los números de diciembre pasado. A pesar de que Biden dijo este miércoles que no cree en los sondeos, la Casa Blanca no ignora este sentimiento que cada vez se expande más en una población que no está acostumbrada a la inflación. “Necesitamos controlar la inflación”, dijo el mandatario.

El Gobierno estadounidense apunta a disrupciones en la cadena de producción como una de las causas de las subas de precios, algo que adjudica a la pandemia. “La inflación tiene todo que ver con la cadena de producción y creo que lo que se ve es que hemos progresado en acelerar el acceso a los materiales”, sostuvo Biden.

En los últimos meses, su gobierno decidió cuestionar también la falta de competencia en los distintos sectores. “Cuatro grandes empresas dominan el mercado”, enfatizó este miércoles Biden al quejarse de la industria de la carne al comienzo de su conferencia de prensa. “Soy un capitalista. El capitalismo sin competencia no es capitalismo”, agregó.

Tecnología

En los últimos días, una nueva crítica apuntó contra la falta de planificación en la implementación de la red 5G en el país, que llevó al Gobierno a pedirle a las empresas de telecomunicación demorar la activación de la red. Lo hizo ante un pedido de las aerolíneas, que amenazaron con suspender vuelos porque las frecuencias podían causar problemas cerca de los aeropuertos. Consultado sobre la capacidad del gobierno para responder ante estos temas, Biden igualmente respondió que estaba satisfecho con la forma en la que su administración los ha manejado hasta el momento.

Política exterior

No es el único aspecto en el que la gestión demócrata se vio cuestionada en el último año. En agosto, después de la desastrosa retirada de Afganistán, la aprobación de Biden comenzó a caer y, por primera vez en lo que iba de su gobierno, el porcentaje de desaprobación superó al respaldo que le daba la población. En ese momento, la capacidad de gestión de gobierno de Biden fue blanco de críticas no solo internas, sino también a nivel internacional, en especial de los aliados que no estaban informados de los planes del Gobierno estadounidense.

Tal vez uno de los principales cambios que trajo la Administración Biden haya sido el enfoque en la política exterior. Una perspectiva que no es nueva, pero que dista de ser la que tenía el Gobierno de Trump. Por un lado, el trabajo de recomposición de las relaciones con los aliados, especialmente los de la OTAN, a quienes Trump había criticado fuertemente. Por el otro, una mayor oposición a Rusia y a China, los principales rivales geopolíticos del país norteamericano.

El Gobierno de Biden está principalmente preocupado por la situación entre la frontera entre Rusia y Ucrania y lleva meses advirtiendo a Rusia con posibles sanciones. En la conferencia de prensa de este miércoles, Biden predijo una invasión y sostuvo que “será un desastre” para Moscú. “El presidente Biden ha sido claro con el presidente ruso: si las fuerzas militares rusas cruzan la frontera ucraniana, es una invasión”, dijo luego la secretaria de Prensa, Jen Psaki, en un comunicado. “Y recibirá una respuesta unida, severa y rápida de los Estados Unidos y nuestros aliados”, agregó.

Aunque Rusia y China se llevan actualmente la principal atención de la política exterior de Estados Unidos, la presidencia de Biden también viene señalando una relación distinta con Latinoamérica. En la conferencia de prensa, el mandatario sostuvo que las decisiones de política exterior de Trump causaron “mucho daño” a la relación con la región y que ahora está “en contacto con los líderes” de Sudamérica y Centroamérica. Sin embargo, descartó un viaje en el corto plazo. “Va a llevar un tiempo”, dijo.

Inclusión

La nueva gestión demócrata tiene otras características que la diferencian de la anterior. El Gobierno de Biden destaca que es el más diverso en la historia del país, con la mayor cantidad de mujeres, personas discapacitadas, miembros de la comunidad LGBTQ+ y descendientes de inmigrantes. Se enorgullece también de las inversiones que ha hecho en vehículos eléctricos y en industrias verdes. La atención que la nueva administración le presta a los temas ambientales contrasta con la actitud que tenía el anterior gobierno republicano: Biden hizo de la crisis climática un tema central en su política exterior.

Presente y futuro

Le quedan por delante tres años en los que no tiene asegurado conseguir los logros que prometió en campaña. El principal obstáculo está en el Congreso, aunque el Partido Demócrata tiene mayoría en la Cámara de Representantes y la vicepresidenta Kamala Harris puede intervenir favorablemente en el caso de un empate en el Senado.

En el Congreso, las iniciativas de Biden están ahora paralizadas. Su principal paquete de infraestructura, Reconstruir Mejor, no encuentra el apoyo que necesita para ser aprobado. Los proyectos referidos a ampliación de derechos electorales tampoco. Aunque el presidente y sus colaboradores insisten en apuntar contra el Partido Republicano, los problemas para la Casa Blanca vienen de no poder convencer a los integrantes de su propio espacio.

Consultado en la conferencia de prensa si cree que el paquete Reconstruir mejor será aprobado, Biden se mostró confiado en que grandes tramos del plan se convertirán en ley, pero no dijo cuáles ni cómo. Para el Gobierno es importante que eso suceda cuanto antes. Es un año electoral y el Partido Demócrata no tiene garantizado retener el control de las cámaras del Congreso después de las elecciones legislativas de noviembre. Los números, por ahora, indican que el electorado no parece estar muy contento con el camino actual.